l cruce de divisas euro-dólar (EURUSD) se encuentra en un punto de cambio de tendencia de largo plazo o de confirmación de tendencia bajista, y los eventos de los próximos meses van a indicar cuál será su dirección.

En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) ya fue avisando que su política de estímulos monetarios seguirá hasta por lo menos el mes de septiembre, y en lo que concierne a las tasas de interés, seguirá monitoreando la evolución de la economía, el PIB, el empleo y la inflación, que está cerca del 1,2% al año, aún lejos de su objetivo del 2% anual. Por ahora y por unos meses más, la tasa de interés europea seguirá en cero (0%). El rendimiento del bono del Tesoro de Europa a 10 años cotiza en el 0,57%.

El último 20 de marzo, escribía que el par EURUSD estaba tocando un punto de confirmación de tendencia bajista de largo plazo. Han pasado dos meses y la divisa común europea corrige de 1,2334 a 1,1812 (un -4,23%); la performance al año ya va negativa en el -2,03%. La volatilidad implícita a un mes subió de 6,86% hasta 7,65%, y el ratio del 25 delta risk reversal, que estaba positivo en +0,15, cotiza ahora en negativo en -0,7%.

La pregunta es: ¿está sobrevendido o sigue caro en el mediano plazo?

La tendencia alcista del euro en 2017 y a principios de este año se debió a dos factores: la dinámica de la economía de la eurozona, con los estímulos monetarios para crear un ambiente de liquidez en los mercados europeos, y la política monetaria acomodaticia de los Estados Unidos, que fue suave en relación a las tasas de interés, con lo que provocó una tendencia a la baja del dólar a nivel global este último año.

Después de un mes de febrero de fuerte volatilidad, con los mercados de acciones en corrección, el billete verde tocó mínimos en ese mes.

En marzo, se nombró al nuevo gobernador de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, que inició su mandato con un discurso de política moderada, siendo que se espera una subida de la tasa de interés del dólar dos veces más este año. Por ahora, la tasa se sitúa en el 1,75% y se espera que llegue al 2,25%-2,50%.

Si hasta febrero la presión inflacionista en los Estados Unidos no era visible, ese escenario se alteró a partir del mes de marzo. Si hasta ese momento, la Fed preveía una inflación por debajo de su objetivo del 2% para este año (del 1,9% para el final de 2018), hoy el mercado de divisas especula que la inflación estadounidense probablemente se quedará en el 2,1%, creando una cierta presión en el dólar.

Los datos relativos a la economía de los Estados Unidos siguen mostrando una economía fuerte, con el empleo en valores récord y el consumo en crecimiento, y con subida de los precios de la energía, debido en gran parte a la inestabilidad geopolítica.

En este momento, los riesgos para la economía estadounidense son el factor político: la inestabilidad creada en torno a los tweets del presidente, Donald Trump. El riesgo de un extremo de posiciones en las relaciones delicadas con el Medio Oriente y en la península coreana.

Los mercados de acciones están sobrevalorizados, y muestran alguna resistencia para tocar nuevos máximos.

El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años se sitúa en su valor más alto, en el 3,10%, y puede decirse que han experimentado una subida en flecha desde diciembre pasado, cuando valían un 2,45%. Sin embargo, debemos tener alguna reserva en relación a la diferencia de los rendimientos acortados a largo plazo: una curva plana indica, por norma, un cambio de las condiciones económicas a mediano plazo; o se produce una contracción del PIB o, en el peor de los casos, una recesión. Es decir, el rendimiento de los bonos del Tesoro de los EE.UU. a 10 años debe estar con una diferencia sostenida en relación a los bonos de 2 años, lo que en realidad no se verifica en la actualidad.

En el lado europeo, si la dinámica de la economía de la eurozona impuso a la divisa común europea los máximos de 1,2557, en estos últimos meses, los datos económicos han hecho algún realismo al valor del cruce euro-dólar (EURUSD). Primero fue la inflación, que volvió a percibir y mostrar una resiliencia en subir; después, el crecimiento esperado tampoco supera las estimaciones de los mercados, un mercado laboral aún muy débil y los índices de confianza por el piso, con los famosos ZEW e IFO en Alemania y la eurozona, en gran parte por la inestabilidad creada por la “guerra comercial” con los Estados Unidos, y más recientemente, la inestabilidad política en la tercera mayor economía de la eurozona, Italia.

Este último factor puede afectar a las economías del sur de Europa. En primer lugar, la prima de riesgo de esos países puede elevarse, así como los costes de financiación; y la baja del euro, perjudica las importaciones y va a crear presión inflacionista, y por otro lado, las exportaciones se vuelven más competitivas.