El valor de esta criptomoneda se ha desinflado desde su récord de diciembre de 20.000 dólares al actual de poco más de 6.000


La gran crisis de las criptomonedas puede pasar a los libros de historia. Hace menos de un año, un bitcoin se vendía a 20.000 dólares, pero ahora su precio su supera los 6.000. El desplome de las monedas virtuales ha supuesto una caída del 78% en el mercado de valores Nasdaq. Los inversores que hicieron fuertes apuestas por una tecnología aparentemente revolucionaria, están haciendo frente a una realidad dolorosa, sobre todo en el caso de las criptomonedas secundarias.

La popularidad del bitcoin es peligrosa. Una gran parte de la población aún no tiene muy claro qué es y cómo se invierte en esta moneda, pero aún así han caído. El economista libanés Saifedean Ammous destaca en una entrevista a este periódico la importancia de la educación previa antes de tomar la decisión de invertir en ella: «Si no se tienen los conocimientos se pueden perder muchos bitcoins», asegura Ammous, que achaca a esta falta de información el «principal problema» de los bitcoins. Además, bromea con que «no hay un servicio de atención al cliente» al que llamar cuando algo va mal: «Es como el oro físico, si se te cae al mar, lo pierdes».

Por ello, es necesario «conocer bien la red que lo compone» para invertir correctamente. Pero, ¿cuál es esa red de la que está compuesto? El bitcoin está basado en la tecnología 'blockchain', una estructura que no puede ser controlada por nadie en particular, algo «muy bueno», según el experto, porque garantiza que el bitcoin sea un dinero «neutral» que no puede ser creado por nadie de forma gratuita, «sino que tiene que ganarse». Uno de los datos más curiosos de esta moneda es que la cantidad de bitcoins ya está programada y no puede alterarse «por mucha fuerza que se emplee». A finales del año pasado ya se habían 'minado' -el nombre que recibe la forma de crear bitcoins- más de 16,5 millones de monedas, el 80% de todas las que pueden existir.

Así, a pesar de que en otras monedas el valor puede ir variando y los organismos pueden fabricar más, en el caso del bitcoin hay un número finito de monedas, lo único que va variando es su valor a lo largo del tiempo. ¿Y de qué depende este valor? Del número de personas que usen el bitcoin y por eso ha cambiado tantísimo desde su primera aparición oficial en octubre de 2009.

Intercambio por bienes

En su libro 'El patrón Bitcoin', Saifedean Ammous explica que en mayo de 2010 una persona pagó con 10.000 bitcoins dos pizzas que tenían un precio de 25 dólares. Fue la primera vez que esta criptomoneda se utilizaba como medio de intercambio de valor por bienes. Muy diferente es la situación ahora, cuando por mucho que haya caído su precio, aún se habla de cifras que se acercan a los 6.000 euros por unidad, por lo que aquel joven hubiera podido comprar hoy en día la pizzería entera.

Asimismo, el experto asegura que actualmente se crean unos 800 bitcoins al día, por lo que el ritmo ha bajado «muchísimo» ya que hace un año hablábamos de aproximadamente 1.300 diarios y cuando comenzó su uso eran 3.600. «Todo depende de la demanda porque como no hay más de los que hay, sube el valor».

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En ocasiones, se compara la inversión en bitcoins con la inversión tradicional en oro. Ammous explica que la diferencia entre ambos es que el bitcoin es muy nuevo y «aún le queda mucho por crecer». Es comprado por menos del 1% de la población mundial, una cifra muy por debajo del oro. «Hay que saber que el oro es más estable y menos arriesgado para invertir», reconoce el también profesor de la Universidad Americana de Líbano. Eso sí, hay que tener en cuenta que a pesar de su alto consumo de luz, la electricidad que demandan las minas de monedas digitales es 20 veces menor que la del oro.

Siguiendo con la comparación, el sistema de bitcoins no se ha podido hackear hasta el momento por los ciberciminales. «Es un logro gigante porque no importa cuánta seguridad tengas en tu empresa o en tu banco, todo es posible de hackear, menos los bitcoins», asegura orgulloso Ammous. A pesar de ello, reconoce que «no está garantizado que nunca se vaya a poder hackear, pero en estos diez años de vida aún no se ha hecho». Esto representa una clara ventaja respecto al oro, que no es que se pueda hackear en sí mismo pero los ciberdelincuentes podrían llegar a entrar en los sistemas de seguridad de las entidades bancarias. «Si quieres cometer un crimen no deseas que tus movimientos queden registrados y con el bitcoin todas las transacciones quedan reflejadas en el sistema. Muchos criminales están hoy en día en la cárcel porque usaron bitcoins» tras cometer el delito, explica el experto.