Ganarle al mercado, es decir, obtener retornos superiores al promedio, no es tarea sencilla. De hecho, la mayoría de los gestores profesionales de activos no logran superar a los índices a largo plazo. Teniendo esto en cuenta, es muy importante que el inversor tenga bien en claro de donde proviene su ventaja cuando intenta ganarle al mercado.

Podría pensarse que los administradores profesionales de fondos están en una posición ideal para ganarle al resto del mercado. Después de todo, ellos tienen los conocimientos y los recursos económicos y estratégicos para tomar las mejores decisiones de inversión. Sin embargo, no es el caso. Por el contrario, los estudios estadísticos demuestran consistentemente que más de un 70% de los gestores profesionales de fondos de inversión suelen tener retornos inferiores a los índices de referencia.

Por otro lado, los datos también demuestran que diferentes estrategias de inversión pueden generar resultados muy atractivos a largo plazo. Por ejemplo, invertir en compañías subvaluadas, en negocios con buenos dividendos o en empresas de alto crecimiento son algunas de las estrategias que han demostrado su capacidad para ganarle al mercado con el correr de los años.

El punto clave es que existen diferentes caminos para obtener retornos por encima del promedio, aunque la mayoría de los gestores profesionales no logra transitarlos con éxito. Ganarle al mercado es relativamente sencillo cuando analizamos las estadísticas de retorno de diferentes estrategias basadas en indicadores financieros o cuantitativos, pero incluso los profesionales de mercado suelen tener dificultades para aplicar estas estrategias en forma efectiva.

Así las cosas, el inversor individual debe ser bien consciente de que superar al retorno del mercado no es nada sencillo. Excepto que uno tenga bien en claro cuál es su ventaja al respecto de la toma de decisiones, puede ser mejor idea apostar a una cartera bien diversificada de ETFs que intentar ganarle al mercado estando en inferioridad de condiciones.

Más allá de esto, es cierto que el inversor individual puede tener algunas ventajas importantes en comparación con los gestores profesionales, y uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es la posibilidad de enfocarse en el largo plazo y mantener la estrategia en el tiempo.

Una estrategia de inversión se considera exitosa cuando puede generar retornos superiores al promedio de mercado a largo plazo. Se necesita un período de estudio que cubra al menos unos 25 años para demostrar que efectivamente una estrategia de inversión es ganadora y en muchos casos los estudios cubren varias décadas.

Por otro lado, que una estrategia resulte ganadora en un período de varias décadas no necesariamente implica que vaya a superar al mercado todos los años. Por el contrario, muchas de las mejores estrategias acumulan períodos de 3 o 5 años en los cuales los retornos están por debajo del promedio.

Para muchos profesionales resulta difícil o casi imposible aplicar una estrategia cuando los retornos son decepcionantes, ya que podrían perder a sus clientes e incluso su propio empleo. Por lo tanto, muchos gestores van saltando de una estrategia a la otra en búsqueda de obtener buenos retornos a corto plazo, lo cual suele resultar enormemente contraproducente en la mayoría de los casos.

El inversor individual, en cambio, no necesita rendirle cuentas a nadie. Por lo tanto, puede encontrar una ventaja central en su capacidad para seguir aplicando la estrategia durante períodos de vacas gordas y flacas, confiando en que los retornos a largo plazo estarán por encima del promedio de mercado.

Otra ventaja clave es la flexibilidad. La mayoría de los gestores de activos enfrenta restricciones en cuanto a los activos en los cuales pueden invertir. En general los profesionales están forzados por reglamento a invertir en compañías de determinado país o que tengan un tamaño por encima de determinado nivel. Además, es muy común que los profesionales deban mantener un determinado grado de diversificación entre diferentes sectores.

El inversor individual puede sacar provecho de estas diferencias. Las acciones de compañías pequeñas suelen ser más volátiles y riesgosas, pero también más rentables. En el mismo sentido, la posibilidad de invertir en diferentes mercados según el momento y la conveniencia puede ser otra herramienta clave para maximizar las ganancias.

También es posible obtener retornos por encima de la media al concentrar el portafolio en sectores específicos. Cuando el inversor cuenta con conocimientos diferenciales en sectores como tecnología, finanzas o salud, mayores son las probabilidades de encontrar acciones ganadoras dentro de ese sector.

En definitiva, si pretendemos ganarle al mercado necesitamos contar con una ventaja clara. Los conocimientos técnicos son importantes, sin embargo, el foco en el largo plazo y la flexibilidad en búsqueda de oportunidades pueden hacer la gran diferencia.