Clasificación por sectores

Por un lado, un criterio sectorial, es decir, clasificar la acción objetivamente dentro de un cierto sector de actividad o industria en el que la empresa se desenvuelve. De acuerdo con este criterio podemos decir que Cisco (CSCO), por ejemplo, pertenece al sector “Tecnología de la información” y a la industria específica de “Equipamiento de comunicaciones”. Hay varios criterios para definir sectores e industrias, pero el más aceptado es el sistema GICS (Global Industry Classification Standard), desarrollado por las empresas MSCI y Standard & Poor’s.

Clasificación por estilo de inversión
Otra clasificación, un tanto más compleja y subjetiva pero muy usada, es de acuerdo con el paradigma de inversión en que se inscribe la acción. Esta clasificación define empresas dentro de dos categorías principales: growth y value, dependiendo de su valuación. Las empresas cuyos ratios contables indican que se encuentran infravaloradas a sus precios actuales se denominan value, mientras que aquellas cuyos fundamentos apuntan a un precio acorde o por encima de su valor, se denominan growth. Esta clasificación está orientada a identificar acciones “caras” y acciones “baratas”, para ponerlo en los términos más simples posible. En futuros artículos entraremos en detalle al respecto.

Clasificación por tamaño

La tercera clasificación, a la que aludimos en el título de este artículo, es objetiva y se refiere al tamaño de la empresa. Si definimos como market cap (o capitalización de mercado) al valor obtenido de multiplicar la cantidad de acciones flotantes (emitidas y cotizando en el mercado) por el precio de mercado de cada una de ellas, obtenemos una medida del tamaño de la empresa. Por ejemplo, si tomamos la cantidad de acciones flotantes de Amazon (AMZN) de acuerdo con su último balance trimestral, esto es, 487.740.000 acciones, y las multiplicamos por su precio actual al momento de escribir este artículo, 1.987,87 dólares por acción, obtenemos el market cap de la empresa: 969.563.713.800 dólares.

No hay un único criterio para definir los niveles de market cap a partir de los cuales una empresa se denomina de grande/mediana/baja capitalización (large/mid/small cap), ya que entre otras cosas esto dependerá del tamaño del mercado de acciones donde la empresa está listada. Si tomamos el caso de Estados Unidos, lo convencional es definir como large cap a las empresas con más de 10.000 millones de dólares de capitalización de mercado, mid cap a las de entre 10.000 y 2.000 y small cap a las de entre 2.000 y 300. Existen otras categorías menos frecuentes, como mega cap, para empresas de más de 200.000 millones, micro cap para empresa de entre 300 y 50 y nano cap para empresas de menos de 50. Es importante destacar que, en la medida que el mercado no es algo estático, estas categorías no son fijas, sino que cambian con el tiempo.

Ahora bien, ¿qué características típicas uno esperaría de las empresas de cada una de estas categorías?

Comencemos por las large cap: se trata de las mayores empresas del mundo, conglomerados dueños de las marcas más conocidas, con una actividad económica que se expande a lo largo de todas las regiones del mundo. Como tales, son las empresas con mayor cobertura en la prensa y por parte de los analistas. El tamaño y la diversificación típica de las actividades de este tipo de empresas las hace más estables en cuanto a sus variaciones de precios, teniendo, por lo tanto, menor potencial de expandirse agresivamente o alcanzar tasas de crecimiento aceleradas.

El segmento mid cap, si bien está formado por empresas también consolidadas y diversificadas, presenta más oportunidades para un portafolio en términos de obtener tasas de crecimiento mayores, asumiendo, por supuesto, volatilidades mayores. Por su escala, el segmento mid cap es normalmente el que muestra mayor cantidad de fusiones y adquisiciones con empresas mayores, especialmente durante períodos de recuperación y crecimiento económico.

Las small cap, por último, históricamente han demostrado niveles de rentabilidad superiores a los dos segmentos anteriores, pero, como es esperable, con un nivel o volatilidad o riesgo también superior. Se trata normalmente de empresas menos conocidas, que se encuentran en una fase inicial de su desarrollo, por lo cual tienen más posibilidades de obtener tasas de crecimiento de sus ventas y su rentabilidad elevadas, pero al mismo tiempo están más sujetas a fracasar o no poder consolidarse como empresas rentables en el largo plazo.

La combinación óptima para un portafolio entre estas anteriores categorías de empresas dependerá, como siempre, del perfil de riesgo del inversionista. Inversionistas que valoren más la estabilidad y la diversificación, optarán por large cap, mientras que inversionistas con mayor propensión al riesgo se inclinarán en una mayor medida por las mid/small cap.