Arlette
24-09-2015, 05:38 PM
Veamos algunos aspectos a tomar en cuenta a la hora de usar el EBITDA, pero sobre todo el margen EBITDA, una medida de rentabilidad relativa muy tenida en cuenta a la hora de conocer la salud financiera de una compañía, entre otras variables muy relevantes a analizar.
Lo más anecdótico es que el EBITDA no forma parte del estado de resultados. Los departamentos de relaciones con inversores lo incluyen en sus press-releases (informes de prensa) porque ya es una medida estándar, pero no obligatoria. No lo vamos a encontrar al menos en la información mínima y requerida a las compañías por parte de los reguladores, porque es una construcción que los analistas hacemos para entender de manera rápida y sencilla cuál fue la generación de caja operativa en forma aproximada de una compañía.
En el estado de resultados se parte de la facturación de la empresa y, luego de deducir todos los costos y los gastos, se obtiene el resultado operativo, o del negocio. El mismo es independiente de los resultados secundarios, de los resultados financieros (los intereses a acreedores) o de los impuestos que paga. De más está decir que el EBITDA tiene que ser positivo, porque sino, no le alcanzará para pagar todos estos ítems debajo de la línea operativa. Tener un EBITDA positivo es una condición necesaria, pero no suficiente.
Se trata de ver si el negocio “core” o central de una empresa es rentable o no. Obviamente, tiene que ser suficiente para compensar los demás gastos debajo de la línea operativa y arrojar una ganancia:
Ventas/ingresos (facturación)
- Costo de mercadería vendida
- depreciaciones y amortizaciones
= Resultado bruto
- Gastos administrativos
- Gastos de comercialización
= Resultado operativo (o ganancias antes de intereses e impuestos, EBIT)
EBITDA son las siglas en inglés de las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones. Surge de sumarle al resultado operativo obtenido anteriormente las depreciaciones y amortizaciones que se restaron en el balance, por el sencillo hecho de que no representan una erogación de fondos, sino solo una pérdida contable que se tiene que registrar por el uso o por el paso del tiempo de los activos fijos que se compraron en algún momento. Esa es la manera que existe de exponer de la mejor forma el valor de los activos fijos (planta, propiedades y equipos) que realmente se tienen.
= Resultado operativo (o ganancias antes de intereses e impuestos, EBIT)
+ amortizaciones y depreciaciones
= Ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA)
El EBITDA es muy utilizado para evaluar el desempeño operativo de la empresa, ya que da la dimensión de lo que genera el negocio en sí mismo (su resultado operativo o de sus operaciones normales) medido a través de una proxy de la generación de caja.
Se acerca al concepto de un flujo de caja operativo porque se le agregan las depreciaciones y amortizaciones. Gracias a esto último, permite una mejor comparación entre empresas al depurar el efecto de distintos sistemas impositivos y de depreciación y amortización contable y países, así como del leverage financiero entre empresas, ya que se trata de observar las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones.
También el EBITDA es muy usado en la valuación de empresas, sectores o países, dado que existe una familia de múltiplos de valuación que lo toman en cuenta en el cálculo. Específicamente, el más usado es el Entreprise Value / EBITDA; es decir, tomar el valor de la empresa y compararlo con el EBITDA que genera. Cuanto más alto, más caro se encontrará ese activo en relación a otro en términos relativos.
¿Cómo se calcula el Entreprise Value? Agregándole a la capitalización bursátil de una empresa (precio por cantidad de acciones, es decir, el tamaño de mercado) la deuda financiera neta de la posición de caja. Se toman para el cálculo solamente las deudas que devengan interés y se resta la posición de caja e inversiones temporarias dado que no generan valor en la empresa (o al menos no debería ser su core-business. Los inversores pueden hacerlo por su cuenta en forma individual).
El margen EBITDA se construye dividiendo el EBITDA por la cifra de facturación. Es una medida que a los analistas nos dice mucho acerca de si la empresa, por cada unidad adicional o marginal genera más ganancia operativa en términos relativos. Si bien es positivo que una empresa genere más dólares de ganancias de un ejercicio a otro, es más importante aún complementar dicho análisis con el margen EBITDA.
Margen EBITDA = EBITDA / Ventas
Si el margen EBITDA se achica de un ejercicio trimestral o anual, en forma secuencia o interanual (se puede hacer la comparación que se quiera), puede que la empresa está satisfecha porque generó más market share o logró mayor penetración en un determinado mercado, siendo ese su objetivo, a costa de ver sus costos incrementados en forma más que proporcional. Sería un hecho positivo si la estrategia es de penetración o fidelización más que de generación de rentabilidad, si es que cuenta con el mediano o largo plazo a su favor.
No existe el EBITDA en las entidades financieras, porque el concepto de EBITDA es un concepto o cálculo antes de intereses, y los intereses son precisamente la fuente de ingresos por excelencia de los bancos y de otras entidades de ese sector.
El EBITA es muy tenido en cuenta a la hora de valuar la generación operativa de negocios que requieren una gran cantidad de inversión, dado que son precisamente aquellos que más amortizaciones tienen que registrar. Al registrar esos elevados montos de pérdidas ficticias, dado que son solamente registros contables que vienen a amortizar en los libros los bienes de uso que posee (la erogación de fondos a través de la inversión ya ha sido realizada con anterioridad), el resultado operativo real, o el concepto de caja al que deberíamos prestar atención, estaría subvaluado. Al usar el EBITDA, medimos de mejor manera el resultado operativo de caja, o una proxy del mismo.
Recuerden igualmente que las ventas y los costos así como los gastos son todos conceptos contables: si se vende a crédito a 60 días por ejemplo, por más que se venda un determinado producto en diciembre del ejercicio actual, solamente se lo cobrará en febrero del ejercicio siguiente. Pero la facturación actual registrará dicha venta (por más que no se la haya cobrado). Es por eso que el EBITDA tampoco es el flujo de caja operativo, pero al menos se le acerca más que el tradicional EBIT.
Las industrias que suelen ser castigadas por el uso del EBIT son las de procesos de fabricación de bienes intermedios, como la siderurgia, el aluminio, la petroquímica, el petróleo, etc…que requieren de elevadas inversiones y, por lo tanto, amortizaciones. Las empresas de telecomunicaciones y todas aquellas industrias que requieren hundir mucho capital de entrada deberían ser vistas a través del EBITDA también, y no a través del EBIT.
En síntesis, el margen EBITDA no es un buen indicador del desempeño de las empresas con alto nivel de deuda o mucho equipamiento en activos fijos.
Asimismo, el margen EBITDA de algunas empresas puede ocultar el hecho de una baja utilidad neta operativa, ya que todo será explicado por las amortizaciones. Pero la utilidad del margen EBITDA reside en que no incluye efectos no operativos de una empresa, tales como el cómputo de los gastos de depreciación, amortización, impuestos y pagos de intereses.
Los activos fijos son normalmente comprados con deuda financiera y los pagos de intereses no están incluidos en el EBITDA, lo que distorsiona la lectura (mejora la salud de la empresa artificialmente). Finalmente, los activos fijos tienen una alta depreciación o amortización, que no están incluidos en el EBITDA y también mejora artificialmente la salud de una compañía. Pero en ambos casos, los hace más comparables independientemente de cómo han sido financiados los negocios (con poca o mucha deuda) y si se requieren muchos activos fijos en el negocio o no (los procesos automatizados o semi-automatizados, o empresas manufactureras de sectores capital-intensivos son los más favorecidos porque no se restan las amortizaciones).
El margen de EBITDA puede ser un buen indicador de rendimiento, aunque no toma en cuenta los ingresos netos de una empresa, lo que podría ser muy bajo para un inversor y una señal de que no se debe hacer una inversión.
Lo más anecdótico es que el EBITDA no forma parte del estado de resultados. Los departamentos de relaciones con inversores lo incluyen en sus press-releases (informes de prensa) porque ya es una medida estándar, pero no obligatoria. No lo vamos a encontrar al menos en la información mínima y requerida a las compañías por parte de los reguladores, porque es una construcción que los analistas hacemos para entender de manera rápida y sencilla cuál fue la generación de caja operativa en forma aproximada de una compañía.
En el estado de resultados se parte de la facturación de la empresa y, luego de deducir todos los costos y los gastos, se obtiene el resultado operativo, o del negocio. El mismo es independiente de los resultados secundarios, de los resultados financieros (los intereses a acreedores) o de los impuestos que paga. De más está decir que el EBITDA tiene que ser positivo, porque sino, no le alcanzará para pagar todos estos ítems debajo de la línea operativa. Tener un EBITDA positivo es una condición necesaria, pero no suficiente.
Se trata de ver si el negocio “core” o central de una empresa es rentable o no. Obviamente, tiene que ser suficiente para compensar los demás gastos debajo de la línea operativa y arrojar una ganancia:
Ventas/ingresos (facturación)
- Costo de mercadería vendida
- depreciaciones y amortizaciones
= Resultado bruto
- Gastos administrativos
- Gastos de comercialización
= Resultado operativo (o ganancias antes de intereses e impuestos, EBIT)
EBITDA son las siglas en inglés de las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones. Surge de sumarle al resultado operativo obtenido anteriormente las depreciaciones y amortizaciones que se restaron en el balance, por el sencillo hecho de que no representan una erogación de fondos, sino solo una pérdida contable que se tiene que registrar por el uso o por el paso del tiempo de los activos fijos que se compraron en algún momento. Esa es la manera que existe de exponer de la mejor forma el valor de los activos fijos (planta, propiedades y equipos) que realmente se tienen.
= Resultado operativo (o ganancias antes de intereses e impuestos, EBIT)
+ amortizaciones y depreciaciones
= Ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA)
El EBITDA es muy utilizado para evaluar el desempeño operativo de la empresa, ya que da la dimensión de lo que genera el negocio en sí mismo (su resultado operativo o de sus operaciones normales) medido a través de una proxy de la generación de caja.
Se acerca al concepto de un flujo de caja operativo porque se le agregan las depreciaciones y amortizaciones. Gracias a esto último, permite una mejor comparación entre empresas al depurar el efecto de distintos sistemas impositivos y de depreciación y amortización contable y países, así como del leverage financiero entre empresas, ya que se trata de observar las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones.
También el EBITDA es muy usado en la valuación de empresas, sectores o países, dado que existe una familia de múltiplos de valuación que lo toman en cuenta en el cálculo. Específicamente, el más usado es el Entreprise Value / EBITDA; es decir, tomar el valor de la empresa y compararlo con el EBITDA que genera. Cuanto más alto, más caro se encontrará ese activo en relación a otro en términos relativos.
¿Cómo se calcula el Entreprise Value? Agregándole a la capitalización bursátil de una empresa (precio por cantidad de acciones, es decir, el tamaño de mercado) la deuda financiera neta de la posición de caja. Se toman para el cálculo solamente las deudas que devengan interés y se resta la posición de caja e inversiones temporarias dado que no generan valor en la empresa (o al menos no debería ser su core-business. Los inversores pueden hacerlo por su cuenta en forma individual).
El margen EBITDA se construye dividiendo el EBITDA por la cifra de facturación. Es una medida que a los analistas nos dice mucho acerca de si la empresa, por cada unidad adicional o marginal genera más ganancia operativa en términos relativos. Si bien es positivo que una empresa genere más dólares de ganancias de un ejercicio a otro, es más importante aún complementar dicho análisis con el margen EBITDA.
Margen EBITDA = EBITDA / Ventas
Si el margen EBITDA se achica de un ejercicio trimestral o anual, en forma secuencia o interanual (se puede hacer la comparación que se quiera), puede que la empresa está satisfecha porque generó más market share o logró mayor penetración en un determinado mercado, siendo ese su objetivo, a costa de ver sus costos incrementados en forma más que proporcional. Sería un hecho positivo si la estrategia es de penetración o fidelización más que de generación de rentabilidad, si es que cuenta con el mediano o largo plazo a su favor.
No existe el EBITDA en las entidades financieras, porque el concepto de EBITDA es un concepto o cálculo antes de intereses, y los intereses son precisamente la fuente de ingresos por excelencia de los bancos y de otras entidades de ese sector.
El EBITA es muy tenido en cuenta a la hora de valuar la generación operativa de negocios que requieren una gran cantidad de inversión, dado que son precisamente aquellos que más amortizaciones tienen que registrar. Al registrar esos elevados montos de pérdidas ficticias, dado que son solamente registros contables que vienen a amortizar en los libros los bienes de uso que posee (la erogación de fondos a través de la inversión ya ha sido realizada con anterioridad), el resultado operativo real, o el concepto de caja al que deberíamos prestar atención, estaría subvaluado. Al usar el EBITDA, medimos de mejor manera el resultado operativo de caja, o una proxy del mismo.
Recuerden igualmente que las ventas y los costos así como los gastos son todos conceptos contables: si se vende a crédito a 60 días por ejemplo, por más que se venda un determinado producto en diciembre del ejercicio actual, solamente se lo cobrará en febrero del ejercicio siguiente. Pero la facturación actual registrará dicha venta (por más que no se la haya cobrado). Es por eso que el EBITDA tampoco es el flujo de caja operativo, pero al menos se le acerca más que el tradicional EBIT.
Las industrias que suelen ser castigadas por el uso del EBIT son las de procesos de fabricación de bienes intermedios, como la siderurgia, el aluminio, la petroquímica, el petróleo, etc…que requieren de elevadas inversiones y, por lo tanto, amortizaciones. Las empresas de telecomunicaciones y todas aquellas industrias que requieren hundir mucho capital de entrada deberían ser vistas a través del EBITDA también, y no a través del EBIT.
En síntesis, el margen EBITDA no es un buen indicador del desempeño de las empresas con alto nivel de deuda o mucho equipamiento en activos fijos.
Asimismo, el margen EBITDA de algunas empresas puede ocultar el hecho de una baja utilidad neta operativa, ya que todo será explicado por las amortizaciones. Pero la utilidad del margen EBITDA reside en que no incluye efectos no operativos de una empresa, tales como el cómputo de los gastos de depreciación, amortización, impuestos y pagos de intereses.
Los activos fijos son normalmente comprados con deuda financiera y los pagos de intereses no están incluidos en el EBITDA, lo que distorsiona la lectura (mejora la salud de la empresa artificialmente). Finalmente, los activos fijos tienen una alta depreciación o amortización, que no están incluidos en el EBITDA y también mejora artificialmente la salud de una compañía. Pero en ambos casos, los hace más comparables independientemente de cómo han sido financiados los negocios (con poca o mucha deuda) y si se requieren muchos activos fijos en el negocio o no (los procesos automatizados o semi-automatizados, o empresas manufactureras de sectores capital-intensivos son los más favorecidos porque no se restan las amortizaciones).
El margen de EBITDA puede ser un buen indicador de rendimiento, aunque no toma en cuenta los ingresos netos de una empresa, lo que podría ser muy bajo para un inversor y una señal de que no se debe hacer una inversión.