Arlette
06-11-2015, 07:46 PM
Recientemente se festejó en todo el mundo el Back to the Future Day. El 21 de octubre de 2015 es la fecha a la cual viaja Marty McFly, el personaje principal de la película “Volver al Futuro” para resolver sus problemas y crear otras tantas complicaciones nuevas. Los fans del film aprovecharon entonces la ocasión para realizar una amplia serie de festejos y homenajes a escala global.
Un punto central del argumento de la saga es que el archienemigo de Marty McFly, Biff Tannen, es en el futuro - es decir, en la actualidad de 2015 - un poderoso millonario gracias a las ventajas que obtuvo viajando en el tiempo. Al disponer de un calendario de resultados deportivos del futuro, el odioso personaje logró construir una enorme fortuna en los mercados de apuestas.
Es inevitable para muchos inversores fantasear con la posibilidad de replicar esta estrategia en el mercado financiero. Evidentemente, si pudiéramos viajar a 1985 conociendo la historia de los mercados y de las compañías más exitosas del mundo, estaríamos en condiciones de realizar algunas inversiones enormemente rentables.
Sin embargo, puede resultar esclarecedor poner los datos en perspectiva. Si Biff Tannen hubiera invertido en un índice diversificado de acciones en 1985, manteniendo su posición hasta la actualidad y sin realizar ningún tipo de operatoria adicional, hubiera obtenido retornos llamativamente atractivos.
Por ejemplo, cada dólar invertido en el índice S&P 500 se hubiera convertido en 25 dólares en la actualidad. Si Tannen hubiera decidido invertir 10.000 dólares en el índice S&P 500 el 1 de enero de 1985, tendría actualmente 255.000 dólares, mientras que una inversión de 100.000 dólares en 1985 equivaldría a cerca de 2,6 millones de dólares actuales.
Es importante recordar que aquí estamos asumiendo que el personaje en cuestión no cuenta con ningún tipo de información privilegiada sobre el futuro. Simplemente se pueden replicar estos retornos comprando y manteniendo un ETF como el SPDR S&P 500 (SPY), reinvirtiendo los dividendos en el tiempo y sin realizar ninguna clase de operación de timing de mercado.
A lo largo de la etapa en cuestión, el índice S&P 500 tuvo un retorno acumulado anual del 11,4%. Si descontamos el impacto de la inflación, la tasa de retorno cae al 8,46%. Se trata de niveles de rentabilidad que están medianamente en línea con los retornos históricos del mercado a largo plazo, es decir, no se estamos ante un período especialmente redituable.
Para ponerlo en perspectiva, si asumimos que Biff Tanner viaja a diciembre de 2009, año de una de las peores recesiones de la historia económica mundial, el retorno promedio sería de 10,6% en términos nominales y de 7,5% ajustados por inflación. Es decir, incluso eligiendo un año de llegada poco auspicioso, los mercados financieros suelen brindar ganancias muy atractivas a largo plazo.
Muchos inversores suelen sorprenderse cuando consideran el impacto de estos retornos sobre el capital a largo plazo. En definitiva, apostar al índice S&P 500 implica apostar a un conjunto de 500 compañías grandes en los Estados Unidos, cada vez más diversificadas globalmente y con enormes recursos estratégicos y financieros. En algún sentido, es apostar a la innovación económica y a la creación de valor agregado a largo plazo.
El personaje de Marty McFly tiene especial predilección por las bebidas marca Pepsi, en reiteradas ocasiones de la saga Volver al Futuro se lo observa bebiendo una Pepsi o intentando conseguir el producto en algún bar del futuro, ahora presente. Obviamente, esto responde a un acuerdo de marketing entre PepsiCo (PEP) y la producción del film.
Las acciones de PepsiCo cotizaban en la zona de los 2,7 dólares a principios de 1985, mientras que actualmente están cómodamente por encima de 102 por unidad. Además, la compañía ha distribuido miles de millones de dólares a sus accionistas vía dividendos en las últimas tres décadas.
En la película, Marty McFly se asombra ante un par de zapatillas marca N**e (NKE) con un sistema automático de ajuste de cordones. Capitalizando la oportunidad, N**e lanzó de hecho un modelo con cordones automáticos el pasado 21 de octubre de 2015 como jugada de marketing.
Si McFly hubiera tenido el buen tino de invertir en N**e en el año 1985, los retornos hubieran sido verdaderamente espectaculares. Desde un precio de 0,3 por acción en enero de 1985, las acciones han subido exponencialmente a más de 130 dólares por unidad. Con 10.000 dólares invertidos en acciones de esta firma en enero de 1985, McFly contaría ahora con un capital de más de 4,3 millones de dólares.
La lección es bastante clara: no hace falta contar con información sobre el futuro para invertir con éxito. Invertir en activos de calidad a largo plazo puede ser enormemente rentable. Si bien se requiere paciencia y disciplina, los retornos indican que vale la pena realizar el esfuerzo.
Un punto central del argumento de la saga es que el archienemigo de Marty McFly, Biff Tannen, es en el futuro - es decir, en la actualidad de 2015 - un poderoso millonario gracias a las ventajas que obtuvo viajando en el tiempo. Al disponer de un calendario de resultados deportivos del futuro, el odioso personaje logró construir una enorme fortuna en los mercados de apuestas.
Es inevitable para muchos inversores fantasear con la posibilidad de replicar esta estrategia en el mercado financiero. Evidentemente, si pudiéramos viajar a 1985 conociendo la historia de los mercados y de las compañías más exitosas del mundo, estaríamos en condiciones de realizar algunas inversiones enormemente rentables.
Sin embargo, puede resultar esclarecedor poner los datos en perspectiva. Si Biff Tannen hubiera invertido en un índice diversificado de acciones en 1985, manteniendo su posición hasta la actualidad y sin realizar ningún tipo de operatoria adicional, hubiera obtenido retornos llamativamente atractivos.
Por ejemplo, cada dólar invertido en el índice S&P 500 se hubiera convertido en 25 dólares en la actualidad. Si Tannen hubiera decidido invertir 10.000 dólares en el índice S&P 500 el 1 de enero de 1985, tendría actualmente 255.000 dólares, mientras que una inversión de 100.000 dólares en 1985 equivaldría a cerca de 2,6 millones de dólares actuales.
Es importante recordar que aquí estamos asumiendo que el personaje en cuestión no cuenta con ningún tipo de información privilegiada sobre el futuro. Simplemente se pueden replicar estos retornos comprando y manteniendo un ETF como el SPDR S&P 500 (SPY), reinvirtiendo los dividendos en el tiempo y sin realizar ninguna clase de operación de timing de mercado.
A lo largo de la etapa en cuestión, el índice S&P 500 tuvo un retorno acumulado anual del 11,4%. Si descontamos el impacto de la inflación, la tasa de retorno cae al 8,46%. Se trata de niveles de rentabilidad que están medianamente en línea con los retornos históricos del mercado a largo plazo, es decir, no se estamos ante un período especialmente redituable.
Para ponerlo en perspectiva, si asumimos que Biff Tanner viaja a diciembre de 2009, año de una de las peores recesiones de la historia económica mundial, el retorno promedio sería de 10,6% en términos nominales y de 7,5% ajustados por inflación. Es decir, incluso eligiendo un año de llegada poco auspicioso, los mercados financieros suelen brindar ganancias muy atractivas a largo plazo.
Muchos inversores suelen sorprenderse cuando consideran el impacto de estos retornos sobre el capital a largo plazo. En definitiva, apostar al índice S&P 500 implica apostar a un conjunto de 500 compañías grandes en los Estados Unidos, cada vez más diversificadas globalmente y con enormes recursos estratégicos y financieros. En algún sentido, es apostar a la innovación económica y a la creación de valor agregado a largo plazo.
El personaje de Marty McFly tiene especial predilección por las bebidas marca Pepsi, en reiteradas ocasiones de la saga Volver al Futuro se lo observa bebiendo una Pepsi o intentando conseguir el producto en algún bar del futuro, ahora presente. Obviamente, esto responde a un acuerdo de marketing entre PepsiCo (PEP) y la producción del film.
Las acciones de PepsiCo cotizaban en la zona de los 2,7 dólares a principios de 1985, mientras que actualmente están cómodamente por encima de 102 por unidad. Además, la compañía ha distribuido miles de millones de dólares a sus accionistas vía dividendos en las últimas tres décadas.
En la película, Marty McFly se asombra ante un par de zapatillas marca N**e (NKE) con un sistema automático de ajuste de cordones. Capitalizando la oportunidad, N**e lanzó de hecho un modelo con cordones automáticos el pasado 21 de octubre de 2015 como jugada de marketing.
Si McFly hubiera tenido el buen tino de invertir en N**e en el año 1985, los retornos hubieran sido verdaderamente espectaculares. Desde un precio de 0,3 por acción en enero de 1985, las acciones han subido exponencialmente a más de 130 dólares por unidad. Con 10.000 dólares invertidos en acciones de esta firma en enero de 1985, McFly contaría ahora con un capital de más de 4,3 millones de dólares.
La lección es bastante clara: no hace falta contar con información sobre el futuro para invertir con éxito. Invertir en activos de calidad a largo plazo puede ser enormemente rentable. Si bien se requiere paciencia y disciplina, los retornos indican que vale la pena realizar el esfuerzo.