theheidy21
03-07-2019, 04:59 AM
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La selección de Brasil venció el martes 2-0 a Argentina en un vibrante clásico disputado en Belo Horizonte por las semifinales de la Copa América y sueña con volver a levantar otra vez el trofeo en su casa.
El pentacampeon disputará el domingo la final en el estadio Maracaná ante el ganador de la semifinal del miércoles entre Chile y Perú. En tanto, Argentina enfrentará al perdedor de ese encuentro por el tercer puesto.
La victoria del “scratch” en un estadio Mineirao colmado se concretó con goles de Gabriel Jesús a los 19 minutos y Roberto Firmino, a los 71.
Esta vez no hubo fantasmas de ningún tipo para la “Verdeamarela” en el escenario del histórico 7-1 que le propinó Alemania en semis del Mundial 2014.
El equipo del DT Tite tuvo mayor jerarquía individual y funcionamiento colectivo, y además fue oportuno y contundente para sacar un merecido pasaje a la final en Río de Janeiro, en la que buscará seguir con la tradición: las tres veces anteriores que Brasil organizó la Copa América, siempre se quedó con el trofeo.
Argentina, un equipo en formación, con un entrenador como Lionel Scaloni sin experiencia, hizo un partido aceptable e incluso dos veces los palos le negaron el gol, pero terminó sucumbiendo ante la jerarquía de su rival.
Ni siquiera le alcanzó con un Lionel Messi que a partir de la media hora de juego exhibió pinceladas de su repertorio en el marco de un certamen en el que tuvo un rendimiento discreto.
Scaloni optó por no meter ningún cambio en relación al once inicial de la victoria sobre Venezuela. La idea de reforzar el medio para garantizar mayor tenencia y contrarrestar el volumen de juego del local no pasaría por un aumento del número de volantes. En Brasil, fuera del regreso del suspendido Casemiro, un único cambio: Alex Sandro en lugar de Filipe Luis.
El partido estaba parejo, hasta que Daniel Alves lo rompió con su calidad. El veterano lateral le ganó la pulseada por la pelota a Lautaro Martínez, le hizo un ‘sombrero’ a Marcos Acuña, desparramó a Leandro Paredes y descargó a su derecha con Roberto Firmino, que había dejado el centro del área.
El delantero del Liverpool asistió de primera para que Gabriel Jesús, que había pasado de la derecha al centro del área, tocara al gol.
El electrizante golazo fue un golpe a la mandíbula para el equipo de Scaloni durante unos minutos. En el último de cuarto de hora, la “albiceleste” reaccionó con un Messi más participativo y que sacó un par de conejos de la galera, ovacionados incluso por los ‘torcedores’ brasileños.
El astro del Barcelona conectó bien con Martínez y Sergio Agüero en un par de ocasiones. Y Argentina estuvo a tiro del empate, especialmente en una jugada: tiro libre de Messi, cabezazo de Sergio Agüero con Alisson a mitad de camino y travesaño.
El entretiempo trajo el ingreso de Willian por el inocuo Everton. En el complemento enseguida fue notorio que Argentina mantendría la presión alta y Brasil apostaría por sacar rápidos contraataques.
Los dos consiguieron su objetivo, pero el que festejó fue Brasil. Porque el palo derecho de Alisson le negó el gol a un para entonces muy incisivo Messi y poco después una impresionante escapada de Gabriel Jesús arreando a buena parte de la retaguardia argentina terminó con otro pase a la red, esta vez de Firmino.
“Duele muchísimo perder un partido así pero hay que seguir trabajando. Esto se saca a base de trabjao, esfuerzo, organización”, dijo tras el partido el defensor Nicolás Tagliafico. “Faltan un montón de cosas que corregir, lo vimos en este campeonato, pero bueno, nos tocó un gran rival, es muy duro, está en su casa con su gente”.
Con el 2-0 y no mucho más que 20 minutos por jugar, la cuesta arriba para Argentina parecía excesiva. El ambiente se calentó en el campo pero mucho más en las tribunas, donde la policía debió intervenir para separar a hinchas argentinos y brasileños. Incluso volaron algunas butacas.
Los entrenadores movieron sus bancos. Scaloni optó por el ingreso de Ángel Di María, Giovanni Lo Celso y Paulo Dybala, cambios que no modificaron nada. Tite buscó hacerse todavía más sólido atrás, con la entrada de Miranda y Allan.
Pero ya no pasó mucho más. Se escucharon un par de “olés” entonados por la ‘torcida’, mientras los cerca de 5.000 hinchas argentinos que concurrieron al Mineirao se retiraron cantando.
La “albiceleste” deberá esperar al menos un año más para gritar campeón a nivel de selección mayor (ya lleva 26 años de sequía), mientras que el “scratch” irá en busca de su novena Copa América ante su gente.
La selección de Brasil venció el martes 2-0 a Argentina en un vibrante clásico disputado en Belo Horizonte por las semifinales de la Copa América y sueña con volver a levantar otra vez el trofeo en su casa.
El pentacampeon disputará el domingo la final en el estadio Maracaná ante el ganador de la semifinal del miércoles entre Chile y Perú. En tanto, Argentina enfrentará al perdedor de ese encuentro por el tercer puesto.
La victoria del “scratch” en un estadio Mineirao colmado se concretó con goles de Gabriel Jesús a los 19 minutos y Roberto Firmino, a los 71.
Esta vez no hubo fantasmas de ningún tipo para la “Verdeamarela” en el escenario del histórico 7-1 que le propinó Alemania en semis del Mundial 2014.
El equipo del DT Tite tuvo mayor jerarquía individual y funcionamiento colectivo, y además fue oportuno y contundente para sacar un merecido pasaje a la final en Río de Janeiro, en la que buscará seguir con la tradición: las tres veces anteriores que Brasil organizó la Copa América, siempre se quedó con el trofeo.
Argentina, un equipo en formación, con un entrenador como Lionel Scaloni sin experiencia, hizo un partido aceptable e incluso dos veces los palos le negaron el gol, pero terminó sucumbiendo ante la jerarquía de su rival.
Ni siquiera le alcanzó con un Lionel Messi que a partir de la media hora de juego exhibió pinceladas de su repertorio en el marco de un certamen en el que tuvo un rendimiento discreto.
Scaloni optó por no meter ningún cambio en relación al once inicial de la victoria sobre Venezuela. La idea de reforzar el medio para garantizar mayor tenencia y contrarrestar el volumen de juego del local no pasaría por un aumento del número de volantes. En Brasil, fuera del regreso del suspendido Casemiro, un único cambio: Alex Sandro en lugar de Filipe Luis.
El partido estaba parejo, hasta que Daniel Alves lo rompió con su calidad. El veterano lateral le ganó la pulseada por la pelota a Lautaro Martínez, le hizo un ‘sombrero’ a Marcos Acuña, desparramó a Leandro Paredes y descargó a su derecha con Roberto Firmino, que había dejado el centro del área.
El delantero del Liverpool asistió de primera para que Gabriel Jesús, que había pasado de la derecha al centro del área, tocara al gol.
El electrizante golazo fue un golpe a la mandíbula para el equipo de Scaloni durante unos minutos. En el último de cuarto de hora, la “albiceleste” reaccionó con un Messi más participativo y que sacó un par de conejos de la galera, ovacionados incluso por los ‘torcedores’ brasileños.
El astro del Barcelona conectó bien con Martínez y Sergio Agüero en un par de ocasiones. Y Argentina estuvo a tiro del empate, especialmente en una jugada: tiro libre de Messi, cabezazo de Sergio Agüero con Alisson a mitad de camino y travesaño.
El entretiempo trajo el ingreso de Willian por el inocuo Everton. En el complemento enseguida fue notorio que Argentina mantendría la presión alta y Brasil apostaría por sacar rápidos contraataques.
Los dos consiguieron su objetivo, pero el que festejó fue Brasil. Porque el palo derecho de Alisson le negó el gol a un para entonces muy incisivo Messi y poco después una impresionante escapada de Gabriel Jesús arreando a buena parte de la retaguardia argentina terminó con otro pase a la red, esta vez de Firmino.
“Duele muchísimo perder un partido así pero hay que seguir trabajando. Esto se saca a base de trabjao, esfuerzo, organización”, dijo tras el partido el defensor Nicolás Tagliafico. “Faltan un montón de cosas que corregir, lo vimos en este campeonato, pero bueno, nos tocó un gran rival, es muy duro, está en su casa con su gente”.
Con el 2-0 y no mucho más que 20 minutos por jugar, la cuesta arriba para Argentina parecía excesiva. El ambiente se calentó en el campo pero mucho más en las tribunas, donde la policía debió intervenir para separar a hinchas argentinos y brasileños. Incluso volaron algunas butacas.
Los entrenadores movieron sus bancos. Scaloni optó por el ingreso de Ángel Di María, Giovanni Lo Celso y Paulo Dybala, cambios que no modificaron nada. Tite buscó hacerse todavía más sólido atrás, con la entrada de Miranda y Allan.
Pero ya no pasó mucho más. Se escucharon un par de “olés” entonados por la ‘torcida’, mientras los cerca de 5.000 hinchas argentinos que concurrieron al Mineirao se retiraron cantando.
La “albiceleste” deberá esperar al menos un año más para gritar campeón a nivel de selección mayor (ya lleva 26 años de sequía), mientras que el “scratch” irá en busca de su novena Copa América ante su gente.