Arlette
30-09-2015, 05:15 PM
Existen muchas diferencias entre un trader y un Inversor. En primer lugar, sus horizontes temporales de inversión son diferentes, así también como lo son sus objetivos, sus métodos y las clases de activos preferidas a la hora de invertir.
Pero lo peor de todo es que los miembros de cada grupo muchas veces se sienten confundidos acerca de esas diferencias y a qué grupo pertenecen. Y la volatilidad de los mercados en aumento puede precisamente ser el disparador de esa confusión. En momentos normales no suele ocurrir que se dude acerca de si uno es un trader o un inversor.
Que uno sea un trader y siga estrictas reglas a la hora de operar, no significa que uno no pueda darse la cabeza contra la pared, pudiendo hasta hacer desaparecer una cuenta de inversión. Basta con un poco de aplacamiento, una mala racha que se suponía que nunca podía ocurrir y un par de errores operativos a la hora de colocar las órdenes o bien a la hora de fijar una máxima perdida tolerable a través de estrictos stop losses. O precisamente infringiendo las reglas a la hora de operar por querer seguir la intuición propia o una ilusión pasajera.
Una ventaja a la hora de operar es haber estado de los dos lados de la denominada "muralla china". Es decir, haber sido un analista o haber escrito reportes (o research) del lado del sell-side, para prepararse mejor cuando se administra dinero e inversiones del lado del buy side.
El sesgo del sell side es a analizar inversiones de largo plazo, mientras que el sesgo del buy side es hacia inversiones de más corto plazo.
Pero como administrador, uno puede administrar dinero en forma especifica día a día, minuto a minuto como un day trader, o bien en forma antagónica si es un fondo de pensión que piensa en el futuro de sus beneficiarios a 20 o 30 años. El espectro es mucho más amplio y las definiciones en relación al plazo de inversión promedio son más necesarias que nunca.
Vayamos a la premisa número 1 que diferencia un trader de un inversor: nunca dejes que un mal trade puede convertirse en una inversión.
Aquel trader que deja una posición abierta y que se va cada vez más lejos de su objetivo o que le genere una pérdida cada vez mayor, es una clara muestra de una seria falla en el manejo del riesgo. El risk management define de antemano que para entrar en una posición comprada o vendida en descubierto hace falta acompañarla de una estrategia de salida.
Un inversor no necesariamente tiene una salida planeada de antemano.
Quedarse comprado en una posición que ha estado bajando es simplemente ignorar la primera regla del trader, que es preservar y cuidar de su capital como el buzo cuida de su tanque de oxígeno. Lo administra a cada respiración, y malgastarlo significará su muerte en un caso extremo o no deseado.
Que la esperanza se ubique por encima de la estrategia y la experiencia no es una solución sino la receta que abre la puerta a más pérdidas.
La tarea de cualquier trader es la búsqueda de la eficiencia, es decir la de manejar el capital para optimizar el beneficio para un nivel determinado de riesgo asumido en forma consciente.
Un trader no debe morir con las botas puestas del convencimiento, sino largarle la mano con mecanismos de protección a aquello que no ha funcionado en la dirección deseada y muy estudiada de antemano. Puede fallar. Y falla muchas veces. Muchas más veces de lo que uno desearía no tener que enfrentarse a sus consecuencias.
Pero como siempre digo y no me cansaré de repetir: uno puede estudiar muchísimo un punto de entrada y la dirección posible o probable que tomará un determinado activo, al alza o a la baja. Pero nunca podrá influenciar en la dirección que tomará a posteriori. Por lo que lo único que un trader tiene de su lado son esos mecanismos de protección y una estrategia comprobada y testada que nos jugarán a favor en caso de que el camino elegido por el mercado sea contrario al que pensábamos que iba a tomar.
Que un trader sea un inversor por circunstancias no deseadas, es decir, que pase a su "cartera de largo plazo" una acción o cualquier otro activo es porque es consciente plenamente de que puede pasar y eso no lo molesta. Lo tolera. Solamente si es consciente podrá convivir con ello y obviamente si tiene todo el tiempo del mundo para aguantar un trade perdedor. La idea es evitar este tipo de comportamiento. Y si uno compra un activo y se encuentra después con una fuerte pérdida es porque también es una parte chica de su portafolio.
Es necesario definir los roles de antemano y contar con los mecanismos de protección necesaria para no estar en una situación no deseada antes de que sea demasiado tarde y un mal trade pase a convertirse en una inversión de largo plazo, que es el equivalente a capitular fuera de tiempo y asumir nuestros propios errores.
Pero lo peor de todo es que los miembros de cada grupo muchas veces se sienten confundidos acerca de esas diferencias y a qué grupo pertenecen. Y la volatilidad de los mercados en aumento puede precisamente ser el disparador de esa confusión. En momentos normales no suele ocurrir que se dude acerca de si uno es un trader o un inversor.
Que uno sea un trader y siga estrictas reglas a la hora de operar, no significa que uno no pueda darse la cabeza contra la pared, pudiendo hasta hacer desaparecer una cuenta de inversión. Basta con un poco de aplacamiento, una mala racha que se suponía que nunca podía ocurrir y un par de errores operativos a la hora de colocar las órdenes o bien a la hora de fijar una máxima perdida tolerable a través de estrictos stop losses. O precisamente infringiendo las reglas a la hora de operar por querer seguir la intuición propia o una ilusión pasajera.
Una ventaja a la hora de operar es haber estado de los dos lados de la denominada "muralla china". Es decir, haber sido un analista o haber escrito reportes (o research) del lado del sell-side, para prepararse mejor cuando se administra dinero e inversiones del lado del buy side.
El sesgo del sell side es a analizar inversiones de largo plazo, mientras que el sesgo del buy side es hacia inversiones de más corto plazo.
Pero como administrador, uno puede administrar dinero en forma especifica día a día, minuto a minuto como un day trader, o bien en forma antagónica si es un fondo de pensión que piensa en el futuro de sus beneficiarios a 20 o 30 años. El espectro es mucho más amplio y las definiciones en relación al plazo de inversión promedio son más necesarias que nunca.
Vayamos a la premisa número 1 que diferencia un trader de un inversor: nunca dejes que un mal trade puede convertirse en una inversión.
Aquel trader que deja una posición abierta y que se va cada vez más lejos de su objetivo o que le genere una pérdida cada vez mayor, es una clara muestra de una seria falla en el manejo del riesgo. El risk management define de antemano que para entrar en una posición comprada o vendida en descubierto hace falta acompañarla de una estrategia de salida.
Un inversor no necesariamente tiene una salida planeada de antemano.
Quedarse comprado en una posición que ha estado bajando es simplemente ignorar la primera regla del trader, que es preservar y cuidar de su capital como el buzo cuida de su tanque de oxígeno. Lo administra a cada respiración, y malgastarlo significará su muerte en un caso extremo o no deseado.
Que la esperanza se ubique por encima de la estrategia y la experiencia no es una solución sino la receta que abre la puerta a más pérdidas.
La tarea de cualquier trader es la búsqueda de la eficiencia, es decir la de manejar el capital para optimizar el beneficio para un nivel determinado de riesgo asumido en forma consciente.
Un trader no debe morir con las botas puestas del convencimiento, sino largarle la mano con mecanismos de protección a aquello que no ha funcionado en la dirección deseada y muy estudiada de antemano. Puede fallar. Y falla muchas veces. Muchas más veces de lo que uno desearía no tener que enfrentarse a sus consecuencias.
Pero como siempre digo y no me cansaré de repetir: uno puede estudiar muchísimo un punto de entrada y la dirección posible o probable que tomará un determinado activo, al alza o a la baja. Pero nunca podrá influenciar en la dirección que tomará a posteriori. Por lo que lo único que un trader tiene de su lado son esos mecanismos de protección y una estrategia comprobada y testada que nos jugarán a favor en caso de que el camino elegido por el mercado sea contrario al que pensábamos que iba a tomar.
Que un trader sea un inversor por circunstancias no deseadas, es decir, que pase a su "cartera de largo plazo" una acción o cualquier otro activo es porque es consciente plenamente de que puede pasar y eso no lo molesta. Lo tolera. Solamente si es consciente podrá convivir con ello y obviamente si tiene todo el tiempo del mundo para aguantar un trade perdedor. La idea es evitar este tipo de comportamiento. Y si uno compra un activo y se encuentra después con una fuerte pérdida es porque también es una parte chica de su portafolio.
Es necesario definir los roles de antemano y contar con los mecanismos de protección necesaria para no estar en una situación no deseada antes de que sea demasiado tarde y un mal trade pase a convertirse en una inversión de largo plazo, que es el equivalente a capitular fuera de tiempo y asumir nuestros propios errores.