Arlette
26-12-2014, 01:15 PM
Cuando se trata de maximizar los retornos de nuestras inversiones, el aspecto psicológico y emocional puede ser tanto o más importante que las cuestiones ligadas a la metodología de la operatoria o los conocimientos técnicos al respecto. Para evitar los errores más costosos y peligrosos, es fundamental mantener una actitud psicológica inteligente.
Según datos de la firma de investigación Dalbar, el Índice S&P 500 generó un retorno promedio anual de 9,2% a lo largo del período 1994 - 2013. Sin embargo, los inversores en fondos mutuos de inversión - muchos de ellos con retornos similares a los del índice - obtuvieron un retorno neto acumulado de apenas 5% anual en ese período.
Para ponerlo en perspectiva, esto significa que el inversor promedio con un capital de 10.000 dólares obtuvo 26.500 dólares al final de las dos décadas bajo estudio. Si en cambio hubiera mantenido una posición de compra en un fondo que replique al índice, hubiera transformado el capital inicial en 56.000 dólares, es decir, el monto final de su capital hubiera sido más del doble.
Los motivos de esta performance tan desalentadora resultan bastante claros en función de las estadísticas históricas, la mayoría de los inversores tienden a vender en momentos de temor y mercados bajistas, solo para volver a comprar cuando los precios son materialmente más elevados y abunda el optimismo en los mercados.
Esto demuestra a las claras que tomar decisiones en base a nuestras emociones tiende a ser perjudicial en términos de performance. De hecho, la estrategia más conveniente es actuar en contra de las emociones generalizadas a la hora de comprar y vender. En palabras de Warren Buffett: “Se temeroso cuando los demás sienten codicia, y codicioso cuando los demás sienten temor”.
Esto no solo es válido para los inversores individuales de largo plazo. En el mundo del trading de corto plazo las emociones juegan un rol absolutamente clave, incluso en círculos de operadores profesionales.
Cuando se opera con grandes sumas de dinero a corto plazo, contar con la claridad mental necesaria para la toma de decisiones adecuadas resulta particularmente complejo. Especialmente teniendo en cuenta que el trader profesional se expone a situaciones de stress en un contexto de mercados permanentemente dinámicos en forma diaria, lo cual representa un desafío de magnitud considerable.
Son muy habituales los casos de traders profesionales que construyen una carrera de gran éxito trabajando para compañías de trading, pero luego no logran sostener esos niveles de performance cuando emprenden una carrera independiente operando su propio capital.
En alguna medida puede plantearse que una carrera independiente implica mayores presiones, ya que es necesario obtener resultados a corto y mediano plazo sin contar con el soporte técnico y económico que implica trabajar para una compañía especializada en trading.
Además, muchos especialistas coinciden en que las estrategias de control de riesgos son tal vez una de las variables más importantes en lo que hace al retorno de un trader. Trabajando en una firma, los operadores están obligados a cumplir estrictamente con los criterios de gestión de riesgo que establece la compañía, lo cual implica una disciplina impuesta externamente.
En cambio, cuando emprenden una carrera independiente, muchos operadores suelen flexibilizar sus criterios de gestión de riesgo, en muchos casos abandonando incluso las reglas fijas preestablecidas sobres niveles de stop o pérdidas máximas de capital por operación.
En principio podría pensarse que una mayor flexibilidad debería tener un impacto positivo sobre los retornos, especialmente cuando hablamos de un trader que ha demostrado sus cualidades a nivel profesional. Sin embargo, habitualmente sucede lo contrario, es decir, los retornos tienden a decaer cuando se abandonan o relajan los sistemas de gestión de riesgos.
Las reglas automáticas que limitan nuestra exposición al riesgo actúan como un mecanismo para evitar que seamos presos de emociones destructivas. Es muy común sentir el impulso de incrementar los niveles de exposición en períodos de retornos desfavorables, los traders buscan ser más agresivos para recuperar las pérdidas rápidamente.
Sin embargo, esta clase de comportamiento tiende a ser enormemente perjudicial, y se asemeja más a la actitud de un jugador compulsivo en un casino que a la frialdad estratégica que debe mantener un profesional de los mercados.
Ya sea invirtiendo a largo plazo u operando a corto plazo, aprender a controlar nuestras emociones pueden ser un factor absolutamente determinante en cuanto a los retornos y riesgos que obtendremos en los mercados.
Para evitar caer presa de comportamientos perjudiciales, puede ser muy útil mantener una estrategia establecida en forma anticipada y con claridad, de forma tal de mantener la disciplina en períodos de dificultad, cuando las emociones y la psicología del inversor juegan un rol especialmente importante.
Según datos de la firma de investigación Dalbar, el Índice S&P 500 generó un retorno promedio anual de 9,2% a lo largo del período 1994 - 2013. Sin embargo, los inversores en fondos mutuos de inversión - muchos de ellos con retornos similares a los del índice - obtuvieron un retorno neto acumulado de apenas 5% anual en ese período.
Para ponerlo en perspectiva, esto significa que el inversor promedio con un capital de 10.000 dólares obtuvo 26.500 dólares al final de las dos décadas bajo estudio. Si en cambio hubiera mantenido una posición de compra en un fondo que replique al índice, hubiera transformado el capital inicial en 56.000 dólares, es decir, el monto final de su capital hubiera sido más del doble.
Los motivos de esta performance tan desalentadora resultan bastante claros en función de las estadísticas históricas, la mayoría de los inversores tienden a vender en momentos de temor y mercados bajistas, solo para volver a comprar cuando los precios son materialmente más elevados y abunda el optimismo en los mercados.
Esto demuestra a las claras que tomar decisiones en base a nuestras emociones tiende a ser perjudicial en términos de performance. De hecho, la estrategia más conveniente es actuar en contra de las emociones generalizadas a la hora de comprar y vender. En palabras de Warren Buffett: “Se temeroso cuando los demás sienten codicia, y codicioso cuando los demás sienten temor”.
Esto no solo es válido para los inversores individuales de largo plazo. En el mundo del trading de corto plazo las emociones juegan un rol absolutamente clave, incluso en círculos de operadores profesionales.
Cuando se opera con grandes sumas de dinero a corto plazo, contar con la claridad mental necesaria para la toma de decisiones adecuadas resulta particularmente complejo. Especialmente teniendo en cuenta que el trader profesional se expone a situaciones de stress en un contexto de mercados permanentemente dinámicos en forma diaria, lo cual representa un desafío de magnitud considerable.
Son muy habituales los casos de traders profesionales que construyen una carrera de gran éxito trabajando para compañías de trading, pero luego no logran sostener esos niveles de performance cuando emprenden una carrera independiente operando su propio capital.
En alguna medida puede plantearse que una carrera independiente implica mayores presiones, ya que es necesario obtener resultados a corto y mediano plazo sin contar con el soporte técnico y económico que implica trabajar para una compañía especializada en trading.
Además, muchos especialistas coinciden en que las estrategias de control de riesgos son tal vez una de las variables más importantes en lo que hace al retorno de un trader. Trabajando en una firma, los operadores están obligados a cumplir estrictamente con los criterios de gestión de riesgo que establece la compañía, lo cual implica una disciplina impuesta externamente.
En cambio, cuando emprenden una carrera independiente, muchos operadores suelen flexibilizar sus criterios de gestión de riesgo, en muchos casos abandonando incluso las reglas fijas preestablecidas sobres niveles de stop o pérdidas máximas de capital por operación.
En principio podría pensarse que una mayor flexibilidad debería tener un impacto positivo sobre los retornos, especialmente cuando hablamos de un trader que ha demostrado sus cualidades a nivel profesional. Sin embargo, habitualmente sucede lo contrario, es decir, los retornos tienden a decaer cuando se abandonan o relajan los sistemas de gestión de riesgos.
Las reglas automáticas que limitan nuestra exposición al riesgo actúan como un mecanismo para evitar que seamos presos de emociones destructivas. Es muy común sentir el impulso de incrementar los niveles de exposición en períodos de retornos desfavorables, los traders buscan ser más agresivos para recuperar las pérdidas rápidamente.
Sin embargo, esta clase de comportamiento tiende a ser enormemente perjudicial, y se asemeja más a la actitud de un jugador compulsivo en un casino que a la frialdad estratégica que debe mantener un profesional de los mercados.
Ya sea invirtiendo a largo plazo u operando a corto plazo, aprender a controlar nuestras emociones pueden ser un factor absolutamente determinante en cuanto a los retornos y riesgos que obtendremos en los mercados.
Para evitar caer presa de comportamientos perjudiciales, puede ser muy útil mantener una estrategia establecida en forma anticipada y con claridad, de forma tal de mantener la disciplina en períodos de dificultad, cuando las emociones y la psicología del inversor juegan un rol especialmente importante.