David Rosenberg es una de las personalidades más influyentes en Wall Street. Durante un largo tiempo ocupó la posición de Economista Jefe de Merrill Lynch, uno de los bancos de inversión más poderosos a escala global. En este rol se convirtió en una de las voces más escuchadas en el mercado, lo cual le significó enorme prestigio y reconocimiento entre los analistas de mercado.

Sin embargo, desde hace algunos años Rosemberg comenzó a gestionar inversiones para Gluskin Sheff. En una reciente entrevista con Bloomberg, el economista estrella del mercado comparte algunas lecciones claves surgidas de esta transición.

En la jerga de mercado, los analistas de inversiones se pueden dividir en “sell side” o “buy side”. En el grupo de sell side se incluyen aquellos que producen investigacion y todo tipo de análisis sobre mercados e inversiones. El trabajo de Rosenberg como Economista Jefe de Merrill Lynch se encuadra claramente dentro de este segmento, brindando asesoramiento a los clientes del banco y a su propio equipo de analistas sobre los principales aspectos a tener en cuenta para tomar decisiones.

En cambio, gestionando activos en Gluskin Sheff, Rosemberg cumple funciones en lo que se conoce con el nombre de buy side. En este caso, contrata análisis y toda clase de informes y asesoramiento para tomar decisiones de inversión, gestionando dinero bajo su responsabilidad.

Una primera mirada superficial podría indicar que no se trata de un cambio demasiado grande. Después de todo, un experto en materia de economía y finanzas globales debería estar bien capacitado para gestionar inteligentemente un portafolio. Sin embargo, existen algunas diferencias clave entre ambas funciones.

De hecho, Rosenberg considera que este cambio resultó enormemente desafiante en cuanto a sus capacidades y su forma de entender el mercado ante diferentes escenarios. En sus propias palabras durante la entrevista:

“La vida de un gestor de portafolios, su cerebro, es una gran distribución de probabilidades ante diferentes escenarios posibles. Aprendí más en los últimos 6 años en Glusking Sheff trabajando en el buy side como estratega y economista que en los 22 años anteriores trabajando en diferentes áreas de sell side. Porque aprendí cómo producir un pronóstico que sea útil para alguien que gestiona dinero para vivir.”

Lo que plantea Rosenberg es que desde el lado de sell side realizar pronósticos con mucha confianza es relativamente sencillo. De hecho, mientras más certero y grandilocuente el pronóstico, probablemente atraerá mayor atención entre los medios de prensa, lo cual suele ser favorable para el negocio.

Desde este punto de vista, no resulta difícil entender porqué muchas veces se escuchan pronósticos de alto calibre sobre todo tipo de cuestiones. Los mercados están al borde de un colapso, determinado país será la nueva potencia mundial o tal industria va a producir ganancias explosivas para los inversores.

El analista de sell side suele ganar notoriedad y clientes en base a este tipo de pronósticos. Sin embargo, los mismos rara vez resultan acertados, cuestión que en la mayoría de los casos pasa desapercibida en el tiempo a medida que nuevas tendencias y variables acaparan la atención de los inversores.

Trabajando en la gestión de activos, en cambio, las cosas son muy diferentes. Una apuesta grande en el sentido equivocado puede costar mucho dinero a los inversores, lo cual no suele olvidarse fácilmente. Así las cosas, es fundamental para quienes gestionan dinero entender que el futuro es siempre impredecible, se trabaja con diferentes probabilidades, no con certezas sobre lo que va a suceder.

Esta diferenciación es muy importante a la hora de analizar ideas de inversión y escuchar los consejos de economistas y asesores. En primer lugar, vale la pena prestar atención a la trayectoria de aciertos y errores con la que cuenta el analista en cuestión.

Muchas veces los medios de prensa le dan mayor importancia a los analistas que generan títulos que atraen la atención del público, no necesariamente a quienes tienen una trayectoria valiosa en cuanto a la calidad de su análisis. Además, un buen pronóstico económico no necesariamente se traduce en una tesis de inversión de implementación sencilla.

Tal vez una industria tiene un potencial de crecimiento superlativo. Sin embargo, cuando los precios de los activos están sobrevaluados, comprar activos en ese sector puede resultar un grave error. En el mismo sentido, aún si un determinado país está yendo por el camino equivocado en materia de política económica, esto puede demorar años en tener efectos sobre la economía real y los mercados financieros en ese mercado en particular.

Los analistas más valiosos, entonces, son aquellos que brindan una mirada multidimensional de una inversión, incorporando tanto los riesgos como el potencial de ganancias para el inversor. En especial, contar con experiencia gestionando dinero real puede ser un agregado muy importante a la hora de analizar la calidad del analista.

Tal como aprendió Rosemberg, realizar pronósticos financieros y tomar decisiones de inversión pueden ser dos cosas muy diferentes. El inversor inteligente debe tener esto en cuenta a la hora de escuchar a los analistas y decidir cómo actuar en función de los mismos.