La volatilidad de mercado ha estado en aumento en los últimos meses, y esto es claramente un motivo de preocupación para los inversionistas. Los movimientos abruptos de precios, especialmente cuando son a la baja, pueden resultar bastante dolorosos. Sin embargo, el inversor inteligente puede aprender a sacar provecho de la volatilidad para maximizar sus ganancias a largo plazo en forma simple y efectiva.

Lo que nos dice la historia

El período comprendido entre el año 2000 y 2014 ha sido particularmente difícil para el mercado accionario. Es importante recordar que esta etapa incluye tanto la explosión de la burbuja de acciones tecnológicas como el colapso de mercado posterior a la crisis hipotecaria. En ambas ocasiones, el índice estadounidense S&P 500 llegó a tener ajustes cercanos al 50% de su valor, lo cual puede ser claramente muy doloroso para el inversor que ve el valor de su capital depreciarse en esa magnitud.

Por el contrario, esta etapa ha sido muy beneficiosa para el mercado de bonos. Las tasas de interés a escala global estuvieron en una etapa claramente bajista, y los bancos centrales en todo el mundo tomaron agresivas medidas para estimular la economía reduciendo las tasas de interés a niveles históricamente bajos. Es decir, se trató de un período excepcionalmente beneficioso para los inversionistas en bonos.

Los datos históricos para períodos largos de tiempo demuestran con toda claridad que las acciones brindan retornos anuales mayores que los bonos en el tiempo. Dado que las acciones son más volátiles y riesgosas, es natural que así sea. Como la etapa comprendida entre 2000 y 2014 fue excepcionalmente dificultosa para las acciones y extraordinariamente favorable para los bonos, esta relación no se ha mantenido.

El indicador S&P 500 tuvo un retorno anual de 4,1% a lo largo de este período, mientras que generalmente se observa que el índice suele generar ganancias anuales en niveles de entre 9% y 11% en el largo plazo. De hecho, el índice bonos de corto plazo Vanguard Short Term Bond Index brindó prácticamente el mismo retorno anual, aunque lo hizo con una volatilidad sensiblemente menor.

En base a mediciones estadísticas, la volatilidad en el mercado de acciones fue 7 veces superior a la volatilidad observada en los bonos de corto plazo, aunque los retornos anuales fueron prácticamente idénticos. Es decir que en primera instancia, podría decirse que invertir en bonos fue mucho mejor negocio que hacerlo en acciones.

Cuando la volatilidad juega a favor

Analizando el caso del inversor que deposita una suma fija al inicio del período, los bonos y las acciones brindaron retornos similares, aunque los bonos lo hicieron con una volatilidad muy inferior. Es decir, los bonos resultaron la opción ganadora desde el punto de vista de riesgo versus retorno.

Por otro lado, a continuación analizamos en caso de aquel que invierte 1000 dólares por mes durante la etapa 2000-2015 en acciones o en bonos. A diferencia del caso anterior, el dinero ingresa todos los meses al mercado a los precios del momento, y los resultados pueden resultar sorprendentes.

Una posición en acciones hubiera aportado 180.000 dólares en efectivo a lo largo de este período, y hubiera obtenido un capital final de 352.202 dólares. Es decir, casi el doble del capital invertido, lo cual equivale a un retorno anual del 8,5% a lo largo de 15 años.

Un inversor en bonos, en cambio, hubiera terminado con un capital de 228.294 dólares, lo cual significa un retorno del 3% anual. Es decir, el inversor en bonos hubiera terminado el período con un 35% menos de capital total que el inversor en acciones.

¿Si ambos activos tuvieron retornos similares a lo largo del período, cómo es posible que el inversor en acciones haya ganado mucho más dinero? Sencillamente porque la volatilidad juega a favor cuando estamos invirtiendo sumas recurrentes de dinero todos los meses.

Cada dólar de acciones comprado al principio del período rinde cerca de un 4% anual. Sin embargo, las compras a precios bajos luego de las caídas tuvieron retornos del 15% o incluso del 20% en los años siguientes. Así las cosas, cuando se invierte sumas de dinero regulares en el tiempo, la volatilidad ayuda a comprar mayor cantidad de acciones cuando los precios bajan, y esto es un gran aliado para maximizar las ganancias a largo plazo.

Básicamente, cuando invertimos la misma cantidad de dinero todos los meses, compraremos más cantidad de acciones a precios bajos y menos cantidad a precios altos. Sin necesidad de aplicar ninguna estrategia de timing de mercado, este sistema tan sencillo nos permite sacar provecho de la volatilidad de precios para maximizar nuestros retornos en el tiempo.