Hubo una época en la que el oro atrajo a buscadores en el viejo oeste de Estados Unidos. Hoy en día hay otro metal precioso que está provocando una fiebre similar: el cobalto.

La extracción de cobalto todavía no está ocurriendo a gran escala en Estados Unidos.

Pero una serie de compañías mineras están reclamando derechos en áreas de Idaho, Montana y Alaska en la búsqueda del mineral de color blanco azulado.

Hay ejemplos extraordinarios del creciente interés en el cobalto, un componente clave de las baterías de ion de litio que alimentan a los dispositivos electrónicos y autos eléctricos.

En el pasado, el abastecimiento de cobalto dependía de los mercados de cobre y níquel, que eran metales más valiosos y que típicamente se extraen junto al cobalto.

Pero con el aumento en los precios del cobalto y las proyecciones de su consumo -que indican un aumento de entre 8 y 10% al año- su estatus como producto secundario ha comenzado a cambiar, afirma George Heppel, analista senior de la firma consultora CRU Group en Londres.

Unas 300 compañías en todo el mundo están ahora en busca de depósitos de cobalto, calcula CRU.

Los gigantes de la minería como Glencore también están incrementando su producción en la República Democrática del Congo (RDC), donde se encuentra la mayoría del cobalto del mundo.

En Estados Unidos, la producción limitada de cobalto comenzó en 2014 por primera vez en unas cuatro décadas.

La empresa First Cobalt, basada en Canadá, compró una mina en Idaho en marzo y espera comenzar a operarla en unos tres años.

El cobalto, más que el cobre u otro metal, es el principal foco de atención en la mina, afirma el presidente ejecutivo Trent Mell.

"Los mineros como nosotros en realidad nunca hemos salido a buscar cobalto", indica. "Hay mucho cobalto en el mundo. Y como mineros, estamos retrasados".

Se espera que el consumo de cobalto exceda las 122.000 toneladas este año, comparado con unas 75.000 toneladas en 2011, según CRU.

El precio por libra (la medida que se usa para el cobalto) ha aumentado a más de US$40 este año, comparado con unos US$20 a principios de 2011, y ahora está a unos US$32.

Aunque es probable que el incremento en la producción ayude a satisfacer la demanda en los próximos años, los analistas dicen que se avecina una escasez en 2022.

La dinámica del mercado ha ayudado a fortalecer la confianza, asegura Fiona Grant Leydier de eCobalt, que ha resucitado los planes para su propia mina de cobalto en Idaho que fueron sometidos a discusión en los 1990.

La firma, previamente llamada Formation Metals, ahora espera comenzar la producción a fines del próximo año.

"Los fundamentos del mercado de cobalto son sumamente firmes, como nunca lo han sido antes", indica Grant Leydier.

"Nosotros tenemos mucho interés de financistas, de socios potenciales y de empleados potenciales".

Dependencia
Después de que se extrae la mena que contiene cobalto utilizando explosivos, ésta es refinada y convertida en metal, en mezclas o concentrados químicos para uso en productos como motores de avión, drones y baterías.

Más de 60 % del cobalto del mundo es extraído en la RDC, pero China es el principal productor del mundo de cobalto refinado.

Pero a medida que ha aumentado la demanda de cobalto, también los temores en Estados Unidos sobre su dependencia en las importaciones.

En febrero, Estados Unidos incluyó al cobalto en la lista de 35 minerales considerados cruciales para la economía.

Compañías activas en ese país afirman que esperan que su estatus de "hecho en Estados Unidos" les ayude a acelerar la aprobación del gobierno de sus planes y diferenciar su producto de las importaciones.

Aseguran que los temores sobre corrupción y trabajo infantil en las minas de la RDC también han creado presión para que los compradores encuentren nuevas fuentes de abastecimiento.

"Hay pocos lugares donde puedas extraer éticamente el cobalto y nosotros queremos ser uno de ellos", indica Michael Hollomon, presidente ejecutivo de Missouri Cobalt.

"Quisiéramos creer que eso nos da una ventaja".

La compañía planea comenzar a producir cobalto en una vieja mina de plomo en Madison County, Misuri, este verano.

Tiene lo que se calcula son 35 millones de libras de cobalto recuperable, lo que la hace la mayor reserva de ese tipo en América del Norte.

Sin embargo, las realidades de donde los grandes depósitos de cobalto de alta calidad se encuentran globalmente, significan que Estados Unidos nunca será capaz de detener completamente la importación de cobalto.

De hecho, los analistas esperan que la proporción de la RDC en la producción global aumente a medida que las empresas mineras incrementen sus actividades allí.

También se espera que China siga siendo el principal actor del mundo en el refinamiento de cobalto, incluso si comienzan a operar nuevas instalaciones en Europa, América del Norte y en otras partes de Asia.

Aún cuando las compañías estadounidenses sigan siendo una pequeñísima fracción del mercado, éstas podrían llegar a obtener un precio exorbitante por sus materiales, asegura Caspar Rawles, analista de Benchmark Mineral Intelligence.

"Cada compañía en la cadena de abastecimiento está buscando reducir su riesgo geopolítico, así que creo que cualquier proyecto fuera de la RDC está en una posición fuerte en ese sentido", dice.

Los desafíos siguen siendo importantes, con el costo de establecer una mina, que puede llegar a cientos de millones de dólares.

El precio volátil del cobalto presenta otra incertidumbre.

Mientras tanto, el aumento en el precio del cobalto está empujando a las compañías a encontrar formas de reducir su dependencia en el mineral.

Gerbrand Ceder de la Universidad de California, Berkeley, está realizando investigaciones sobre formas de crear baterías estables que no necesiten cantidades grandes de cobalto.

Sin embargo, dice que desplegar esa tecnología a escala, especialmente en autos, todavía está a entre cinco y 10 años de distancia.

"Creo que durante algún tiempo en el futuro se seguirá utilizando bastante cobalto", expresa.