andersonfox
31-08-2018, 07:27 PM
En las últimas semanas, la narrativa ha perdido claridad, y es por ello que la prensa especializada ha empezado a elaborar hipótesis sobre cuáles son las causas del desconcierto que se ha hecho presa de los mercados financieros.
Mohamed El-Erian, el actual Economista Jefe de Allianz, y una de las grandes personalidades del mundo de la renta fija, sostiene que el alza del rendimiento de los treasuries no puede verse como una amenaza a la continuación del mercado accionario alcista estadounidense, ya que las tasas podrían estar subiendo por las razones adecuadas, es decir mayor crecimiento económico y un incremento discreto de la inflación que no pone en peligro los márgenes de utilidad de las corporaciones. Sin embargo, el aplanamiento de la curva de rendimientos en dicho país sigue su curso y con él, el augurio de una recesión que se consolidaría en un par de años.
Es claro que la porción corta de la curva de rendimientos ha respondido al aumento de tasas de fondos federales que comenzó la Reserva Federal en diciembre de 2015 y a la venta de treasuries de corto tenor que comenzó a realizar el Departamento del Tesoro este año.
Por otro lado, la inmovilidad de la porción larga de curva (rendimiento de los papeles que vencen entre 15 y 30 años), que a priori sugiere ralentización de la economía, puede ser explicada por un evento menos preocupante: la compra de estos papeles por actores menos sensibles a precios y rendimientos como son los bancos centrales que aun expanden sus balances, o las empresas de seguro que quieren hacer un calce entre el vencimiento de sus activos y el pago de compromisos a futuro.
Dentro de esta masa de desconcertados están los que se fijan en la volatilidad de las acciones, que ha aumentado considerablemente desde principio de febrero de 2018, y que es propia de la fase final de un mercado alcista. Pero así como la presencia de los bancos centrales en los mercados de bonos ha cambiado la dinámica de sus transacciones, muchos se preguntan en qué medida los fondos que ejecutan estrategias pasivas también están afectando los mecanismos de transmisión de información y subsecuente fijación de precios.
Los mecanismos tradicionales de transmisión de información han sido distorsionados por la gran inyección de liquidez de los bancos centrales de EE.UU., Inglaterra, Japón y la Eurozona, si a esto sumamos la aparición de nuevas estrategias de inversión que apuestan a favor y en contra de la volatilidad de los mercados accionarios, y la masificación de la inversión en fondos indizados (atados a la composición de un índice), no es de extrañar que cada día sea más difícil armar una narrativa, y que una vez armada, pierda vigencia ante la aparición de eventos como la caída simultanea del precio de las acciones y bonos a los cuales la historia reciente no nos tenía acostumbrados. De momento vivamos el desconcierto.
Mohamed El-Erian, el actual Economista Jefe de Allianz, y una de las grandes personalidades del mundo de la renta fija, sostiene que el alza del rendimiento de los treasuries no puede verse como una amenaza a la continuación del mercado accionario alcista estadounidense, ya que las tasas podrían estar subiendo por las razones adecuadas, es decir mayor crecimiento económico y un incremento discreto de la inflación que no pone en peligro los márgenes de utilidad de las corporaciones. Sin embargo, el aplanamiento de la curva de rendimientos en dicho país sigue su curso y con él, el augurio de una recesión que se consolidaría en un par de años.
Es claro que la porción corta de la curva de rendimientos ha respondido al aumento de tasas de fondos federales que comenzó la Reserva Federal en diciembre de 2015 y a la venta de treasuries de corto tenor que comenzó a realizar el Departamento del Tesoro este año.
Por otro lado, la inmovilidad de la porción larga de curva (rendimiento de los papeles que vencen entre 15 y 30 años), que a priori sugiere ralentización de la economía, puede ser explicada por un evento menos preocupante: la compra de estos papeles por actores menos sensibles a precios y rendimientos como son los bancos centrales que aun expanden sus balances, o las empresas de seguro que quieren hacer un calce entre el vencimiento de sus activos y el pago de compromisos a futuro.
Dentro de esta masa de desconcertados están los que se fijan en la volatilidad de las acciones, que ha aumentado considerablemente desde principio de febrero de 2018, y que es propia de la fase final de un mercado alcista. Pero así como la presencia de los bancos centrales en los mercados de bonos ha cambiado la dinámica de sus transacciones, muchos se preguntan en qué medida los fondos que ejecutan estrategias pasivas también están afectando los mecanismos de transmisión de información y subsecuente fijación de precios.
Los mecanismos tradicionales de transmisión de información han sido distorsionados por la gran inyección de liquidez de los bancos centrales de EE.UU., Inglaterra, Japón y la Eurozona, si a esto sumamos la aparición de nuevas estrategias de inversión que apuestan a favor y en contra de la volatilidad de los mercados accionarios, y la masificación de la inversión en fondos indizados (atados a la composición de un índice), no es de extrañar que cada día sea más difícil armar una narrativa, y que una vez armada, pierda vigencia ante la aparición de eventos como la caída simultanea del precio de las acciones y bonos a los cuales la historia reciente no nos tenía acostumbrados. De momento vivamos el desconcierto.