Arlette
29-12-2014, 01:36 PM
Cuando se trata de construir capital a largo plazo, ya sea con miras al retiro o cualquier otro objetivo financiero que podamos tener, el tiempo es uno de los principales aliados que puede encontrar un inversor. Comenzar a invertir lo más temprano posible implica enormes beneficios a largo plazo.
Para comprender la importancia del tiempo a la hora de invertir, debemos comenzar por definir el concepto de interés compuesto. Cuando invertimos a largo plazo, reinvertirmos las ganancias de un año para generar mayores ganancias en el año próximo.
Por ejemplo, si comenzamos con 10.000 dólares y obtuvimos un retorno del 5% en el primer año, tendremos en el segundo año un capital de 10.500 dólares para invertir. La diferencia no es demasiado grande para un año puntual, sin embargo, a largo plazo el impacto del interés compuesto puede resultar determinante.
A modo ilustrativo, analizaremos tres ejemplos diferentes al respecto del interés compuesto y la importancia de comenzar a invertir lo más temprano posible. Supongamos tres inversores diferentes, ambos comienzan con el mismo capital, realizan los mismos aportes de dinero en el tiempo, obtienen la misma tasa de retorno anual y liquidan su capital en el mismo momento.
En este caso, supondremos un capital inicial de 10.000 dólares, con aportes de 1.000 dólares por año, la tasa de retorno anual que asumiremos será del 6,5% anual, un nivel que está en línea con el retorno histórico real (es decir, descontando el impacto de la inflación) del índice S&P 500.
Los tres inversores tendrán como horizonte temporal los 65 años de edad. Sin embargo, el primero de ellos comenzará a invertir a los 40 años, el segundo lo hace a los 30 y el tercero comienza a los 20.
En el caso del inversor que comenzó a invertir a los 40 años, a los 65 años de edad cuenta con un capital total de 107.165 dólares. El monto está compuesto por 35.000 dólares provenientes de aportes y 72.165 en ganancias a lo largo del tiempo.
Habiendo comenzado a invertir a los 30 años, el monto de capital acumulado al final del período es de 214.657 dólares. De este dinero, 45.000 dólares son aportes en efectivo, mientras que los 169.657 dólares restantes provienen de los retornos acumulados.
El inversor que comenzó a invertir a los 20 años de edad, acumula a los 65 un patrimonio de 416.436 dólares. No solo se trata de un monto sensiblemente mayor al de los ejemplos anteriores, sino que gran parte de la diferencia proviene de las ganancias del inversor y los beneficios del interés compuesto. Sobre un capital final de 416.436 dólares, 55.000 son aportes, mientras que las ganancias acumulan 361.436 dólares.
Comenzar a invertir temprano significa maximizar enormemente el monto de nuestro dinero en el tiempo. Más allá del efecto de aportar capital durante más tiempo, el interés compuesto y la posibilidad de generar ganancias sobre nuestras ganancias pueden tener beneficios extraordinarios a largo plazo.
Si bien resulta relativamente sencillo comprender el concepto de interés compuesto y la importancia del tiempo a la hora de invertir, muchos inversores realmente desconocen la magnitud de este concepto y sus mayúsculas implicancias a largo plazo.
Supongamos el caso de un niño recién nacido, cuyos padres deciden realizar un aporte de 20.000 dólares en su cuenta de inversión, sin realizar ningún aporte adicional con el paso del tiempo.
En base a los promedios históricos reales del S&P 500, a los 65 años de edad del niño el monto de capital ascendería a casi 1.200.000 dólares. Es decir, con una inversión relativamente módica en la actualidad, los padres podrían prácticamente garantizar el futuro financiero de sus hijos.
Es importante tener en cuenta que la tasa asumida del 6,5% real está descontando el impacto de la inflación, es decir que los cálculos realizados analizan el poder de compra real del dinero.
Además, estamos asumiendo un retorno similar al del índice S&P 500, el cual puede replicarse con gran sencillez invirtiendo en un ETF como el Vanguard S&P ETF (VOO) o el SPDR S&P 500 ETF (SPY). Asumimos que se replica el retorno del índice y se reinvierten los dividendos a largo plazo. No se requiere demasiado conocimiento en materia de finanzas ni inversiones para obtener retornos de este tipo.
Mientras que muchas veces los inversores se preocupan demasiado por analizar si el momento es el indicado o no para entrar en los mercados, es importante no perder nunca de vista la importancia de comenzar a invertir lo antes posible. Darle tiempo al mercado puede ser más importante que entrar en el momento justo.
Para comprender la importancia del tiempo a la hora de invertir, debemos comenzar por definir el concepto de interés compuesto. Cuando invertimos a largo plazo, reinvertirmos las ganancias de un año para generar mayores ganancias en el año próximo.
Por ejemplo, si comenzamos con 10.000 dólares y obtuvimos un retorno del 5% en el primer año, tendremos en el segundo año un capital de 10.500 dólares para invertir. La diferencia no es demasiado grande para un año puntual, sin embargo, a largo plazo el impacto del interés compuesto puede resultar determinante.
A modo ilustrativo, analizaremos tres ejemplos diferentes al respecto del interés compuesto y la importancia de comenzar a invertir lo más temprano posible. Supongamos tres inversores diferentes, ambos comienzan con el mismo capital, realizan los mismos aportes de dinero en el tiempo, obtienen la misma tasa de retorno anual y liquidan su capital en el mismo momento.
En este caso, supondremos un capital inicial de 10.000 dólares, con aportes de 1.000 dólares por año, la tasa de retorno anual que asumiremos será del 6,5% anual, un nivel que está en línea con el retorno histórico real (es decir, descontando el impacto de la inflación) del índice S&P 500.
Los tres inversores tendrán como horizonte temporal los 65 años de edad. Sin embargo, el primero de ellos comenzará a invertir a los 40 años, el segundo lo hace a los 30 y el tercero comienza a los 20.
En el caso del inversor que comenzó a invertir a los 40 años, a los 65 años de edad cuenta con un capital total de 107.165 dólares. El monto está compuesto por 35.000 dólares provenientes de aportes y 72.165 en ganancias a lo largo del tiempo.
Habiendo comenzado a invertir a los 30 años, el monto de capital acumulado al final del período es de 214.657 dólares. De este dinero, 45.000 dólares son aportes en efectivo, mientras que los 169.657 dólares restantes provienen de los retornos acumulados.
El inversor que comenzó a invertir a los 20 años de edad, acumula a los 65 un patrimonio de 416.436 dólares. No solo se trata de un monto sensiblemente mayor al de los ejemplos anteriores, sino que gran parte de la diferencia proviene de las ganancias del inversor y los beneficios del interés compuesto. Sobre un capital final de 416.436 dólares, 55.000 son aportes, mientras que las ganancias acumulan 361.436 dólares.
Comenzar a invertir temprano significa maximizar enormemente el monto de nuestro dinero en el tiempo. Más allá del efecto de aportar capital durante más tiempo, el interés compuesto y la posibilidad de generar ganancias sobre nuestras ganancias pueden tener beneficios extraordinarios a largo plazo.
Si bien resulta relativamente sencillo comprender el concepto de interés compuesto y la importancia del tiempo a la hora de invertir, muchos inversores realmente desconocen la magnitud de este concepto y sus mayúsculas implicancias a largo plazo.
Supongamos el caso de un niño recién nacido, cuyos padres deciden realizar un aporte de 20.000 dólares en su cuenta de inversión, sin realizar ningún aporte adicional con el paso del tiempo.
En base a los promedios históricos reales del S&P 500, a los 65 años de edad del niño el monto de capital ascendería a casi 1.200.000 dólares. Es decir, con una inversión relativamente módica en la actualidad, los padres podrían prácticamente garantizar el futuro financiero de sus hijos.
Es importante tener en cuenta que la tasa asumida del 6,5% real está descontando el impacto de la inflación, es decir que los cálculos realizados analizan el poder de compra real del dinero.
Además, estamos asumiendo un retorno similar al del índice S&P 500, el cual puede replicarse con gran sencillez invirtiendo en un ETF como el Vanguard S&P ETF (VOO) o el SPDR S&P 500 ETF (SPY). Asumimos que se replica el retorno del índice y se reinvierten los dividendos a largo plazo. No se requiere demasiado conocimiento en materia de finanzas ni inversiones para obtener retornos de este tipo.
Mientras que muchas veces los inversores se preocupan demasiado por analizar si el momento es el indicado o no para entrar en los mercados, es importante no perder nunca de vista la importancia de comenzar a invertir lo antes posible. Darle tiempo al mercado puede ser más importante que entrar en el momento justo.