Arlette
19-12-2014, 03:03 PM
La Unión Europea dio este miércoles luz verde a una nueva batería de sanciones adicionales a Crimea y Sebastopol. En una resolución acordada por los Estados miembros, y que llega en un momento muy delicado para Rusia, el Consejo "refuerza su política de no reconocer las anexiones ilegales" producidas este mismo año. Y, siguiendo las conclusiones alcanzadas por los ministros de Exteriores esta misma semana, "impone sustanciales sanciones sobre la inversión, el comercio y los servicios con Crimea y Sebastopol".
Así, a partir de este mismo sábado, ni ciudadanos europeos ni empresas con sede en la UE podrán hacer adquisiciones inmobiliarias, de entidades, empresas financieras o de servicios en estas regiones. Y además, según explica la resolución, los operadores de países comunitarios "no podrán ofrecer servicios turísticos" en ninguna de las dos zonas.
En concreto, "los cruceros europeos no podrán atracar en puertos de la península de Crimea, salvo en caso de emergencia". Y eso vale tanto para embarcaciones propiedad de empresas europeas, controladas por ellas europeas e incluso que lleven la bandera de algún país comunitario. Eso sí, en este caso se da un plazo mayor, hasta el 20 de marzo, para que los contratos ya firmados y los cruceros ya cerrados puedan cumplir sus obligaciones contractuales.
Los Estados miembros son partidarios de no forzar las relaciones con Moscú, por lo que las sanciones concretas con Rusia están aparcadas. Pero, tras la visita del primer ministro ucraniano esta misma semana a Bruselas, y gracias a la evidente sintonía existente, no se quiere aflojar en lo que respecta al este de Ucrania.
El mismo día en el que Putin daba su esperado discurso anual, el Consejo ha prohibido "la exportación de terminados bienes y tecnologías a empresas de Crimea o para su uso allí", lo que afecta a empresas "de telecomunicaciones, energéticas y de prospección, exploración y producción de petróleo, gas y otros recursos minerales". La batería se une ahora a las medidas ya aprobadas el pasado mes de junio, que limita las importaciones de productos de Crimea y Sebastopol, así como a las restricciones adicionales de julio.
La UE estima que este es un paso necesario que muestra su firme voluntad de rechazo a la política exterior rusa y que da el apoyo necesario a Kiev de cara a la estabilidad interna. Las sanciones específicas a Rusia expiran en febrero, pero las capitales no han llegado todavía a ninguna conclusión sobre si dejar que desaparezcan, renovarlas o incluso aumentarlas.
Así, a partir de este mismo sábado, ni ciudadanos europeos ni empresas con sede en la UE podrán hacer adquisiciones inmobiliarias, de entidades, empresas financieras o de servicios en estas regiones. Y además, según explica la resolución, los operadores de países comunitarios "no podrán ofrecer servicios turísticos" en ninguna de las dos zonas.
En concreto, "los cruceros europeos no podrán atracar en puertos de la península de Crimea, salvo en caso de emergencia". Y eso vale tanto para embarcaciones propiedad de empresas europeas, controladas por ellas europeas e incluso que lleven la bandera de algún país comunitario. Eso sí, en este caso se da un plazo mayor, hasta el 20 de marzo, para que los contratos ya firmados y los cruceros ya cerrados puedan cumplir sus obligaciones contractuales.
Los Estados miembros son partidarios de no forzar las relaciones con Moscú, por lo que las sanciones concretas con Rusia están aparcadas. Pero, tras la visita del primer ministro ucraniano esta misma semana a Bruselas, y gracias a la evidente sintonía existente, no se quiere aflojar en lo que respecta al este de Ucrania.
El mismo día en el que Putin daba su esperado discurso anual, el Consejo ha prohibido "la exportación de terminados bienes y tecnologías a empresas de Crimea o para su uso allí", lo que afecta a empresas "de telecomunicaciones, energéticas y de prospección, exploración y producción de petróleo, gas y otros recursos minerales". La batería se une ahora a las medidas ya aprobadas el pasado mes de junio, que limita las importaciones de productos de Crimea y Sebastopol, así como a las restricciones adicionales de julio.
La UE estima que este es un paso necesario que muestra su firme voluntad de rechazo a la política exterior rusa y que da el apoyo necesario a Kiev de cara a la estabilidad interna. Las sanciones específicas a Rusia expiran en febrero, pero las capitales no han llegado todavía a ninguna conclusión sobre si dejar que desaparezcan, renovarlas o incluso aumentarlas.