Hace poco se conoció que las bacterias estarían trasmitiendo su resistencia a los antibióticos a través del aire. Ahora, una nueva investigación publicada en Science Translational Medicine, ha encontrado que incluso los desinfectantes hospitalarios de alta resistencia están perdiendo efectividad contra las superbacterias.

El estudio, llevado a cabo por científicos australianos, encontró que las bacterias están aprendiendo a adaptarse para sobrevivir frente a desinfectantes de manos a base de alcohol. Así mismo, específicamente la bacteria Enterococcus faecium, una de las principales causas de infecciones en los hospitales, se está volviendo más resistente al alcohol en sí.

--- “Vamos a necesitar procedimientos adicionales” ---

Un grupo particular de bacterias, conocidos como Enterococos resistentes a la vancomicina (VRE), parece haber mutado para resistir el alcohol. Aunque la mutación en sí es peligrosa, aun no se debe descartar el uso de desinfectantes.

"Este no es el final de la higiene de manos en el hospital, que ha sido uno de los procedimientos de control de infecciones más eficaces que hemos introducido en todo el mundo", dice uno de los miembros del equipo, el microbiólogo molecular Tim Stinear del Instituto Peter Doherty en Australia. "La OMS lo recomienda".

"Pero no podemos confiar únicamente en los desinfectantes a base de alcohol y para algunas bacterias, como el VRE, vamos a necesitar procedimientos y políticas adicionales”, añade Stinear. “Para el hospital, estos serán los regímenes de súper limpieza, que incluyen desinfectantes alternativos, tal vez basado en cloro ".

--- El experimento ---


Para su estudio, los investigadores probaron un total de 139 muestras de E. faecium tomadas de pacientes antes y después de la adopción generalizada del desinfectante de manos a base de alcohol en hospitales australianos, que abarca un período de 1997 a 2015.

Después de que estas muestras fueron expuestas a una solución de alcohol desinfectante, se descubrió que las bacterias recolectadas después de 2010 eran unas diez veces más tolerantes a la sustancia. En pruebas adicionales, algunas de las muestras de bacterias se aplicaron a jaulas de ratones, y luego se limpiaron usando toallitas desinfectantes de uso hospitalario.

Los ratones que fueron colocados en una jaula con una cepa de E. faecium del 2012 mostraron rastros de la bacteria en sus heces, una clara indicación de que el alcohol no fue tan eficaz en comparación con las cepas anteriores. Las últimas cepas de bacterias demostraron ser aún más resistentes.

--- La resistencia al alcohol es paralela a la de los antibióticos ---

El análisis genético adicional de las bacterias resistentes al alcohol reveló que habían desarrollado mutaciones en genes específicos relacionados con el metabolismo celular. Sin embargo, la resistencia al alcohol parecía tener una base genética diferente a la resistencia de las bacterias a los antibióticos en general.

El grupo de bacterias VRE es particularmente peligroso para los pacientes que han tenido un tratamiento con antibióticos que ha alterado la composición normal de sus bacterias intestinales. Lo que quiere decir que algunas de las personas que están más enfermas en el hospital corren mayor riesgo, debido a que los virus VRE pueden causar infecciones en el tracto urinario, las heridas y el torrente sanguíneo, y ya son resistentes a varias clases de antibióticos.

Por eso, el siguiente paso es más investigación. Más estudios que cubren más hospitales, más países y más cepas de bacterias, y que intenten establecer un vínculo definitivo entre la mayor tolerancia de E. faecium y la introducción de desinfectante de manos en los hospitales.

Mientras tanto, es importante recordar que el lavado de manos con desinfectantes debe darse por un periodo de 20 a 30 segundos y con mucha fricción. Además, de un aislamiento más eficiente del paciente y buscar regímenes de limpieza más completos, sugieren los investigadores.

Las superbacterias se están haciendo cada vez más comunes. Hace solo dos días se reportó en caso de una bacteria llamada Klebsiella pneumoniae que había matado a 10 bebes recién nacidos en México.