Queen
04-12-2019, 12:47 PM
La remodelación de la dirección ejecutiva de Google y de su matriz Alphabet (NASDAQ:GOOGL) viene a ser una solución en busca de un problema. Sundar Pichai, que dirige el motor de búsqueda, encabezará ahora también Alphabet, valorada en 890.000 millones de dólares, en sustitución de Larry Page. Sergey Brin, cofundador de Google junto a Page, también dará un paso atrás, según el anuncio. Pero no parecen claras las causas reales del cambio.
La creación de Alphabet como compañía holding en 2015 ya despertó dudas en algunos. La idea era que varias filiales, desde Google hasta la división de conducción autónoma Waymo, operaran de forma independiente. Page se convirtió en CEO de la empresa matriz mientras que Brin se convirtió en presidente, y Pichai se situó al frente de Google.
Parte de la lógica era permitir que las "otras apuestas" de Alphabet prosperaran. Sin embargo, en realidad eran proyectos personales de los cofundadores, y sus ingresos eran y siguen siendo una fracción de la máquina publicitaria de Google, que incluye YouTube. En el tercer trimestre, las ventas no relacionadas con Google ascendieron a sólo el 0,3% de los de 40.500 millones de dólares de ingresos totales de Alphabet.
Quizás la reversión parcial de aquella remodelación es un reconocimiento de que las otras apuestas aún no han despegado, así como el hecho de que Brin y Page ya pasaron a un segundo plano, aunque conservan mucha influencia a través de sus participaciones en el capital. Su voluntad de darle el relevo a Pichai, al igual que su decisión de darle a Eric Schmidt el papel de supervisor en una etapa previa de la empresa, también es sensata.
Alphabet dijo que la medida simplifica la estructura de gestión. Ciertamente es un reflejo de la realidad: Pichai ya es la imagen pública más destacada de la empresa, un papel que será cada vez más importante ante la presión regulatoria en Washington y Bruselas. El nuevo máximo dirigente testificó ante el Congreso de Estados Unidos hace un año.
La remodelación de la cúpula probablemente evitará que los dos cofundadores tengan que presentarse en el futuro ante los parlamentarios. También los libera para que se concentren más en otros proyectos tanto dentro como fuera de Alphabet. Por ejemplo, Page patrocina a la empresa de minería espacial Planetary Resources.
En cuanto a Pichai, recibe un ascenso y ahora dirigirá de manera directa la tercera empresa de mayor capitalización bursátil del mundo. Hay mucho que decir sobre un proceso de sucesión que ha provocado poco más que un encogimiento de hombros entre los inversores.
La creación de Alphabet como compañía holding en 2015 ya despertó dudas en algunos. La idea era que varias filiales, desde Google hasta la división de conducción autónoma Waymo, operaran de forma independiente. Page se convirtió en CEO de la empresa matriz mientras que Brin se convirtió en presidente, y Pichai se situó al frente de Google.
Parte de la lógica era permitir que las "otras apuestas" de Alphabet prosperaran. Sin embargo, en realidad eran proyectos personales de los cofundadores, y sus ingresos eran y siguen siendo una fracción de la máquina publicitaria de Google, que incluye YouTube. En el tercer trimestre, las ventas no relacionadas con Google ascendieron a sólo el 0,3% de los de 40.500 millones de dólares de ingresos totales de Alphabet.
Quizás la reversión parcial de aquella remodelación es un reconocimiento de que las otras apuestas aún no han despegado, así como el hecho de que Brin y Page ya pasaron a un segundo plano, aunque conservan mucha influencia a través de sus participaciones en el capital. Su voluntad de darle el relevo a Pichai, al igual que su decisión de darle a Eric Schmidt el papel de supervisor en una etapa previa de la empresa, también es sensata.
Alphabet dijo que la medida simplifica la estructura de gestión. Ciertamente es un reflejo de la realidad: Pichai ya es la imagen pública más destacada de la empresa, un papel que será cada vez más importante ante la presión regulatoria en Washington y Bruselas. El nuevo máximo dirigente testificó ante el Congreso de Estados Unidos hace un año.
La remodelación de la cúpula probablemente evitará que los dos cofundadores tengan que presentarse en el futuro ante los parlamentarios. También los libera para que se concentren más en otros proyectos tanto dentro como fuera de Alphabet. Por ejemplo, Page patrocina a la empresa de minería espacial Planetary Resources.
En cuanto a Pichai, recibe un ascenso y ahora dirigirá de manera directa la tercera empresa de mayor capitalización bursátil del mundo. Hay mucho que decir sobre un proceso de sucesión que ha provocado poco más que un encogimiento de hombros entre los inversores.