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Empresas de tecnología informática y abogados de Bielorrusia han tratado de elaborar desde el 2017 las regulaciones que permitan a los inversores aprovecharse de la emergente industria de las criptomonedas.

Ahora, dos años después, las nuevas reglas ya han entrado en vigor y los comerciantes pueden vender y comprar bitcoins en la bolsa del emprendedor bielorruso Víctor Prokopenya, mientras que otras empresas buscan lanzar sus propias plataformas.

El amplio abanico de enfoques:
Hoy las empresas de criptodivisas tienen que elegir entre dos extremos a la hora de decidir dónde podrían fundar sus tiendas. Los grandes centros financieros como Londres y Nueva York, que aplican reglas tradicionales al sector, atraen solo a las grandes instituciones que buscan más seguridad. Sin embargo, la complejidad de sus regulaciones y el coste impiden el funcionamiento de muchas empresas emergentes.

En contraste, jurisdicciones como la Seychelles y Belice proveen accesos más fáciles, pero ofrecen menos protección para los inversores y supervisan menos las prácticas relacionadas con el blanqueo de dinero.

A su vez Bielorrusia es uno de los pequeños Estados y territorios que han elaborado reglas específicas para el comercio de monedas digitales y apuestan por atraer a los inversores, proveyendo seguridad y exenciones tributarias a los inversores en criptodivisas. Aparte de Bielorrusia, el club incluye:

Bahréin,
Malta,
Gibraltar
Las criptomonedas representan una buena oportunidad para estos Estados y territorios para atraer inversiones y crear empleos, mientras que los grandes hubs financieros adoptan enfoques más conservadores. Sin embargo, los Estados que elaboran reglas incorrectas podrán correr el riesgo de infringir las normas globales destinadas a eliminar el uso ilícito de las criptomonedas, declaró el abogado Jesse Overall de la empresa Clifford Chance, citado por Reuters.

Los avances en Bahréin y Bielorrusia
La empresa singapurense ZPX planea lanzar en agosto del 2019 su plataforma comercial Qume. La compañía optó por la capital de Bahréin, Manama, y decidió no fundar su plataforma en jurisdicciones offshore precisamente porque ofrecen baja protección y no regulan las criptomonedas por completo. El establecimiento de plataforma en estos territorios podría espantar a los grandes inversores, mientras que los reguladores y políticos de todo el mundo buscan aumentar los controles sobre las criptodivisas.

Bahréin lanzó nuevas reglas que regulan las criptodivisas en febrero del 2019. Sus normas prevén controlar rigurosamente la esfera de ciberseguridad y comprobar la correspondencia de empresas dedicadas a la compra-venta del dinero digital con estándares gubernamentales.

Otra plataforma para el comercio de criptomonedas iExchange empezó a operar en Minsk, la capital de Bielorrusia. Su objetivo es atraer inversores de la Comunidad de Estados Independientes. Según el cofundador de plataforma, Igor Snizhko, Bielorrusia fue la mejor opción para la empresa porque tiene marcos regulatorios que otros países no poseen.

En particular, Minsk demanda que se realicen auditorías de los emisores de las monedas digitales y las plataformas comerciales implementen el recuento de transacciones sospechosas para reunir estándares internacionales dirigidos contra el lavado de dinero. A cambio, Bielorrusia ofrece exenciones tributarias para las empresas dedicadas a la minería de criptomonedas. Sus normas fueron compradas por la consultora PwC como "zanahorias sin garrotes". En contraste, EEUU cobran impuestos a las transacciones de criptodivisas mientras que el Reino Unido tiene impuestos de plusvalías.

El director ejecutivo de ZPX comunicó a Reuters que en términos de cumplimiento de normas y administración es más barato fundar plataformas en pequeñas localidades como Bahréin que en los mayores hubs financieros. La empresa singapurense estima que sus gastos anuales en Bahréin alcanzarían tan solo 200.000 dólares frente a 750.000 dólares que ZPX podría haber gastado al empezar sus operaciones en Londres.

De acuerdo con el cofundador de ZPX, Aditya Mishra, otra ventaja de empezar negocios en los países y territorios pequeños radica en el hecho de que es más fácil mantener contactos con sus reguladores que en los grandes centros financieros.