La compra de acciones de empresas de baja capitalización bursátil, es decir las denominadas “small caps”, ha sido siempre motivo de mucho interés por parte de los inversores más especuladores. Las small caps suelen ser inversiones para aquellos inversores pacientes, es decir para aquellas personas que están dispuestas a esperar que estas acciones maduren, dado que ofrecen mayores posibilidades de ganancias en el largo plazo.

Pero antes necesitamos definir lo que es la capitalización bursátil: es un indicador del valor de una empresa, pero solamente de su capital accionario, no de su deuda. No se puede inferir a través de ella si la compañía está endeudada o no. Representa cuánto vale una empresa en el mercado o, lo que es lo mismo, cuanto valúa el mercado el paquete de todos los accionistas, tanto las acciones del grupo controlante como los inversores minoritarios y el capital que flota en la bolsa, si se trata de una firma abierta o listada en los mercados bursátiles.

El valor nominal de una acción surge de dividir el capital social de la empresa entre el número de acciones emitidas. Es un valor sin mucha relevancia en términos económicos, aunque sí en términos contables. Pero el valor de mercado de una acción es el precio de cotización de la compañía en el mercado de valores, resultado de la oferta y la demanda, que varía continuamente mientras cotice. Para llegar al valor de mercado de una empresa, es decir la capitalización bursátil, se debe multiplicar la cotización de una acción por el número de acciones emitidas. Se debe tomar a todas ellas, ordinarias y preferidas (si las hubiese).

Siempre existió una opinión muy disociada acerca del mercado de empresas de baja capitalización bursátil porque son aquellas firmas más más volátiles y con menor información en los medios especializados, o al menos con menor cobertura por parte de los analistas de mercado. Si hay algo que no le gusta a los mercados es la incertidumbre y la desinformación, por eso la opinión no suele ser positiva y las empresas de gran capitalización bursátil siempre han gozado de una mayor reputación. No por nada el índice Dow Jones representa un selecto grupo de 30 empresas que son todas ellas de un tamaño de mercado muy elevado.

Pero el tamaño no lo es todo, y las small caps suelen ser el ejemplo de compañías en las que existe mucho valor inexplotado, a costa de querer sufrir la elevada volatilidad que poseen sus acciones.

En general, las ventas y las ganancias suelen ser elevadas en términos relativos, es decir en comparación con sus valuaciones bursátiles porque el mercado les colocó un precio demasiado modesto. Esto pude ocurrir quizás porque está todavía en proceso de recuperación, o bien el sector en el cual se desenvuelve la firma se vio desfavorecido.

Son firmas que se encuentran ubicadas en un lugar del mercado menos explotado y, debido a que los volúmenes negociados son menores, los precios son más volátiles que en el caso de las acciones líderes.

La inversión en empresas de baja capitalización requiere paciencia, y puede llevarle un tiempo bastante extenso al mercado darse cuenta de lo que se está “perdiendo”. Pero si realmente tiene valor, tarde o temprano el mercado lo reconocerá y las acciones de esa compañía comenzarán a recibir el influjo de los inversores y la cobertura necesaria por parte de los analistas para ser tenida en cuenta por todo el mercado.

El tradicional índice S&P 500 es solamente uno de los tres índices líderes de empresas, dado que también se encuentra el S&P 400 de las empresas de mediana capitalización (medium caps) y el S&P 600 de las pequeñas empresas (small caps).

Existen algunas razones por las que los riesgos se ven más que compensados por las ganancias potenciales que ofrecen las small caps, siempre teniendo el tiempo de nuestro lado y apuntando a una estrategia de “buy and hold” (comprar y mantener).

Sería lo normal que las relaciones precio/ganancias (Price-to-earnings) sean inferiores al promedio del mercado por la prima de riesgo que se tenga que asumir. Asimismo, si las ventas anuales exceden su capitalización bursátil es un indicador de lo barato que se encuentra (Price-to-sales). Lo mismo se aplica al precio/valor de libros. Quizás el descuento respecto a las empresas de mayor tamaño de mercado se mantenga por mucho tiempo, pero al menos se está más seguro de comprar algo más barato en términos relativos.

Pero los múltiplos de valuación no siempre ofrecen descuentos. El razonamiento anterior se aplica a algunas compañías en particular, y no para el promedio de mercado. De hecho, si analizamos a la fecha de redacción de esta nota la valuación que poseen las empresas del S&P 500 comparada con la del S&P 600 de firmas de baja capitalización, observamos que las compañías del S&P 600 se encuentran más caras en términos relativos en relación a sus ganancias: el price-to-earnings trailing de este último es de 25,8x mientras que el consenso forward es de 18,3x. Para el tradicional índice S&P 500, los valores respectivos son 15,1x y 13,2x, respectivamente.

¿Cuál es la explicación? El inversor tiene que tomar en cuenta otro factor, que es la capacidad de generar crecimiento. Eso significa que el inversor estará dispuesto a pagar más por aquellas empresas que tengan una tasa de crecimiento de sus ventas y de sus ganancias más elevadas. Eso ocurre también cunado se comparan compañías de distintos países, un país de área central y otro emergente, por ejemplo.

Otro hecho que sí responde a la lógica es que las empresas de capitalización chica reparten menos dividendos, porque generalmente se las asocia con una mayor capacidad de crecer: el retorno por dividendos del S&P 600, de hecho, es menor que el del índice más tradicional de empresas grandes.