SuperPip
08-11-2014, 01:36 AM
El primer ministro griego, Andonis Samarás, insistió hoy en que su país está a punto de salir de la "era de los acuerdos", pese a que la reunión del Eurogrupo de ayer demostró que los socios de la eurozona favorecen un crédito sujeto a nuevos ajustes.
En una rueda de prensa conjunta en Nicosia con el presidente chipriota, N**os Anastasiadis, Samarás afirmó que Grecia y Chipre "son bastiones de estabilidad" y prometió que "independientemente del tipo de relación" que su país tenga en el futuro con sus acreedores, seguirá por el camino de "la estabilidad, la seriedad y las reformas".
Mientras Samarás decía esto en Nicosia, en los corrillos del Gobierno la propuesta formulada ayer por el Eurogrupo despertaba preocupación.
Fuentes del Gobierno citadas por la edición digital del diario Naftempor**i dijeron que la propuesta de otorgar a Grecia este crédito preventivo (una vez acabe a finales de año la parte europea del rescate) es, por un lado, buena, pues ayuda al país a protegerse de embestidas de los mercados, pero, por el otro, conlleva el problema de que está vinculada al cumplimiento de una serie de condiciones.
Tampoco parece haber gustado la decisión de los socios de la eurozona de dejar para después del Eurogrupo del 8 de diciembre la decisión sobre este asunto, ya que aumenta la presión sobre Atenas para que cumpla con una serie de espinosos asuntos pendientes, como el despido de 5.500 empleados públicos.
Finalmente, uno de los asuntos más problemáticos para el Gobierno de Samarás, según las citadas fuentes, es que el Eurogrupo ni siquiera abrió ayer el debate sobre el alivio de la deuda, lo que entorpece aún más los esfuerzos de Atenas por lanzar mensajes positivos a la población ente las eventuales elecciones anticipadas.
Con la decisión de ayer, todo queda por tanto en manos de los resultados de la quinta evaluación del programa de rescate por parte de la tro**a (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), cuyos jefes de misión previsiblemente regresarán a Atenas la próxima semana.
Entre los asuntos pendientes que deberán negociarse figura, además del despido de empleados públicos, la reforma de la legislación laboral y el levantamiento de la moratoria a los desahucios.
Son temas explosivos, no solo para la estabilidad interna de la coalición de conservadores y socialdemócratas, sino de cara a su aceptación popular, en un momento en que en las encuestas de opinión el partido conservador de Samarás va claramente por detrás del principal partido de la oposición, el izquierdista Syriza, y su socio socialdemócrata está en la cola de los sondeos.
El portavoz de Syriza, Panos Skurletis, dijo hoy a EFE que la reunión del Eurogrupo de ayer demuestra claramente que, al contrario de lo que dice Samarás, "no ha empezado un nuevo día para Grecia, ni hemos entrado en una nueva era".
"Seguimos hablando de acuerdo, aunque con otro nombre, pero con nuevas medidas", dijo Skurletis.
El problema de la sostenibilidad de la deuda "ni siquiera se abordó" y no parece que el FMI vaya a salir de Grecia, afirmó Skurletis para añadir que una vez más ha quedado patente que "el Gobierno no dice la verdad y no tiene un plan propio".
En términos similares se pronunció el partido de la izquierda moderada Dimar -hasta el año pasado miembro del Gobierno tripartito- al señalar en un comunicado que "la línea de crédito mejorada gestada en Bruselas desmitifica las declaraciones del Gobierno sobre 'el fin de los acuerdos'".
En una rueda de prensa conjunta en Nicosia con el presidente chipriota, N**os Anastasiadis, Samarás afirmó que Grecia y Chipre "son bastiones de estabilidad" y prometió que "independientemente del tipo de relación" que su país tenga en el futuro con sus acreedores, seguirá por el camino de "la estabilidad, la seriedad y las reformas".
Mientras Samarás decía esto en Nicosia, en los corrillos del Gobierno la propuesta formulada ayer por el Eurogrupo despertaba preocupación.
Fuentes del Gobierno citadas por la edición digital del diario Naftempor**i dijeron que la propuesta de otorgar a Grecia este crédito preventivo (una vez acabe a finales de año la parte europea del rescate) es, por un lado, buena, pues ayuda al país a protegerse de embestidas de los mercados, pero, por el otro, conlleva el problema de que está vinculada al cumplimiento de una serie de condiciones.
Tampoco parece haber gustado la decisión de los socios de la eurozona de dejar para después del Eurogrupo del 8 de diciembre la decisión sobre este asunto, ya que aumenta la presión sobre Atenas para que cumpla con una serie de espinosos asuntos pendientes, como el despido de 5.500 empleados públicos.
Finalmente, uno de los asuntos más problemáticos para el Gobierno de Samarás, según las citadas fuentes, es que el Eurogrupo ni siquiera abrió ayer el debate sobre el alivio de la deuda, lo que entorpece aún más los esfuerzos de Atenas por lanzar mensajes positivos a la población ente las eventuales elecciones anticipadas.
Con la decisión de ayer, todo queda por tanto en manos de los resultados de la quinta evaluación del programa de rescate por parte de la tro**a (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), cuyos jefes de misión previsiblemente regresarán a Atenas la próxima semana.
Entre los asuntos pendientes que deberán negociarse figura, además del despido de empleados públicos, la reforma de la legislación laboral y el levantamiento de la moratoria a los desahucios.
Son temas explosivos, no solo para la estabilidad interna de la coalición de conservadores y socialdemócratas, sino de cara a su aceptación popular, en un momento en que en las encuestas de opinión el partido conservador de Samarás va claramente por detrás del principal partido de la oposición, el izquierdista Syriza, y su socio socialdemócrata está en la cola de los sondeos.
El portavoz de Syriza, Panos Skurletis, dijo hoy a EFE que la reunión del Eurogrupo de ayer demuestra claramente que, al contrario de lo que dice Samarás, "no ha empezado un nuevo día para Grecia, ni hemos entrado en una nueva era".
"Seguimos hablando de acuerdo, aunque con otro nombre, pero con nuevas medidas", dijo Skurletis.
El problema de la sostenibilidad de la deuda "ni siquiera se abordó" y no parece que el FMI vaya a salir de Grecia, afirmó Skurletis para añadir que una vez más ha quedado patente que "el Gobierno no dice la verdad y no tiene un plan propio".
En términos similares se pronunció el partido de la izquierda moderada Dimar -hasta el año pasado miembro del Gobierno tripartito- al señalar en un comunicado que "la línea de crédito mejorada gestada en Bruselas desmitifica las declaraciones del Gobierno sobre 'el fin de los acuerdos'".