Las sociedades cotizadas están sujetas a la obligación de informar constantemente. Estos informes son respecto a balances y a toda información que se diga relevante.

La información tiene un carácter tan importante en el mercado de capitales que los reguladores garantizan la igualdad de ella para evitar la especulación informativa.

En una época en la que se habla tanto de las “fake news” (noticias falsas), lo que nos interesa es discutir la cuestión de si, existiendo tanta multiplicación de puntos de vista, ¿puede ser que estén distorsionando el entendimiento de un fenómeno más complejo como lo es el mercado de capitales?

¿Será que hay un exceso de información con pocos hechos relevantes?

Esta pregunta levanta muchas preocupaciones legítimas, teniendo en cuenta que el “arte” de informar luce muy buena salud. Algunos ejemplos recientes demuestran que no se retrocede ante nada para reforzar un discurso tendencioso, porque casi todo está permitido. La realidad es que detrás de una información existen siempre las ganas de un actor, y solo la intención de ese actor permitiría saber el tipo de información.

El libro de Sun Tzu “El Arte de la Guerra” ha sido un manual perfecto de técnicas aplicadas a la información moderna. La técnica de las pistas falsas, del complot, del farol, las previsiones equivocadas o muchas veces falsas, las comparaciones convenientes, el efecto lupa para ampliar hechos no relevantes, todo sirve para conseguir pasar una imagen, un concepto, un objetivo. No existe ninguna carga peyorativa en este tipo de constatación: le guste o no, este parece ser el mundo en el que vivimos, y estas parecen ser las reglas de la información.

La cuestión de los números en el mercado de capitales, por ejemplo, es muy interesante porque cualquier número solo tiene un significado si se compara con otro. Por ejemplo, los indicadores económicos ven sus números ampliados por los intervinientes en los mercados financieros. Estos números tienen el valor que tienen; los que salen son provisorios y la corrección que va después tiene mucho menos interés porque el enfoque está en nuevos provisorios. Los comentarios a estas mismas cifras, que normalmente se hacen en caliente, forman parte de la presión de la “desinformación” que viven los mercados. Repare en la diferencia que se da en el trato de la información de coyuntura de cualquier país, y el trato de ese mismo tipo de información en los Estados Unidos.

De cara a todas estas particularidades, ¿será que existen aún lugar para la verdadera información con espíritu de verdad verdadera? Es probable que no. Los teóricos del marketing guerrero ven la “no-verdad” como un elemento natural de la vida económica. Ellos mejor que nadie saben que un plan operativo coordenado de la información permite resultados notables ante la opinión pública. También saben que lo desmentido no es una esponja que limpia, sino que solo se sobrepone a una información anterior y genera confusión en los espíritus.

Parece que está claro que en la información existe una dificultad cada vez mayor para entender fenómenos más complejos. ¿Será que el exceso de información está debilitando la información?