Lore12
07-08-2018, 11:10 PM
Los iraníes afrontan con preocupación la imposición de las sanciones estadounidenses, que entraron hoy en vigor, y con dudas el nuevo plan económico aprobado por el Gobierno para aliviar la crisis y mitigar sus efectos.
Aunque muchos ciudadanos afirmaron durante los dos últimos años que no sentían los beneficios del acuerdo nuclear de 2015 y el consecuente levantamiento de las sanciones internacionales, el regreso de estas medidas punitivas ha despertado de nuevo los temores ante los problemas económicos que sufre el país.
La carestía, la escasez de productos, la inflación y el aumento del desempleo son las principales preocupaciones de los ciudadanos, cuyo descontento estalló la semana pasada en protestas esporádicas en varias ciudades.
Antes de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara su retirada del pacto nuclear y la reimposición de sanciones, la certeza de que esto iba a ocurrir ya creó incertidumbre y provocó una devaluación de la moneda nacional.
Cada nueva declaración sobre las sanciones o cruce de amenazas entre las autoridades de EE.UU. e Irán estuvo seguido también por una mayor depreciación del rial, que ha perdido más de la mitad de su valor desde abril, fomentando el alza de los precios.
Faride, una mujer que cobra la jubilación de su marido fallecido, explicó a Efe que está "bajo mucha presión económica" y que debido a la subida de los precios el dinero que recibe "no da ni para la comida ni para llegar a fin de mes".
"Me da vergüenza decirlo pero es que no me alcanza para mantener el nivel alimenticio de antes, ya no compro carne y muchos días preparo lentejas. No sé cómo va a evolucionar la situación con las sanciones", se lamentó Faride, cuya familia es de clase media.
El precio de los productos lácteos se incrementó la semana pasada un 32 por ciento, mientras que el del pollo alcanzó los 110.000 riales, frente a los 70.000 de finales de julio.
La devaluación de la moneda ha dificultado también las importaciones, que ahora además se ven afectadas por las sanciones estadounidenses, que penalizan el comercio de productos como el oro y ciertos metales y prohíben la compra de dólares por parte del Gobierno iraní.
Mohamad, un dentista de 28 años de Teherán, dijo a Efe que ya no consigue ciertos productos y materiales y que de lograrlo es a "un precio mucho más elevado" y con un retraso de dos meses.
"La producción de artículos de odontología en Irán es muy escasa y de baja calidad. Importamos de Corea del Sur, Japón, Alemania, Francia y Suiza, entre otros", agregó.
El dentista comentó que algunos de sus colegas han empezado a cobrar a sus clientes en divisa, mientras que en una de las clínicas en las que trabaja han tenido que rechazar clientes por no contar con los materiales necesarios para realizar el tratamiento.
Esta situación desesperada llevó a cientos de personas a protagonizar la semana pasada manifestaciones contra las políticas económicas del Gobierno, que en algunos casos han derivado en disturbios y en críticas contra el propio sistema de la República Islámica.
Para intentar solucionar los problemas económicos de la población y atenuar el efecto de las sanciones estadounidenses, las autoridades pusieron en marcha esta jornada un nuevo paquete de medidas, cuyo resultado es por el momento dudoso.
El Ejecutivo del presidente, Hasan Rohaní, anunció que el Banco Central seguirá ofreciendo el dólar al tipo de cambio oficial de 42.000 riales para la importación de alimentos básicos y medicamentos, mientras que los exportadores no petroleros venderán su divisa a otros importadores de bienes necesarios.
Al mismo tiempo se relajan las medidas que regulan la tasa de cambio del rial, lo que permitirá la reapertura de las casas de cambio, cerradas en su mayoría desde abril tras la imposición del tipo oficial.
Sin embargo, las casas de cambio del centro de Teherán permanecieron hoy en su mayoría cerradas y las pocas abiertas no compraban ni vendían divisa, mientras que los compradores ilegales en la calle ofrecían 85.000 riales por un dólar, según pudo constatar Efe.
Empleados de estos establecimientos indicaron que todavía no han recibido las ordenes del Banco Central de cómo actuar, dejando a los potenciales clientes con las manos vacías y expresando una retahíla de lamentos y quejas.
Aunque muchos ciudadanos afirmaron durante los dos últimos años que no sentían los beneficios del acuerdo nuclear de 2015 y el consecuente levantamiento de las sanciones internacionales, el regreso de estas medidas punitivas ha despertado de nuevo los temores ante los problemas económicos que sufre el país.
La carestía, la escasez de productos, la inflación y el aumento del desempleo son las principales preocupaciones de los ciudadanos, cuyo descontento estalló la semana pasada en protestas esporádicas en varias ciudades.
Antes de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara su retirada del pacto nuclear y la reimposición de sanciones, la certeza de que esto iba a ocurrir ya creó incertidumbre y provocó una devaluación de la moneda nacional.
Cada nueva declaración sobre las sanciones o cruce de amenazas entre las autoridades de EE.UU. e Irán estuvo seguido también por una mayor depreciación del rial, que ha perdido más de la mitad de su valor desde abril, fomentando el alza de los precios.
Faride, una mujer que cobra la jubilación de su marido fallecido, explicó a Efe que está "bajo mucha presión económica" y que debido a la subida de los precios el dinero que recibe "no da ni para la comida ni para llegar a fin de mes".
"Me da vergüenza decirlo pero es que no me alcanza para mantener el nivel alimenticio de antes, ya no compro carne y muchos días preparo lentejas. No sé cómo va a evolucionar la situación con las sanciones", se lamentó Faride, cuya familia es de clase media.
El precio de los productos lácteos se incrementó la semana pasada un 32 por ciento, mientras que el del pollo alcanzó los 110.000 riales, frente a los 70.000 de finales de julio.
La devaluación de la moneda ha dificultado también las importaciones, que ahora además se ven afectadas por las sanciones estadounidenses, que penalizan el comercio de productos como el oro y ciertos metales y prohíben la compra de dólares por parte del Gobierno iraní.
Mohamad, un dentista de 28 años de Teherán, dijo a Efe que ya no consigue ciertos productos y materiales y que de lograrlo es a "un precio mucho más elevado" y con un retraso de dos meses.
"La producción de artículos de odontología en Irán es muy escasa y de baja calidad. Importamos de Corea del Sur, Japón, Alemania, Francia y Suiza, entre otros", agregó.
El dentista comentó que algunos de sus colegas han empezado a cobrar a sus clientes en divisa, mientras que en una de las clínicas en las que trabaja han tenido que rechazar clientes por no contar con los materiales necesarios para realizar el tratamiento.
Esta situación desesperada llevó a cientos de personas a protagonizar la semana pasada manifestaciones contra las políticas económicas del Gobierno, que en algunos casos han derivado en disturbios y en críticas contra el propio sistema de la República Islámica.
Para intentar solucionar los problemas económicos de la población y atenuar el efecto de las sanciones estadounidenses, las autoridades pusieron en marcha esta jornada un nuevo paquete de medidas, cuyo resultado es por el momento dudoso.
El Ejecutivo del presidente, Hasan Rohaní, anunció que el Banco Central seguirá ofreciendo el dólar al tipo de cambio oficial de 42.000 riales para la importación de alimentos básicos y medicamentos, mientras que los exportadores no petroleros venderán su divisa a otros importadores de bienes necesarios.
Al mismo tiempo se relajan las medidas que regulan la tasa de cambio del rial, lo que permitirá la reapertura de las casas de cambio, cerradas en su mayoría desde abril tras la imposición del tipo oficial.
Sin embargo, las casas de cambio del centro de Teherán permanecieron hoy en su mayoría cerradas y las pocas abiertas no compraban ni vendían divisa, mientras que los compradores ilegales en la calle ofrecían 85.000 riales por un dólar, según pudo constatar Efe.
Empleados de estos establecimientos indicaron que todavía no han recibido las ordenes del Banco Central de cómo actuar, dejando a los potenciales clientes con las manos vacías y expresando una retahíla de lamentos y quejas.