peterbank
05-01-2019, 06:06 PM
Problemas en los dientes, obesidad, diabetes temprana o colesterol alto son los riesgos que se esconden detrás de una nutrición alta en dulces.
La OMS sugiere que el consumo de azúcar en los niños no debería sobrepasar 10% de la ingesta calórica total del día en una dieta de 1.750 calorías.
Y es que problemas en los dientes, obesidad, diabetes temprana o colesterol alto son algunos riesgos que se esconden detrás de una nutrición alta en azúcar.
Parte del problema es que gran parte de los azúcares que se consumen en la actualidad están "ocultos" en alimentos procesados que generalmente no se consideran dulces cuando los incluimos en la cesta de la compra.
Por ejemplo, una cucharada de ketchup contiene aproximadamente 4 gramos de azúcares añadidos (una cucharadita) y una sola lata de refresco contiene hasta 40 gramos (alrededor de 10 cucharaditas).
Pero los productos de los que los niños obtienen la mayor parte de los azúcares diarios provienen de alimentos que los dietistas tienen bien identificados.
Productos sustitutos
Bebidas azucaradas, caramelos, galletas, tartas, postres y cereales superan con creces las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Y la principal responsabilidad recae sobre los padres que pueden cambiar alimentos ricos en azúcares por su misma versión más sana .
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Estas son algunas ideas:
Los postres lácteos suelen ser una golosina muy dulce para los niños, pero cambiarlo por un yogur normal puede recortar la ingesta de azúcares a la mitad.
Los jugos en cajita suelen ser una trampa calórica. Se tiende a pensar que solo contienen el azúcar natural presente en la fruta, pero hay que mirar bien la etiqueta. Cambiar un zumo con azúcar añadida por uno que no la lleva, reduce la ingesta de dos cubos a medio.
Cambiar los cereales de desayuno con cobertura glaseada o chocolate por una marca con menor contenido reduce de tres a medio cubo de azúcar por tazón.
Realizar estos pequeños cambios elimina el consumo de 2.500 terrones de azúcar al año de la dieta de los niños.
Pero intercambiar chocolate, budines, dulces, pasteles y cereales poropciones más saludables como pan de malta, jaleas sin azúcar, natillas o flanes con bajo contenido de azúcar tiene un impacto en la salud mucho mayor, según el sitio web de la campaña Change4Life.
Pistas en las etiquetas
"Los niños consumen demasiada azúcar, pero los padres pueden tomar medidas para evitar que se el exceso se acumule con el paso de los años", asegura Alison Tedstone, jefa de nutrición del sistema de salud inglés.
Y poner atención a los que dicen las etiquetas con información nutricional es un útil primer paso.
Los productos se consideran altos o bajos en azúcar si se encuentran por encima o por debajo de los siguientes umbrales:
Alto: si contiene más de 22.5 gramos de azúcares totales por 100 gramos de producto.
Bajo: si contiene 5 gramos o menos de azúcares totales por 100 gramos de producto.
Si la cantidad de azúcares por 100 gramos está entre estas cifras, se considera un nivel medio.
En el etiquetado la cifra de azúcares totales describe la cantidad total de azúcares procedentes de todas las fuentes, es decir, los que son añadidos o los que están presentes en las frutas y verduras.
La OMS sugiere que el consumo de azúcar en los niños no debería sobrepasar 10% de la ingesta calórica total del día en una dieta de 1.750 calorías.
Y es que problemas en los dientes, obesidad, diabetes temprana o colesterol alto son algunos riesgos que se esconden detrás de una nutrición alta en azúcar.
Parte del problema es que gran parte de los azúcares que se consumen en la actualidad están "ocultos" en alimentos procesados que generalmente no se consideran dulces cuando los incluimos en la cesta de la compra.
Por ejemplo, una cucharada de ketchup contiene aproximadamente 4 gramos de azúcares añadidos (una cucharadita) y una sola lata de refresco contiene hasta 40 gramos (alrededor de 10 cucharaditas).
Pero los productos de los que los niños obtienen la mayor parte de los azúcares diarios provienen de alimentos que los dietistas tienen bien identificados.
Productos sustitutos
Bebidas azucaradas, caramelos, galletas, tartas, postres y cereales superan con creces las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Y la principal responsabilidad recae sobre los padres que pueden cambiar alimentos ricos en azúcares por su misma versión más sana .
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Estas son algunas ideas:
Los postres lácteos suelen ser una golosina muy dulce para los niños, pero cambiarlo por un yogur normal puede recortar la ingesta de azúcares a la mitad.
Los jugos en cajita suelen ser una trampa calórica. Se tiende a pensar que solo contienen el azúcar natural presente en la fruta, pero hay que mirar bien la etiqueta. Cambiar un zumo con azúcar añadida por uno que no la lleva, reduce la ingesta de dos cubos a medio.
Cambiar los cereales de desayuno con cobertura glaseada o chocolate por una marca con menor contenido reduce de tres a medio cubo de azúcar por tazón.
Realizar estos pequeños cambios elimina el consumo de 2.500 terrones de azúcar al año de la dieta de los niños.
Pero intercambiar chocolate, budines, dulces, pasteles y cereales poropciones más saludables como pan de malta, jaleas sin azúcar, natillas o flanes con bajo contenido de azúcar tiene un impacto en la salud mucho mayor, según el sitio web de la campaña Change4Life.
Pistas en las etiquetas
"Los niños consumen demasiada azúcar, pero los padres pueden tomar medidas para evitar que se el exceso se acumule con el paso de los años", asegura Alison Tedstone, jefa de nutrición del sistema de salud inglés.
Y poner atención a los que dicen las etiquetas con información nutricional es un útil primer paso.
Los productos se consideran altos o bajos en azúcar si se encuentran por encima o por debajo de los siguientes umbrales:
Alto: si contiene más de 22.5 gramos de azúcares totales por 100 gramos de producto.
Bajo: si contiene 5 gramos o menos de azúcares totales por 100 gramos de producto.
Si la cantidad de azúcares por 100 gramos está entre estas cifras, se considera un nivel medio.
En el etiquetado la cifra de azúcares totales describe la cantidad total de azúcares procedentes de todas las fuentes, es decir, los que son añadidos o los que están presentes en las frutas y verduras.