“Se ‘encarajinó’ de nuevo”, dijo ayer, vía Twitter, Gabriel Caamaño Gómez mientras el dólar subía (y los contratos en el Rofex volaban) y los bonos, ya golpeados, se derretían aún más. ¿Alguna vez se había solucionado? Sea como sea, el panorama se oscureció nuevamente y el mercado pide más medidas porque, como ya se sabía hace un tiempo, los US$ 50.000 millones del FMI no alcanzan. Por supuesto, ese no es el único temor detrás del sell-off: el dólar se fortalece en el mundo, el programa fiscal del Gobierno no convence, la recesión es más profunda que lo esperado y, además, el Lava Jato local ya está agregando ruido a todo eso. Hoy, por ejemplo, testificará Luis Betnaza, hombre clave de la Organización Techint.

“Se oscureció el panorama de nuevo y el actual contexto macro sigue sin ser sustentable. Con estas tasas externas y está renovada presión sobre el dólar, no es posible encarar un desarme gradual y progresivo del cortafuego que construyó el BCRA sin que se vuelva recalentar el mercado de cambios. Y no podés vivir eternamente con un cortafuego porque si no te mata el fuego, te mata el cortafuego”, agregó Caamaño Gómez en diálogo con El Economista.

También aportó su opinión Martín Vauthier, desde EcoGo. “Por un lado, el impacto de los cuadernos, que es algo que en el corto plazo agrega incertidumbre porque no queda claro cómo sigue la película. ¿Se diluirá en las próximas semanas? ¿O las investigaciones van a avanzar y comprometer a más ex funcionarios, funcionarios y empresarios? Un eventual efecto si se profundizan las investigaciones viene por el lado del impacto sobre las PPP y el gasto en infraestructura, que era una de las apuestas del Gobierno para suavizar la recesión en los próximos meses”, dijo.

Además, agregó: “Por otro lado, hoy el dólar registró un fortalecimiento a nivel global y fueron muy castigados los emergentes que presentan mayor vulnerabilidad externa, como Argentina y Turquía (donde la lira llegó a desplomarse más de 5%). De todos modos, creo que estos movimientos se dan en un contexto en el cual los factores que llevaron a la corrida (y que venían contenidos por la combinación de medidas regulatorias, endeudamiento en dólares de corto plazo que puede suscribirse con pesos, altas tasas de Lebac y absorción monetaria derivada de las subastas diarias del Tesoro) todavía no se disiparon”. Vauthier recordó que desde el lunes pasado se redujo el monto de subastas del Tesoro (desde US$ 75 millones a US$ 50 millones por día) y es posible que la liquidación de divisas de los exportadores agropecuarios se haya reducido respecto a los altos montos de junio y julio.

Matías Carugati (Management & Fit) también ofreció sus reflexiones. “La calma duró poco. Parte de las tensiones vienen desde afuera, con las monedas de los emergentes depreciándose. Pero en Argentina los movimientos están amplificados por cuestiones estrictamente locales. La suba del riesgo país de los últimos días estaba dando señales de que la tormenta no había quedado del todo atrás. Los ‘cuadernos de la corrupción’ metieron algo de ruido en el mercado bursátil (sobre todo en empresas que están o podrían estar involucradas en el escándalo). Y ahora se sumó el dólar, nuevamente. Hay menos oferta por el lado oficial (se redujeron las subastas) y la demanda sigue firme. Sigue la dolarización de portafolios. La incertidumbre macro empuja a los inversores, pequeños y grandes, a tomar cobertura y eso, acá en Argentina, se traduce en más demanda de divisas. El BCRA tiene las manos atadas y no puede intervenir (directamente) demasiado. Mientras que el Tesoro decidió achicar el monto de las subastas. El sendero alcista del dólar es el resultado lógico”, dijo.

“En un mundo turbulento, la fragilidad financiera de Argentina hace que sea siempre el más golpeado y los bonos en dólares muestran una calidad crediticia que empeora por miedo a la capacidad de financiamiento”, ensaya un trader en off the record. “El peso solo se sostiene por las supertasas y el frío en la actividad”, dice y recomienda que el Tesoro (o el FGS del Anses o el BNA) salgan a comprar “deuda larga”. Allí, dice, el dólar caería solo.