Una burbuja económica, especulativa, de mercado o financiera (todos ellos son sinónimos) se da cuando el precio de un activo se aleja cada vez más de su valor real o intrínseco, es decir del valor que debería tener si los mercados arbitraran correctamente los riesgos y los fundamentales.

La formación de una burbuja es básicamente una cuestión de comportamiento del inversor, en donde los precios suben más allá de lo razonable y acaban disociándose de la realidad. La burbuja acaba siempre estallando cuando desaparecen los compradores, lo que provoca una caída de los precios hasta incluso a niveles inferiores a los que deberían tener en relación a sus fundamentales.

Una burbuja especulativa o de mercado es la consecuencia directa de la especulación de los inversores, que se caracteriza por una suba anormal y prolongada del precio de un activo o producto, que se aleja cada vez más del valor real o intrínseco que debería tener. El proceso de suba lleva a que nuevos compradores sigan comprando con el fin de vender y salir con un precio mayor en el futuro provocando una espiral alejada de todo racional.

La teoría del “tonto mayor” se da cuando los nuevos compradores simplemente compran con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, y no en base a sus fundamentos económicos, o por el flujo de fondos futuro descontado a la tasa de descuento relevante, tal como debería valuarse un activo en la práctica. Los inversores, excesivamente optimistas (los tontos) que se desenvuelven en un mercado compran activos sobrevaluados anticipando su venta a especuladores (más tontos aún) a un precio mucho mayor. Así se gesta una burbuja.

Es así como el “efecto manada” lleva a la mayoría de los inversores a asumir que si todo el mundo está comprando un activo, debe ser porque es una oportunidad interesante, porque todo el mundo no puede estar equivocado.

Una burbuja puede durar muchos años, y hasta puede formarse sin siquiera que nos demos cuenta de que existe, y puede durar hasta mucho tiempo después de haberse reconocido su existencia.

Todos han escuchado hablar de alguna burbuja económica o de mercado. Pero, ¿cómo detectarlas?

Para que haya burbuja, es necesario que se den los siguientes factores:

1. Importantes alzas en el precio de un activo o clase de activos.
2. Gran entusiasmo público acerca de estos aumentos de precios.
3. Gran repercusión mediática.
4. Nuevos métodos de valoración que justifican esos altos precios.
5. Caída en la actividad del sistema crediticio.

A todas estas características en común, agregamos la abundancia de crédito y su bajo costo, ambos factores que magnifican los efectos de una crisis.

Un gran estudioso de las burbujas fue Hyman Minsky, que las vinculó al crédito, a las innovaciones tecnológicas y a las variaciones de las tasas de interés.

Como muchas veces es imposible determinar el valor intrínseco de los bienes o de negocios detrás de algunas compañías, las burbujas son frecuentemente identificadas a posteriori, es decir cuando los precios cayeron.

La estructura básica de una burbuja especulativa se puede dividir en 5 fases:
SUSTITUCIÓN (displacement): es el incremento del valor de un activo
DESPEGUE (take off): lo originan las compras especulativas, es decir comprar ahora para vender a futuro a un precio mayor y obtener una utilidad.
EXUBERANCIA (exuberance)
ETAPA CRÍTICA (critical stage): comienzan a escasear los compradores, algunos comienzan a vender.
ESTALLIDO (crash): cuando los compradores desaparecen por completo e incluso muchos comienzan a vender en descubierto, forzando las bajas y dándole mucha volatilidad.

La espiral de continuas subas hace que el precio del activo alcanza niveles absurdamente altos hasta que la burbuja acaba estallando debido al inicio de la venta masiva del activo cuando hay pocos compradores dispuestos a adquirirlo que hasta puede llevarla en forma brusca y repentina a los precios inferiores a su nivel de equilibrio (es decir yéndose exactamente al otro lado).

Dos cosas siempre se comprueban en las burbujas: que no se sabe cuánto duran, pero que al final terminan estallando.

En la actual coyuntura de tasas de referencia aún en cero en los EE.UU. y con una abundante liquidez mundial producto de la desenfrenada emisión monetaria en países centrales para hacer frente a la recuperación de la actividad, es indudable que existen dos efectos colaterales:
1) el resurgimiento de la inflación.
2) la generación de burbujas en algunas clases de activos.

Aún el primer factor no ha aparecido en los países desarrollados, pero lo hará. E indudablemente, es tarea del inversor intentar determinar dónde pueden existir burbujas. Ya los mercados ajustaron de manera violenta la suba de las acciones chinas este año y, a comienzos de este año, los precios de bonos del tesoro norteamericano.