La semana que comienza hoy promete alta tensión política con el Gobierno de cara al sábado 23 de febrero, cuando la oposición espera ingresar al país toneladas de ayuda humanitaria.

El dirigente opositor y presidente interino, Juan Guaidó, alista miles de voluntarios que ayudarán en el ingreso a Venezuela, mientras el presidente Nicolás Maduro llama a los militares a alistarse contra una invasión militar.


El pulso de Maduro y Guaidó por el poder se centra en la ayuda humanitaria, un tema sensible en un país que vive la peor crisis de su historia moderna, con escasez de alimentos y medicinas y una hiperinflación galopante.

La oposición centra su mirada con un respaldo de más de 50 países a la crisis humanitaria, apostando para el sábado “sí o sí”, según Guaidó, al ingreso de insumos.

Maduro califica de “migajas” de “comida podrida y contaminada” la asistencia, y culpa de la escasez a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que congeló cuentas y activos venezolanos, generando daños a la economía estimados por Caracas en 30.000 millones de dólares.

En un contexto en el que claramente nadie parece dispuesto a ceder, el primer vicepresidente del Parlamento, Edgar Zambrano, estima que “será una semana de alta tensión donde de acuerdo a los discursos y los argumentos que dirigen de parte y parte podrían preverse una situación más allá de la concitación de los intereses de los dos”, recalcó a este medio.


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Agregó Zambrano: “No se trata de provocar una alteración del orden público, ni el uso inadecuado de las fuerzas del Estado frente a los que reclaman la solución de un problema que no se ha podido resolver por el fracaso del modelo político”.

El diputado e integrante de la Comisión de Política Exterior, Carlos Valero, prevé que el ingreso se dará, porque no avizora, ante una “oleada” de gente, que los contingentes se atrevan a reprimir de “forma salvaje”, pues asegura que más del 90% rechaza la actitud de Nicolás Maduro de no acceder a la ayuda humanitaria.

Precisa que el plan A de la oposición reside en que de no permitir el acceso “tendremos que cientos de miles de venezolanos abrirle paso a la solución de nuestras necesidades, (…) hay cientos de trochas, hay muchas formas de que esa ayuda humanitaria pase y la garantizamos a los venezolanos”, aseguró a este rotativo.

“Lo que va a haber el 23 de febrero es una gran movilización que ayudará a que un sector de la Fuerza Armada Nacional a que pueda sensibilizarse para evitar confrontarse con la sociedad, y eso lograría que parte de la ayuda pueda pasar”, estima el analista político Jesús Castillo Molleda.

En el juego de presión, agregó que de no ingresar el cargamento podría desnudar al Gobierno ante “un acto inhumano, por lo que precisó que es un tema sensible por las condiciones que estamos, pero también sabemos que si la quisieran pasar, las pasan por las trochas y ya, pero es parte de la presión que hay”, apuntó.

Más allá de las interpretaciones de lado y lado, los focos políticos del país y de buena parte de la comunidad internacional están puestos en Venezuela el 23 de febrero, el tiempo corre para lograr un acuerdo que, por ahora, no se vislumbra con claridad.