Las teorías más tradicionales en economía y finanzas asumen que los inversores toman decisiones completamente racionales en función de la información disponible en cada momento. Sin embargo, en los últimos años ha crecido exponencialmente una mirada alternativa, que reconoce que muchas veces los comportamientos se alejan considerablemente de este ideal completamente racional y objetivo.

Los nuevos enfoques, que ponen la atención sobre el impacto de las emociones y los sesgos cognitivos, parecen explicar mejor algunos fenómenos como las burbujas de los mercados y otros comportamientos de precios que muchas veces no se condicen con un comportamiento racional. En particular, el exceso de confianza y el comportamiento en manada son dos tipos de sesgos que pueden llevarnos a tomar decisiones de inversión especialmente desacertadas.

Exceso de confianza: todos estamos por encima del promedio

Un tipo de sesgo especialmente perjudicial es el sesgo de exceso de confianza, el cual implica que generalmente tenemos un optimismo excesivo e injustificado al respecto de nuestra capacidad en diferentes áreas y actividades.

Esto se ha observado en diferentes escenarios, no solo en los mercados financieros. Las encuestas indican que un 80% de los conductores de automóviles consideran que conducen mejor que el promedio, aunque suelen ser bastante críticos al respecto de las habilidades de otros conductores.

En el mismo sentido, un 70% de los alumnos del secundario consideran que sus habilidades de liderazgo están por encima del promedio, mientras que sólo un 2% piensa que tiene habilidades de liderazgo por debajo de la media. Resultaría especialmente interesante una encuesta que evalúe los conocimientos de estos estudiantes en estadística y matemáticas.

Por supuesto que estas encuestan reflejan un exceso de confianza por parte de los encuestados, y se han realizado investigaciones del mismo tipo en toda clase de ámbitos, generalmente con resultados similares. El mercado financiero no es de ninguna manera la excepción; por el contrario, es de lo más habitual que los inversores y operadores sobre-estimen su capacidad para tomar decisiones de inversión ganadoras.

Este sesgo es uno de los más peligrosos, ya que puede llevarnos a tomar riesgos excesivos. Sobre-estimar nuestra capacidad para seleccionar activos ganadores implica también subestimar las posibilidades de que las cosas no sucedan como lo esperamos. A largo plazo, este tipo de mentalidad puede llevarnos a cometer graves errores.

Algunos comportamientos típicos en cuanto a riesgos excesivos implican por ejemplo operar con demasiado apalancamiento o no diversificar adecuadamente el portafolio. Esto expone al operador a la posibilidad de cuantiosas pérdidas cuando los mercados le juegan una mala pasada.

Comportamiento de manada

Los seres humanos solemos sentirnos cómodos cuando avanzamos en la misma dirección que otras personas. Algunos especialistas consideran incluso que el comportamiento en manada tiene sus raíces en razones evolutivas relacionadas con nuestra capacidad de supervivencia.
Más allá de las razones detrás de este fenómeno, el comportamiento en manada suele llegar a niveles excepcionalmente extremos durante períodos de excesivo optimismo o pesimismo en los mercados.

En escenarios de burbujas de precios, como la burbuja tecnológica del año 2000 o la burbuja de bienes raíces en los Estados Unidos, el comportamiento en manada juega un rol fundamental. Cuando nuestros amigos, compañeros de trabajo y familiares están ganando dinero rápidamente en el mercado, esto nos lleva a sentirnos cómodos con la idea de invertir en la misma clase de activos.

Los medios de comunicación muchas veces exacerban el fenómeno al reflejar casos de inversores exitosos en esos mercados sin tener en cuenta los riesgos de la inversión o ponderar adecuadamente que se trata de un contexto de mercado bastante singular en cuanto a las ganancias de corto plazo.

En la jerga de mercado se utiliza el término FOMO, por las siglas en inglés “fear of missing out”, es decir, el miedo a quedarse fuera de una inversión atractiva cuando todo el mundo la está aprovechando. En un contexto agresivamente alcista de precios, este factor puede jugar un rol fundamental en cuanto a la toma de decisiones a nivel general.

Así las cosas, muchos inversores inexpertos se dejan llevar por el comportamiento de manada en contextos de mercados exageradamente optimistas. Esto significa pagar precios de burbuja, lo cual tiene graves consecuencias cuando la burbuja explota y los precios caen a niveles sustancialmente más bajos.

Lo mismo puede decirse de las ventas en momentos de pánico de mercado, cuando muchas veces los precios son excepcionalmente atractivos desde una mirada de largo plazo. Si todo el mundo está vendiendo, asumir el riesgo de mantener las posiciones, o incluso comprar, puede resultar especialmente difícil desde el punto de vista psicológico.

Por otro lado, la historia demuestra que el comportamiento de manada rara vez es el más inteligente a la hora de maximizar los retornos. La comodidad psicológica tiene un costo en términos de performance, y el criterio independiente en la toma de decisiones muchas veces nos lleva a resultados superiores en el tiempo.