Los mercados y sistemas financieros tradicionales: el oro. A través de muchas eras y evoluciones en la civilización, este metal precioso ha demostrado su poder de permanencia a través de su estabilidad. Solo tenemos que mirar atrás a la última gran crisis financiera en 2008 para apreciar su representación del papel. Si bien proporcionó un cierto grado de atractivo de refugio seguro, la reflexión mucho más notable se encontró en su aumento entre 2008 y 2011, cuando aumentó 180 por ciento. La motivación para esa increíble apreciación fue la amplia infusión de estímulos masivos en los mercados financieros. La Fed, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra recortaron las tasas masivamente y pasaron a introducir enormes medidas de flexibilización cuantitativa.