Arlette
15-07-2014, 12:06 AM
¿Sabes lo que es un termostato?
Un termostato es un elemento que controla la temperatura actuando sobre un generador de calor o frío en función de la temperatura en cada instante y la consigna que se le haya dado.
Por ejemplo, un horno tiene un termostato. La temperatura de consigna podrían ser los 220ºC que fijas tú en el horno para hacer una pizza.
Cuando enciendes el horno, éste está frío y el termómetro del horno le comunica al termostato que sólo hay 25ºC. El termostato, que es el cerebro del funcionamiento del horno, decide que, como la temperatura es inferior a 220ºC, debe conectar la resistencia eléctrica para que aumente la temperatura. Y así lo hace.
LLega un momento en el que se alcanzan los 220ºC y el termómetro se lo indica al termostato. En este punto, el termostato decide parar de meter calor. Cuando el horno se vuelve a enfriar un poco, el termómetro avisa de nuevo y el termostato decide encender otra vez la resistencia, ajustando así la temperatura.
Todos podemos aprender de un termostato. Si él es capaz de mejorar la temperatura del horno con su regulación, nosotros podemos copiarle la técnica para mejorar nuestro trading y así ganar más dinero.
¿Qué elementos hay en el horno? El termómetro, el termostato y el calentador. Dicho de otro modo, el que revisa, el que piensa y el que actúa.
¿Y qué hay en nuestro trading?
Típicamente, cuando somos novatos en trading, actúamos mucho, pensamos poco y no revisamos nada. Conforme vamos avanzando y sufriendo nuestros errores, vamos descubriendo la importancia de pensar más, actuar menos y revisar algo. Sin embargo, el paso definitivo lo damos cuando empezamos a revisar la mayoría del tiempo, a pensar bien las cosas y a actuar lo mínimo imprescindible.
A todos nos gusta enviarle órdenes al broker, comprar y vender, abrir y cerrar operaciones. A todos nos gusta actuar. No obstante, ahí no es donde se hace el dinero. El dinero se hace en nuestra cabeza, al pensar y al revisar.
Cuando diseñamos un plan de actuación en base a nuestro sistema de trading, ya estamos pensando, ya no operamos a tontas y a locas. En este momento empezamos a asumir el control.
Sin embargo, lo que realmente nos va a traer el dinero, va a ser el mejorar nuestra técnica, operación tras operación, hasta superar el umbral de la rentabilidad. A partir de ahí, todas las mejoras que vayamos incorporando a nuestra maquinaria de trading se traducirán en beneficios cada vez mayores.
¿Y cómo podemos mejorar? Mejoramos a través de la revisión constante de lo que hacemos y de observar qué efecto surte sobre los resultados.
La idea clave es que no basta con pensar y planificar una operación con todo detalle y después ejecutarla con precisión y disciplina militar. Falta el componente esencial de la revisión. Falta incorporar un "termómetro" que nos diga si nos pasamos o nos quedamos cortos. Para mejorar, es imprescindible observar lo que hacemos y qué tal nos funciona. Tenemos que aprender de nuestros errores. Si no lo hacemos, volveremos a cometerlos. Y no nos gusta pagar dos veces por la misma lección.
Entonces, además de planificar y ejecutar cada operación, tenemos que pensar que una operación no se ha terminado hasta que la hemos archivado, revisado, extraído conclusiones y aprendido de los errores cometidos. Esto es lo que de verdad nos llevará al éxito.
En resumidas cuentas, al cerrar una posición, tendremos que documentar bien la operación y revisarla a fondo para aprender de ella.
Un termostato es un elemento que controla la temperatura actuando sobre un generador de calor o frío en función de la temperatura en cada instante y la consigna que se le haya dado.
Por ejemplo, un horno tiene un termostato. La temperatura de consigna podrían ser los 220ºC que fijas tú en el horno para hacer una pizza.
Cuando enciendes el horno, éste está frío y el termómetro del horno le comunica al termostato que sólo hay 25ºC. El termostato, que es el cerebro del funcionamiento del horno, decide que, como la temperatura es inferior a 220ºC, debe conectar la resistencia eléctrica para que aumente la temperatura. Y así lo hace.
LLega un momento en el que se alcanzan los 220ºC y el termómetro se lo indica al termostato. En este punto, el termostato decide parar de meter calor. Cuando el horno se vuelve a enfriar un poco, el termómetro avisa de nuevo y el termostato decide encender otra vez la resistencia, ajustando así la temperatura.
Todos podemos aprender de un termostato. Si él es capaz de mejorar la temperatura del horno con su regulación, nosotros podemos copiarle la técnica para mejorar nuestro trading y así ganar más dinero.
¿Qué elementos hay en el horno? El termómetro, el termostato y el calentador. Dicho de otro modo, el que revisa, el que piensa y el que actúa.
¿Y qué hay en nuestro trading?
Típicamente, cuando somos novatos en trading, actúamos mucho, pensamos poco y no revisamos nada. Conforme vamos avanzando y sufriendo nuestros errores, vamos descubriendo la importancia de pensar más, actuar menos y revisar algo. Sin embargo, el paso definitivo lo damos cuando empezamos a revisar la mayoría del tiempo, a pensar bien las cosas y a actuar lo mínimo imprescindible.
A todos nos gusta enviarle órdenes al broker, comprar y vender, abrir y cerrar operaciones. A todos nos gusta actuar. No obstante, ahí no es donde se hace el dinero. El dinero se hace en nuestra cabeza, al pensar y al revisar.
Cuando diseñamos un plan de actuación en base a nuestro sistema de trading, ya estamos pensando, ya no operamos a tontas y a locas. En este momento empezamos a asumir el control.
Sin embargo, lo que realmente nos va a traer el dinero, va a ser el mejorar nuestra técnica, operación tras operación, hasta superar el umbral de la rentabilidad. A partir de ahí, todas las mejoras que vayamos incorporando a nuestra maquinaria de trading se traducirán en beneficios cada vez mayores.
¿Y cómo podemos mejorar? Mejoramos a través de la revisión constante de lo que hacemos y de observar qué efecto surte sobre los resultados.
La idea clave es que no basta con pensar y planificar una operación con todo detalle y después ejecutarla con precisión y disciplina militar. Falta el componente esencial de la revisión. Falta incorporar un "termómetro" que nos diga si nos pasamos o nos quedamos cortos. Para mejorar, es imprescindible observar lo que hacemos y qué tal nos funciona. Tenemos que aprender de nuestros errores. Si no lo hacemos, volveremos a cometerlos. Y no nos gusta pagar dos veces por la misma lección.
Entonces, además de planificar y ejecutar cada operación, tenemos que pensar que una operación no se ha terminado hasta que la hemos archivado, revisado, extraído conclusiones y aprendido de los errores cometidos. Esto es lo que de verdad nos llevará al éxito.
En resumidas cuentas, al cerrar una posición, tendremos que documentar bien la operación y revisarla a fondo para aprender de ella.