¿Por qué ver las películas en su idioma original es beneficioso?

La oferta en cuanto a cine se refiere ha crecido exponencialmente en los últimos años y algo que no se pierde es el gusto por acudir a las salas de cine para poder ver las películas en su estreno y en una calidad insuperable, mientras se disfrutan de unas palomitas. De hecho, en España se está de enhorabuena porque el pasado año 2016 se superaron los 100 millones de espectadores (en concreto, 100.275.624) lo que supuso una recaudación de más de 601 millones de euros. Pese a todo, en España es muy habitual que la mayor parte de las películas lleguen dobladas y son pocos los cines que las ofrecen en versión original.

Si bien hay cines en Barcelona (como los de Diagonal Mar) y en otras grandes ciudades como Madrid (Princesa) o Valencia (Babel), en núcleos más pequeños son muy difíciles de encontrar.


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Pero, ¿por qué ver las películas en su idioma original es beneficioso? Desde aquí hemos querido desgranar este asunto y presentar los principales motivos para ver el cine tal y como se produce.

La misma actuación. Sí, los actores son los mismos, pero en su forma de expresarse, en el tono que les dan a las palabras y en el énfasis que aportan también está la propia esencia de la actuación. Los actores de doblaje en España son especialmente buenos, pero les faltan las mismas instrucciones del director de la película (que sí recibieron los actores) para poder plasmar todo lo que se pretende.

Siempre nos quedarán los subtítulos. Escuchar las películas en su versión original se le hace muy pesado a aquellas personas que no hablan más de un idioma porque piensan que se pasarán toda la película leyendo o no se acabarán enterando de nada. Esto no tiene que ser así. Cuando uno se acostumbra a ver películas en versión original su velocidad de lectura aumenta y no se pierde nada de la película en sí. Quienes, además, son bilingües cuentan con una muy buena oportunidad para poder educar el oído y acostumbrase a las lenguas extranjeras y a sus distintos acentos.

Acentos. Ya hemos hablado de ellos pero, además de para acostumbrarse a ellos, hay que aclarar que, por norma general, el doblaje es sinónimo de un acento neutral. Esto está muy bien para llegar a más gente, pero también se pierde parte de lo que el director quiere mostrar. De hecho, los mismos actores, cuando lo requieren, se pasan mucho tiempo practicando el acento característico de su personaje y todo eso se pierde con el doblaje.

Chistes, frases o similares que no existen en el idioma al que se traducen.
Uno de los ejemplos más representativos de esto ocurrió con un capítulo de Juego de Tronos, una de las series más aclamadas de los últimos tiempos. En ella, se explica el origen del nombre del personaje Hodor. El escritor de esta trama, George R.R. Martin, lo cuenta en su libro (y es algo que también aparece en la serie). No obstante, tratar de plasmarlo en español mediante el doblaje era prácticamente imposible. Y esto mismo ocurre otras tantas veces en las películas.