Las autoridades de China están inyectando liquidez adicional al sistema financiero y canalizando el crédito a firmas pequeñas y medianas, mientras el gobierno se apresta a relajar más las condiciones monetarias para mitigar los potenciales efectos en su economía de la guerra arancelaria con Estados Unidos.

La segunda mayor economía del mundo ya ha comenzado a perder impulso este año tras una campaña del gobierno para reducir la acumulación de deuda que elevó los costos de financiamiento, lo que afectó la producción fabril, la inversión de negocios y el sector de propiedades.

En momentos en que el conflicto comercial aumenta los riesgos para los exportadores y el crecimiento del PBI, muchos economistas esperan que el banco central aplique nuevos recortes al encaje bancario en los próximos meses, luego de haber implementado tres disminuciones en lo que va de este año.

Sin embargo, pocos prevén un recorte de la tasa de interés de referencia en lo que resta del 2018, ya que las autoridades monetarias están intentando mantener condiciones apropiadas de liquidez y al mismo tiempo evitar una desestabilización de las salidas de capital que produciría una baja pronunciada en el ya frágil yuan.

El miércoles, una fuente dijo que el Banco Popular de China tiene planes de lanzar incentivos para aumentar la liquidez de los bancos comerciales.

La medida busca alentar a los bancos a expandir el crédito y elevar sus inversiones en bonos emitidos por corporaciones y otras entidades, como programas de financiamiento gubernamentales.

El banco central también ha estado garantizando una amplia liquidez al permitir a los bancos comerciales acceder a su programa MLF de créditos de mediano plazo, que beneficia especialmente a prestamistas que invirtieron en bonos con nota AA+ o de calificación inferior, indicó la fuente.

Las mejores condiciones de efectivo se han estado reflejando en menores costos de endeudamiento a corto plazo para los bancos. La tasa de interés efectiva a siete días, un tipo referencial, se ubicó en 2,6409% el jueves, 37 puntos base por debajo de los niveles vistos a fines de junio.

De todas formas, los mercados no esperan un relajamiento agresivo de la política monetaria, en vista del compromiso de Pekín por frenar la acumulación de deuda procedente del mercado informal y ante los temores a una caída brusca del yuan.

Las preocupaciones por la guerra arancelaria con Estados Unidos ya están pesando sobre la moneda china, que el jueves cayó a su menor nivel en un año contra el dólar.