Cuando realizamos ciertas posturas o asanas, crece nuestra conciencia corporal y la confianza en nosotros mismos. Confiar en nuestras posibilidades es indispensable para poder ejecutarlas con éxito. Cuando realizamos posturas en pareja, esta necesidad de confianza se proyecta hacia el compañero. Por ello, debe existir la tranquilidad de que la pareja va a responder como debe para que puedas alcanzar la posición con éxito.

Compañerismo
Nada mejor para afianzar una relación, que tener que ceder en algunos casos cuando el otro no se ve capaz de ciertas posturas. Ambos debéis estar al mismo nivel para poder crecer y evolucionar juntos.

Confianza
Sin confianza en la pareja es imposible que las asanas puedan salir bien, especialmente aquellas en las que dependes de la estabilidad del compañero. Por ello, el yoga te conduce hacia la confianza, en ti mismo y en el acompañante.

Compartir el conocimiento
El yoga es un camino de profundo conocimiento interior. Compartiendo la práctica con tu pareja, serás partícipe de su propio autodescubrimiento. Ser cómplices de los avances y logros del otro, no tiene precio.

Diversión
Pero la práctica del yoga, más allá del autoconocimiento, la calma, la respiración y el silencio, también es pasión, diversión y entusiasmo. Realizando ciertas posturas de yoga con tu pareja te reirás y pasarás rato inolvidables que os ayudarán a disfrutar vuestra relación, más allá de la sesión.

Nombre:  AdobeStock_125594924-620x413.jpeg
Visitas: 1232
Tamaño: 34.4 KB