“¡Una operación ganadora!”, creo que ya estoy preparado para invertir correctamente”. Cuidado, puede que solo haya sido suerte. Podemos acertar por el motivo correcto y fallar por el correcto también. Es decir, el resultado de una operación no determinará nunca lo bien o mal que hayamos invertido. Será solo la mitad de la ecuación. ¿Exagerado? Déjeme que le ponga un ejemplo del todo poderoso Warren Buffet en la cuarta edición revisada de “The Inteligent Investor”. Le pongo en situación.

Imagine un concurso en el que 225 millones de americanos empiezan un peculiar concurso. Se trata de lanzar cada día un dólar al aire. Los que aciertan por el lado que la moneda caerá se quedarán con el dinero de los que no acierten. ¿Entendidas las reglas del juego? Obviamente, como entenderá este juego es 100% aleatorio. O dicho de una forma menos elegante, dependerá exclusivamente de la suerte. Entendiendo que la probabilidad de que salga cara o cruz en una moneda, sin trucar, tiende al 50% en una determinada jugada tendrá el 50% de probabilidad de éxito en acertar hacia donde caerá. Lo que es evidente, es que la probabilidad de que alguien acierte 20 veces seguidas, antes de que comiencen las tiradas es muy baja. Por favor, no caigamos en la falacia del jugador pensando con la consecuencia de sus sistemas de martingala, en la que aquellos que piensan que por que ha sido 10 veces cruz la siguiente tirada tendrá una probabilidad mayor de salir cara. Cada tirada analizada de una forma aislada tiene un 50% de probabilidad de salir por cualquiera de los dos lados. En fin, volvemos con el juego que planteaba Buffett en el que se muestra la relevancia de la suerte y como podría afectarnos.

Imagine un concurso en el que 225
millones de americanos empiezan
un peculiar concurso. Se trata
de lanzar cada día un dólar al aire.
Los que aciertan por el lado que
la moneda caerá se quedarán con
el dinero de los que no acierten.

Repetimos. Imagine un concurso en el que 225 millones de americanos tienen que tirar cada día una moneda al aire. Si aciertan del lado que caerá la moneda, aquellos que lo hagan, se quedarán con los dólares de aquellos que no acierten. ¿Que ha pasado al décimo día de empezar a jugar? Pues que 220 000 personas habrán acertado durante esos diez días. ¿El resultado? Habrán obtenido 1 000 dólares cada uno de ellos. “tal vez intenten ser modestos, pero cuando están en una fiesta de vez en cuando intentarán explicar a los miembros del sexo opuesto su técnica y sus maravillosas habilidades en el arte de lanzar una moneda al aire”. ¿Cuántos quedarán después de otros 10 días? Sólo 215 supervivientes habrán acertado 20 veces seguidas. Cada uno de ellos tendrá en su bolsillo 1 000 000 de dólares. Algunos escribirán libros con el título “Cómo conseguí convertir un dólar en un millón en veinte días trabajando treinta segundos por la mañana” y se vendrán entradas para sus charlas.

¿Cuántos quedarán después de otros
10 días? Sólo 215 supervivientes
habrán acertado 20 veces seguidas.
Cada uno de ellos tendrá en su
bolsillo 1 000 000 de dólares.

¿Nos suena todo esto? El azar puede contribuir de una forma que ni imaginamos a nuestros resultados. El gran peligro de todo esto es no poder comprender de una forma completa como han contribuido de una forma concreta a nuestras estrategias. Si esto es peligroso cuando se llevan operando años en los mercados, quizá hasta con las mismas técnicas, ¿no deberíamos prestar atención a este detalle si estamos comenzando a operar en los mercados financieros?

Por esto, mucho cuidado con acertar por el motivo incorrecto. Podría llevarnos a la ruina. Hablando con Oliver Velez, fundador de la escuela Pristine me comentó que el peligro real de una persona que comienza haciendo trading o invirtiendo en los mercados está en ganar al comenzar a aprender. Esto hará que piense que invertir es sencillo y no tenga en cuenta algunos aspectos fundamentales como la gestión del riesgo.

Para ilustrarlo. No es igual ganar un millón de dólares al conseguir un boleto premiado de lotería que por haber trabajado en un negocio. A efectos de su contable nada cambiará. Pero si pensamos en la probabilidad de que eso vuelva a suceder ¿podríamos decir que estamos ante la misma clase de evento? Obviamente no.

No es igual ganar un millón de
dólares al conseguir un boleto
premiado de lotería que por haber
trabajado en un negocio. A efectos
de su contable nada cambiará.


¿Cómo podríamos determinar si estamos antes un golpe de suerte o estamos ante una estrategia más o menos consistente? Le lanzo varias preguntas a modo de test:

¿Son los resultados actuales de su cuenta fruto de una sola operación?

¿Podría explicar detalladamente las reglas que le llevaron a actuar así? ¿podría aplicarlas a otro mercado?

¿El movimiento que produjo ese buen resultado en su cuenta fue debido a una situación anómala del mercado que no esperaba?

¿A repetido estas mismas reglas en otro momento? ¿cuantas veces? ¿con qué resultado?

¿Cuál habría sido el resultado en su cuenta si no hubiera acertado? ¿habría incurrido en graves pérdidas?


Son preguntas que nos pueden ayudar a poner los pies en el suelo. No obstante, no se preocupe. Todos dependemos del azar a un grado que no nos gusta reconocer. De hecho, los gestores más rentables y los que ese llevan todos los premios y elogios de las revistas financieras son aquellos que están invertidos en activos que son favorecidos por la parte del ciclo económico en la que nos encontramos. El negocio está hecho para premiar los resultados, no las decisiones. Así que no se preocupe si suele pensar más en resultados que en las decisiones sabias que puede tomar en los mercados. Tanto es así que de vez en cuando alguien dice algo sobre un acontecimiento raro el mercado haciendo una apuesta arriesgada. Si acierta será un genio. No obstante, deberíamos analizar cuánto a pesado el ingrediente de suerte en ese resultado. No se confíe, jugar a ser un genio acertando por el motivo incorrecto no le traerá buenos resultados a medio plazo.