Pasar largas horas sentado en un espacio reducido es la peor parte de los viajes a tierras lejanas. Te damos las claves para minimizar las incomodidades y disfrutar desde la salida

Ocho horas a Nueva York, diez a Cancún y casi veinte a Bali. Si estás preparando tus vacaciones y te da pereza viajar a un lugar lejano por el vuelo, sigue leyendo. Te damos cinco consejos para hacer un viaje largo en avión. ¡Acabarás disfrutándolos como si fueras en business!


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Estudia la ruta…¡y el avión! No es lo mismo hacer un vuelo directo que tener varias escalas, y es mejor ir preparado de antemano para el viaje. Las compañías suelen ofrecer información sobre las naves. Si puedes, elige los asientos de puerta de emergencia, que algunas compañías ofrecen a mayor precio. Son más amplios, aunque tendrás que tener en cuenta que debes estar atento a las explicaciones antes de despegar, y en caso de emergencia. No dejes la facturación para el último momento y, aunque te de pereza, llega al aeropuerto al menos dos horas antes. Si viajas en familia o en pareja, es la única manera de asegurarte de que podéis sentaros juntos, pues desde el mostrador de facturación se van asignando los asientos a los grupos según llegan. Si eres el último, tendrás más papeletas de ir en la cola del avión, donde las turbulencias son más incómodas.

Con carga a tope. Un libro, revistas o una tableta con un maratón de series. Aunque en los vuelos largos suelen poner películas, mejor hacer una selección a tu gusto. Si eres de los que nunca saca tiempo para ponerse al día con Netflix, aprovecha las horas que tienes por delante para ver esa peli de la que todo el mundo habla y aun no has visto. Una buena novela, de las que no quieres soltar, también es una opción perfecta.

Prepara tu equipaje de mano. Aunque hay unas medidas estándar para las bolsas que puedes subir en cabina, lo cierto es que, cuanto menor sea, mucho mejor. Si tu maleta es muy grande corres peligro de no poder llevarla exactamente encima, o incluso puede que termine en la bodega por falta de espacio. Eso si, no olvides una chaqueta y un pañuelo por si tienes frío y, si te cabe, un cambio de ropa por si al llegar tu maleta no apareciera. Tener lo mínimo en caso de pérdida es uno de los mejores consejos para hacer un viaje largo en avión.

Ojo con las comidas y las bebidas. No te olvides de avisar a la compañía con anterioridad si tienes alguna alergia o intolerancia, o si eres vegetariano. Hay menús especiales para celiacos, pero tienen que cargarlos en el avión. Procura no tomar mucho azúcar e hidratarte por dentro y por fuera. Bebe mucha agua (mucho mejor que zumos, la opción menos saludable) y ponte crema en la cara y en las manos. Muchas aerolíneas ofrecen estos básicos a sus clientes, sobre todo en las clases superiores, pero también puedes aprovechar para prepararte un neceser con todas esas muestras que tienes en los cajones del cuarto de baño. Al llegar, tu cara te lo agradecerá.

Ajusta tu reloj para evitar el jet lag. Lo mejor es adaptarse a la hora de destino desde la salida, e intentar hacer las comidas como si ya estuvieras allí. Pero si tu cuerpo te pide una pequeña siesta, no se la niegues. Relájate y disfruta, ¡ya estás de vacaciones!