Los traders tienen en común: La empatía y la capacidad de escuchar, la fe en su propia capacidad para hacer las cosas en la vida y en el trabajo. La humildad y la voluntad de aceptar la derrota amablemente y aceptar también el éxito. El deseo de trabajar y no sólo esperar que llegue las cosas por si solas y tratar de tener más éxitos que derrotas.

Especialmente escuchan más de lo que hablaban. La capacidad de escuchar, ya sea a un mentor, a su ser interior, o al mercado, es fundamental para el éxito.

Tienen una fe inquebrantable y la fe en su propia capacidad, aceptan que la mayoría de cosas que salieron mal era porque probablemente estuvieron fuera de su control, ya que siempre planean su trabajo. Su honestidad brutal con ellos mismos y con los demás les permite desarrollar una fe en su propia capacidad que estaba más allá de la norma.

Son humildes, y entendieron que no eran más inteligentes, más fuerte, ni más sabios que los demás; sólo sabían que había algunos otros que tenían más fe en su propia capacidad de seguir a través de algo y lograr sus objetivos.

Tenían fe en que podían lograr cualquier cosa que se propongan, y humildad para aceptar la derrota; eso es lo que les define, y por lo general define a cualquier gran trader. Tener una meta, tener un plan y cumplirlo. Puede tomar tiempo, pueden producirse errores en el camino, pero que simplemente no van a dejar que las cosas les abrumen, ya que trazan su curso.

El éxito que los traders tienen es porque manejan un plan para desarrollar, para probar e interrogar sobre una base diaria de una operación. Comparten su plan como una obra en movimiento, y no como el Santo Grial. Un exitoso trader acepta que siempre hay algo nuevo que aprender, y por muy bueno que el plan sea hoy, habrá la oportunidad de mejorarlo mañana.

Espero que todos podamos llenarnos de estas grandes virtudes y sentirnos entusiasmados, que empecemos a creer que realmente podemos realizar lo que soñamos.