Analizaremos en este artículo la estrategia con opciones más común y efectiva: el lanzamiento cubierto de acciones. Es una práctica muy común entre inversores. Se trata de una mezcla de renta fija y renta variable que todos los inversores deberían considerar a la hora de invertir en el mudo de las acciones (de cualquier otra variable que tenga una elevada volatilidad), una práctica más que habitual y que apunta a reducir el riesgo de un portafolio y/o percibir una tasa de interés mucho más alta que instrumentos de renta fija, siempre y cuando se den distintas condiciones.

Una opción es un instrumento muy particular, perteneciente a la clase de activo denominada "derivados", como los futuros, ya que su precio se deriva de un activo subyacente, como el precio de una acción, un commodity o una divisa, entre otros. Brinda a su poseedor el derecho a comprar o vender un activo a un precio determinado durante un período o en una fecha prefijada.

Las opciones sobre ETFs son muy utilizadas en la práctica, en muchos casos más de lo que una acción podría ofrecernos. También el mercado puede otorgarnos mayor volatilidad y retorno esperado aún operando opciones de los ETFs “apalancados”, que hasta pueden triplicar los movimientos de los ETFs tradicionales.

El inversor puede comprarse una acción y “lanzarla”, vendiendo un derecho a que alguien en una fecha futura se lo compre a determinado precio, y percibir en el momento de tomar esa decisión, un importe de dinero que variará en función de diferentes factores, entre los que deben mencionarse la volatilidad, el plazo y el precio elegido para venderlo (base, o str**e). Es decir que la estrategia de lanzamiento cubierto o “covered call” implica la compra de un activo financiero y la simultánea venta de una opción de compra, denominada call, sobre dicho activo: implica adquirir un activo a un precio determinado y comprometerse a vender ese activo a un valor determinado en una fecha preestablecida, quedándose el inversor con la prima y muchas veces un diferencial de precios como ganancia.

Lo apasionante de este mercado, es que es muy creativo y en constante dinamismo, permitiendo todo tipo de estrategias combinadas con otras opciones así como el constante dinamismo de la misma estrategia de lanzamiento cubierta, porque es posible recomprar esas opciones y vender la acción, siempre y cuando la acción y su derivado tengan liquidez. De ahí la importancia de elegir plazas líquidas para actuar.

Salvando las distancias, las opciones son como contratos de compañías de seguros. El que compra el call transfiere el riesgo de que el activo baje al que vende el call. Por lo tanto, el que lo vende actúa como una compañía de seguros, aunque cobrando una prima para asumir ese riesgo y en cualquier momento pudiendo desarmar la estrategia si ve que el mercado se da vuelta y adopta una tendencia alcista, recomprando las opciones vendidas.

Es muy importante que el inversor sepa que la protección es imperfecta. Puede hacerse más perfecta acortando los plazos o eligiendo bases más bajas, y por lo tanto, más seguras (con menos potencial de ofrecerle un alto rendimiento), pero siempre se corre el riesgo de que la prima cobrada por el lanzamiento no alcance a cubrir la protección dada por dicha estrategia. En ese caso, el inversor deberá asumir una pérdida (no realizada). Una pérdida menor a la que hubiese tenido si no hubiese lanzado los calls, y una pérdida no realizada porque puede renovar la estrategia al vencimiento de la base en la fecha estipulada con el objetivo de dar vuelta la suerte a futuro eligiendo una nueva fecha de lanzamiento.

Al igual que los contratos de futuros, la función básica de los contratos de opciones es la cobertura del riesgo (hedging) de las variaciones de los precios del activo subyacente, trasladando su volatilidad al comprador del instrumento ya que del otro lado, otro inversor puede potenciar el rendimiento de una cartera de activos (especulación).

El lanzamiento es “cubierto” cuando se tiene el subyacente, es decir, las acciones de la compañía. Mucho más descubierto es “lanzarse en descubierto”, o “naked” (desnudo) porque uno tradea un instrumento con una volatilidad extrema en la que puede perder más del 100% de la inversión inicial, o teniendo que reponer garantías antes como si fuese una cuenta de futuros ante la probabilidad de que pierda todo el dinero.

La estrategia espejo a la del lanzamiento cubierto y con el mismo objetivo de proteger la cartera es el “protective put”; también se puede comprar una opción de venta (put), que da al inversor el derecho pero no la obligación de vender un determinado activo a un determinado precio en una fecha establecida en el futuro.

La anterior es una estrategia claramente defensiva: el vendedor tiene la obligación de comprar el activo en la fecha acordada y al precio acordado si el comprador decide ejercer la opción. Si el mercado baja y la opción es ejercible, al vencimiento vendo mis acciones al precio estipulado de antemano, con una ganancia respecto al precio de mercado de ese momento. Comprar un put es equivalente a contratar un seguro del portafolio: la prima a pagar (el costo) equivaldrá en ese caso al valor de la póliza. Esa cobertura puede hasta ser perfecta y cubrir exactamente la pérdida potencial. Por ejemplo, si se quiere proteger unas 100 acciones de la empresa Apple (AAPL), deberá entonces comprar 1 lote (un lote son 100 acciones) de puts de Apple con un determinado vencimiento y a un determinado precio de ejercicio (o “str**e”) cercano al precio de cotización de la especie. La compra de un lote otorga el derecho al tenedor del mismo a comprar (si es un call) o a vender (si es un put) 100 acciones del activo subyacente, es decir, la acción en este caso seleccionada. Un lote, la mínima compra posible. En caso de querer cubrirse de caídas más importantes, se puede comprar puts con precios de ejercicios más bajos, que saldrán más baratos y que serán más difíciles de que su precio aumente porque la probabilidad de ese escenario es menor.

Ambas son estrategias defensivas. Si uno espera un mercado alcista, se podría comprar un call, comprar la acción o vender un put, o una combinación de estas últimas dos.