buscandopoder
22-08-2018, 12:07 AM
Montañismo, surf, ciclismo, submarinismo o esquí en uno de los mejores destinos mundiales para los deportes 'outdoor'
Japón es uno de los destinos más fascinantes del mundo. Tiene un no sé qué carismático en cada una de sus facetas que cautiva. Desde las películas de Kitano hasta la filosofía Zen que se respira en los templos centenarios, pasando por su historia trepidante o tradiciones tan coloridas como el festival de Awa Odori, la fiesta anual de danza que se celebra en la isla de Shikoku. Nada en Japón deja indiferente, y no se puede evitar pensar que toda la cultura nipona está forjada y moldeada por la sobrecogedora naturaleza y geografía de sus islas. Probablemente el mejor secreto guardado a los turistas que casi exclusivamente visitan Japón por su cultura.
Japón es un gigantesco archipiélago que se extiende desde el sur de Rusia al este de Taiwán por casi 3.000 kilómetros, la distancia que hay entre Cádiz y Estocolmo. 6.852 islas montañosas que gozan de clima templado septentrional a subtropical. Montañas, bosques, ríos caudalosos, grandes nevadas, prístinos arrecifes de coral, olas perfectas. Los tesoros naturales que alberga el país son excepcionales, con un potencial para los deportes outdoor que pocos países pueden ofrecer. Yo tengo centenares de destinos seleccionados que espero visitar algún día… Le recomiendo estos tres:
[1] Buceo en Okinawa
Justo al sur, más cerquita de Taiwán que de Tokio, la prefectura de Okinawa la forman varios pequeños archipiélagos. Goza de unos arrecifes mimados por la corriente cálida del Japón donde más de 200 especies de coral crecen y decenas de miles de especies marinas del Pacífico habitan. En sus aguas es posible tener encuentros con tiburones de arrecife, tortugas, peces de colorida librea y grandes ballenas yubartas, aunque esto solo en invierno. La isla principal cuenta con más de 50 puntos de inmersión, pero la región de Yaeyema, a 400 km al sur, es fantástica. Allí en la isla de Ishigaki se encuentra una colonia de grandes mantas rayas, un encuentro submarino muy especial. Más hacia el este está la isla Yanaguni que tiene el honor de poseer un punto de inmersión conocido más en los espacios televisivos sobre hechos sobrenaturales que en el submarinismo: las ruinas submarinas. Descubiertas en 1986, todavía no se sabe si son fenómenos naturales o reliquias de una antigua civilización, esta sí que es una inmersión única. Y por si le entra la morriña mientras visita Okinawa, en la isla Shimoji, más cerca de la isla principal, se encuentra el punto de buceo Antonio Gaudí, una serie de cuevas interconectadas y con focos de luz que recuerdan a los diseños del arquitecto español.
1508
[2] Esquí en Niseko
De los mares subtropicales vamos al norte de Japón, a la altura de Vladivostok, donde la corriente de aire frío que barre Hokkaido desde el mar de Ojotsk deposita en sus montañas una nieve en polvo de calidad premium, de las mejores del mundo. En Niseko hay una montaña que no es el monte Fuji, pero se le parece como dos gotas de agua, el monte Yotei, un volcán activo con cuatro estaciones de esquí que se extienden por sus laderas. 48 kilómetros de pistas y un mundo fuera de ellas entre valles de pinos. Las cuatro estaciones están intercomunicadas, así que los grandes esquiadores pueden disfrutar de ellas con un solo pase. La primera que esquiaría yo sería Niseko Village por las pistas que se adentran en los bosques con unas vistas y unos parajes sobrecogedores, eso sí, algunas con pendientes respetables.
Una alternativa a Niseko es Hakuba, en la isla principal de Honsu, bastante más cerca de Tokio. Albergó los Juegos Olímpicos de 1998 y cuenta con picos de más de 3.000 metros, nueve estaciones y algunas pistas de más de ocho kilómetros. Aquí tampoco se puede fallar.
[3] Senderismo por la ruta sagrada Kumano Kodo Iseji
Situado al sur de Tokio, en la prefectura Kodo, hay una ruta de 170 km de peregrinaje, sagrada para los japoneses y Patrimonio de la Humanidad: la ruta Kumano Kodo Iseji. Transcurre por la sierra de los montes Kii, entre densos bosques sumidos en la niebla, pasos de montaña, caminos empedrados centenarios, ríos, cascadas y templos. La ruta une tres grandes santuarios a través de paisajes sobrecogedores. No es extraño que la espiritualidad del sintoísmo y el budismo se pueda sentir en estos parajes, incluso si usted no procesa religión alguna. Pero no se equivoque, aun siendo una ruta de peregrinación es demandante físicamente en algunos pasos de montaña como Hajikami, Miura o Magose. Un consejo, haga un pequeño desvío hacia la “espalda del elefante” cuando pase Magose-toge, allí las vistas son espectaculares.
Destinos alternativos: Kamikochi en el Parque Nacional Chubu-Sangaku, en Nagano, a 1.500 metros de altitud en las estribaciones del monte Oku-Hotaka, de 3.190 metros. El monte Aso, en el Parque Nacional Aso-Kuju en Kumamoto, parece una construcción extraterrestre, pero es una cadena de unos 15 volcanes activos, rodeados por praderas, bosques y lagos. Se puede acceder al borde de los volcanes aún activos y después de la caminata darse un baño en las termas naturales del balneario de Nagayu. Pero si lo que le ha llamado la atención es la espiritualidad, la isla de Shikoku le ofrece una ruta por 88 templos, eso sí, son 1.200 km... a lo mejor tendría que alargar su estancia para completarla.
Japón es uno de los destinos más fascinantes del mundo. Tiene un no sé qué carismático en cada una de sus facetas que cautiva. Desde las películas de Kitano hasta la filosofía Zen que se respira en los templos centenarios, pasando por su historia trepidante o tradiciones tan coloridas como el festival de Awa Odori, la fiesta anual de danza que se celebra en la isla de Shikoku. Nada en Japón deja indiferente, y no se puede evitar pensar que toda la cultura nipona está forjada y moldeada por la sobrecogedora naturaleza y geografía de sus islas. Probablemente el mejor secreto guardado a los turistas que casi exclusivamente visitan Japón por su cultura.
Japón es un gigantesco archipiélago que se extiende desde el sur de Rusia al este de Taiwán por casi 3.000 kilómetros, la distancia que hay entre Cádiz y Estocolmo. 6.852 islas montañosas que gozan de clima templado septentrional a subtropical. Montañas, bosques, ríos caudalosos, grandes nevadas, prístinos arrecifes de coral, olas perfectas. Los tesoros naturales que alberga el país son excepcionales, con un potencial para los deportes outdoor que pocos países pueden ofrecer. Yo tengo centenares de destinos seleccionados que espero visitar algún día… Le recomiendo estos tres:
[1] Buceo en Okinawa
Justo al sur, más cerquita de Taiwán que de Tokio, la prefectura de Okinawa la forman varios pequeños archipiélagos. Goza de unos arrecifes mimados por la corriente cálida del Japón donde más de 200 especies de coral crecen y decenas de miles de especies marinas del Pacífico habitan. En sus aguas es posible tener encuentros con tiburones de arrecife, tortugas, peces de colorida librea y grandes ballenas yubartas, aunque esto solo en invierno. La isla principal cuenta con más de 50 puntos de inmersión, pero la región de Yaeyema, a 400 km al sur, es fantástica. Allí en la isla de Ishigaki se encuentra una colonia de grandes mantas rayas, un encuentro submarino muy especial. Más hacia el este está la isla Yanaguni que tiene el honor de poseer un punto de inmersión conocido más en los espacios televisivos sobre hechos sobrenaturales que en el submarinismo: las ruinas submarinas. Descubiertas en 1986, todavía no se sabe si son fenómenos naturales o reliquias de una antigua civilización, esta sí que es una inmersión única. Y por si le entra la morriña mientras visita Okinawa, en la isla Shimoji, más cerca de la isla principal, se encuentra el punto de buceo Antonio Gaudí, una serie de cuevas interconectadas y con focos de luz que recuerdan a los diseños del arquitecto español.
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[2] Esquí en Niseko
De los mares subtropicales vamos al norte de Japón, a la altura de Vladivostok, donde la corriente de aire frío que barre Hokkaido desde el mar de Ojotsk deposita en sus montañas una nieve en polvo de calidad premium, de las mejores del mundo. En Niseko hay una montaña que no es el monte Fuji, pero se le parece como dos gotas de agua, el monte Yotei, un volcán activo con cuatro estaciones de esquí que se extienden por sus laderas. 48 kilómetros de pistas y un mundo fuera de ellas entre valles de pinos. Las cuatro estaciones están intercomunicadas, así que los grandes esquiadores pueden disfrutar de ellas con un solo pase. La primera que esquiaría yo sería Niseko Village por las pistas que se adentran en los bosques con unas vistas y unos parajes sobrecogedores, eso sí, algunas con pendientes respetables.
Una alternativa a Niseko es Hakuba, en la isla principal de Honsu, bastante más cerca de Tokio. Albergó los Juegos Olímpicos de 1998 y cuenta con picos de más de 3.000 metros, nueve estaciones y algunas pistas de más de ocho kilómetros. Aquí tampoco se puede fallar.
[3] Senderismo por la ruta sagrada Kumano Kodo Iseji
Situado al sur de Tokio, en la prefectura Kodo, hay una ruta de 170 km de peregrinaje, sagrada para los japoneses y Patrimonio de la Humanidad: la ruta Kumano Kodo Iseji. Transcurre por la sierra de los montes Kii, entre densos bosques sumidos en la niebla, pasos de montaña, caminos empedrados centenarios, ríos, cascadas y templos. La ruta une tres grandes santuarios a través de paisajes sobrecogedores. No es extraño que la espiritualidad del sintoísmo y el budismo se pueda sentir en estos parajes, incluso si usted no procesa religión alguna. Pero no se equivoque, aun siendo una ruta de peregrinación es demandante físicamente en algunos pasos de montaña como Hajikami, Miura o Magose. Un consejo, haga un pequeño desvío hacia la “espalda del elefante” cuando pase Magose-toge, allí las vistas son espectaculares.
Destinos alternativos: Kamikochi en el Parque Nacional Chubu-Sangaku, en Nagano, a 1.500 metros de altitud en las estribaciones del monte Oku-Hotaka, de 3.190 metros. El monte Aso, en el Parque Nacional Aso-Kuju en Kumamoto, parece una construcción extraterrestre, pero es una cadena de unos 15 volcanes activos, rodeados por praderas, bosques y lagos. Se puede acceder al borde de los volcanes aún activos y después de la caminata darse un baño en las termas naturales del balneario de Nagayu. Pero si lo que le ha llamado la atención es la espiritualidad, la isla de Shikoku le ofrece una ruta por 88 templos, eso sí, son 1.200 km... a lo mejor tendría que alargar su estancia para completarla.