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La crisis financiera de Turquía ya se veía venir desde hace bastante tiempo. Los temores sobre la dependencia del país de las divisas extranjeras para mantener su economía en movimiento, crecieron a lo largo de 2018. El colapso del valor de la lira turca la semana pasada, aunque espectacular, no fue del todo sorprendente.

Con uno de los déficits de cuenta corriente más grandes del mundo, los bancos y las grandes compañías de Turquía han luchado contra esa brecha, endeudándose fuertemente en moneda extranjera para mantener la actividad económica.

Sin embargo, a medida que han ido aumentando los temores sobre las políticas económicas turcas bajo el autoritario presidente Recep Tayyip Erdogan, esa deuda ha sufrido mucha presión. La inversión extranjera se ha ralentizado dramáticamente en el país y la lira se ha devaluado rápidamente.

La situación turca ha suscitado dudas sobre el estado de otras economías emergentes con también altos niveles de deuda en moneda extranjera. Aunque la lira se recuperó un poco este martes (14.8.2018), las monedas de otras economías emergentes se han desplomado desde que comenzó el caos de la moneda turca.

Este martes, la rupia india, por ejemplo, cayó a un mínimo histórico de 70 frente al dólar estadounidense. El peso argentino, el rand sudafricano y el real brasileño también perdieron valor a principios de esta semana, después de ventas generalizadas. El Banco Central de Indonesia, por su parte, aumentó los tipos de interés este miércoles (15.8.2018) para intentar detener una venta masiva de su rupia, y el yuan chino también ha sufrido al caer a mínimos frente al dólar.

Deuda en dólares

"Es la típica historia clásica de los mercados emergentes donde la gente se despierta, ve malas noticias en un país y comienza a vender en todas partes", dijo a la agencia de noticias Reuters, Bart Turtelboom, director ejecutivo de la compañía internacional de mercados emergentes APQ Global. El nerviosismo en otros mercados emergentes refleja la preocupación por el alto nivel de deuda en moneda extranjera que poseen.
Según el Instituto de Finanzas Internacionales, un grupo comercial de instituciones financieras, gobiernos, firmas financieras y una gran cantidad de compañías en economías emergentes tienen 2,7 billones de deuda en dólares estadounidenses, que vencen entre 2018 y 2025. Al igual que en Turquía, estos préstamos y bonos deben ser cancelados y refinanciados a tiempo. Sin embargo, cuando las monedas nacionales en esos mercados se devalúan frente al dólar estadounidense, es cada vez más difícil pagar los intereses de las deudas, porque los ingresos generados en monedas locales ya no son tan valiosos como antes.

Si bien es entendible que otras economías emergentes teman verse sometidas a presiones similares a las de Turquía, es importante destacar el hecho de que Turquía es un caso especial. La deuda en moneda extranjera del país, como porcentaje de su Producto Interior Bruto (PIB), es más alta que la de otras economías emergentes, y la fuerte caída de la lira frente al dólar lo refleja. Sin embargo, lo que hace que la situación turca sea especialmente crítica es la política en el país, donde la intromisión de un líder autoritario en decisiones monetarias, que normalmente se dejan en manos de los expertos, ha asustado a los inversionistas.

Comerciantes nerviosos

Sin embargo, el fantasma de la deuda en moneda extranjera en varias economías emergentes continúa asomándose, independientemente de cómo se desarrollen los paroxismos turcos. Los costos baratos de los préstamos en los últimos años han llevado a altos niveles de deuda de las economías de Argentina y Sudáfrica, mientras que Polonia, Hungría y Chile tienen una deuda en moneda extranjera equivalente a la mitad de su PIB, según el Deutsche Bank. A pesar de que la lira se está recuperando un poco esta semana, los operadores en los mercados bursátiles mundiales siguen preocupados por la posibilidad de un contagio. "Mientras la lira se estabiliza, los inversores siguen preocupados de que la crisis se propague a otras economías y monedas emergentes", dijo a la AFP Hikaru Sato, analista técnico senior de Daiwa Securities. "Se espera, por ahora, que el comercio permanezca nervioso", añadió.

Otro dolor de cabeza para la economía global


A medida que la crisis turca continúa haciendo ruido, el alcance del daño está aún por verse. Varios economistas han señalado el hecho de que las crisis financieras en economías emergentes como Tailandia, Indonesia, México, Argentina, Brasil y Corea del Sur se produjeron poco antes de la crisis financiera mundial de 2007 y 2008 y que tales crisis, que a menudo desencadenan importantes incumplimientos de la deuda, pueden filtrarse fácilmente en las grandes entidades crediticias de las economías desarrolladas, originando un grave caos global.

En una época en la que la estabilidad política y económica es cada vez más escasa, la crisis de la lira es otro dolor de cabeza del que la economía mundial podría prescindir