Reino Unido se está preparando para abandonar la Unión Europea el 31 de octubre. Bajo el liderazgo del nuevo primer ministro, Boris Johnson, las perspectivas de un brexit “sin acuerdo” –antes visto por muchos como un escenario impensable- se ha convertido en una posibilidad real. Las preguntas que surgen son: ¿qué pasaría si Reino Unido se quedase fuera de la UE? ¿Qué podría significar esto para los inversores?
Para responder a la primera cuestión resulta útil volver la vista atrás. De hecho, una característica clave de nuestro conjunto de herramientas de gestión del riesgo es su capacidad para poner a prueba nuestras carteras en momentos tanto reales como simulados. En los últimos meses, hemos incluido análisis para diferentes escenarios de un brexit “sin acuerdo”.
¿En qué se traduce esto en la práctica?
Tras la inesperada victoria (52%-48%) a favor de salir de la UE en junio de 2016, el sentimiento hacia Reino Unido se volvió fuertemente negativo. Tanto los mercados de acciones británicos como al libra se hundieron y vimos cómo las empresas con un fuerte sesgo doméstico fuero vendidas de forma masiva, sobre todo los constructores de vivienda. Las acciones de compañías aéreas, automovilísticas y bancos también se vieron bajo presión. En los años transcurridos, el sector minorista se ha visto afectado por la caída de la confianza de los consumidores, una situación agravada por el inexorable aumento del comercio electrónico.
Sin embargo, también hemos visto ganadores en términos relativos dentro del mercado. Las mega-caps y los títulos defensivos (como por ejemplo el consumo básico) se comportaron bien dado que los inversores buscaron activos refugio. Las empresas capaces de ofrecer una fuente de ingresos diversificada y con poca volatilidad han sido muy apreciadas en los últimos tres años. Asimismo, aquellas entidades que obtienen buena parte de sus ingresos en el extranjero, como es el caso de las compañías de gas y petróleo y mineras, contaron con el favor de los inversores. Esto se debe sobre todo a dos motivos. Por un lado, el éxito de sus operaciones no depende generalmente de la situación doméstica en Reino Unido. Por otro, una libra débil hace que sus ingresos cosechados en el extranjero valgan más cuando los convierten a libras.