Arlette
30-05-2016, 07:03 PM
El presidente de Francia, Francois Hollande, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, lanzaron este domingo desde Verdún un llamamiento a proteger la "frágil" Europa del repliegue en sí misma y de la división frente a las crisis, durante la conmemoración del centenario de una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial.
"Nuestro deber sagrado está inscrito en el suelo arrasado de Verdún y se resume en pocas palabras: amamos nuestra patria pero protegemos nuestra casa común, Europa, sin la cual estaríamos expuestos a las tempestades de la historia", declaró el jefe de Estado francés ante miles de cruces blancas de la necrópolis de Douaumont (este).
"Para nuestra supervivencia es importante no encerrarnos en nosotros mismos, sino estar abiertos al otro", había afirmado previamente la canciller alemana, cuyo país acogió a más de un millón de refugiados en 2015.
Ambos dirigentes insistieron en la fragilidad de una Europa donde "las fuerzas de la división y del repliegue están en marcha", según Hollande, a menos de un mes del referéndum sobre una eventual salida de Reino Unido de la UE.
Y, en referencia a la grave crisis migratoria que vive el continente, Hollande recordó que la UE tiene "responsabilidades particulares", entre ellas, la de "acoger a poblaciones que huyen del drama y las masacres".
"No debemos olvidar jamás, sobre todo aquí, que la Historia puede ser trágica, que está hecha de cambios radicales y de aceleraciones que de repente pueden lanzar a un país o región - lo vemos en Oriente Medio- al caos", subrayó.
Escenario de una sangrienta batalla donde murieron más de 300.000 personas en 10 meses en 1916, "Verdún es por primera vez honrada no por su pasado de sufrimiento sino por su mensaje de esperanza", insistió el presidente francés al lado de la canciller.
— 'Ahí donde Europa se perdió' —
El paralelismo entre el ascenso de los nacionalismos antes de 1914 y las tensiones que fracturan Europa en la actualidad ha sido uno de los puntos recurrentes a lo largo de la jornada.
"Verdún es una ciudad que representa a la vez lo peor, ahí donde Europa se perdió hace cien años, y también lo mejor, una ciudad que ha sido capaz de unirse por la paz y la amistad francoalemana", afirmó Hollande.
Para Merkel, que ve la invitación a Verdún como un signo de "gran confianza", "no hay duda" de que Europa tiene que afrontar grandes dificultades. Pero Europa "también hizo y consiguió muchas cosas", había dicho la canciller, recordando la capacidad franco-alemana de "encontrar compromisos".
En 1984, también visitaron este cementerio el canciller alemán, Helmut Kohl, y el jefe de Estado francés, François Mitterrand, en una ceremonia que se convirtió en símbolo de la reconciliación franco-alemana después de la Segunda Guerra Mundial.
No es la primera vez que Hollande y Merkel conmemoran juntos la Primera Guerra Mundial. El 8 de julio de 2012, el presidente francés, elegido dos meses antes, recibió a la canciller en Reims (noroeste) para celebrar la reconciliación franco-alemana, sellada 50 años antes por el general De Gaulle y el canciller Konrad Adenauer, en esta otra ciudad mártir de la guerra de 1914-18.
Necrópolis nacional, en Douamont reposan los restos de 130.000 soldados alemanes y franceses encontrados en el campo de batalla, donde cayeron más de 300.000 combatientes entre febrero y diciembre de 1916.
Es ahí, tras una visita al memorial renovado de Verdún, que Merkel y Hollande asistieron a un espectáculo concebido por el cineasta alemán Volker Schlöndorff.
Evocando a los soldados durante la Primera Guerra Mundial, unos 3.400 jóvenes alemanes y franceses surgieron del bosque adyacente al ritmo de la Marcha Heroica, antes de desplomarse a los pies del osario al ritmo de los Tambores del Bronx, derribados por una encarnación de la muerte.
"Nuestro deber sagrado está inscrito en el suelo arrasado de Verdún y se resume en pocas palabras: amamos nuestra patria pero protegemos nuestra casa común, Europa, sin la cual estaríamos expuestos a las tempestades de la historia", declaró el jefe de Estado francés ante miles de cruces blancas de la necrópolis de Douaumont (este).
"Para nuestra supervivencia es importante no encerrarnos en nosotros mismos, sino estar abiertos al otro", había afirmado previamente la canciller alemana, cuyo país acogió a más de un millón de refugiados en 2015.
Ambos dirigentes insistieron en la fragilidad de una Europa donde "las fuerzas de la división y del repliegue están en marcha", según Hollande, a menos de un mes del referéndum sobre una eventual salida de Reino Unido de la UE.
Y, en referencia a la grave crisis migratoria que vive el continente, Hollande recordó que la UE tiene "responsabilidades particulares", entre ellas, la de "acoger a poblaciones que huyen del drama y las masacres".
"No debemos olvidar jamás, sobre todo aquí, que la Historia puede ser trágica, que está hecha de cambios radicales y de aceleraciones que de repente pueden lanzar a un país o región - lo vemos en Oriente Medio- al caos", subrayó.
Escenario de una sangrienta batalla donde murieron más de 300.000 personas en 10 meses en 1916, "Verdún es por primera vez honrada no por su pasado de sufrimiento sino por su mensaje de esperanza", insistió el presidente francés al lado de la canciller.
— 'Ahí donde Europa se perdió' —
El paralelismo entre el ascenso de los nacionalismos antes de 1914 y las tensiones que fracturan Europa en la actualidad ha sido uno de los puntos recurrentes a lo largo de la jornada.
"Verdún es una ciudad que representa a la vez lo peor, ahí donde Europa se perdió hace cien años, y también lo mejor, una ciudad que ha sido capaz de unirse por la paz y la amistad francoalemana", afirmó Hollande.
Para Merkel, que ve la invitación a Verdún como un signo de "gran confianza", "no hay duda" de que Europa tiene que afrontar grandes dificultades. Pero Europa "también hizo y consiguió muchas cosas", había dicho la canciller, recordando la capacidad franco-alemana de "encontrar compromisos".
En 1984, también visitaron este cementerio el canciller alemán, Helmut Kohl, y el jefe de Estado francés, François Mitterrand, en una ceremonia que se convirtió en símbolo de la reconciliación franco-alemana después de la Segunda Guerra Mundial.
No es la primera vez que Hollande y Merkel conmemoran juntos la Primera Guerra Mundial. El 8 de julio de 2012, el presidente francés, elegido dos meses antes, recibió a la canciller en Reims (noroeste) para celebrar la reconciliación franco-alemana, sellada 50 años antes por el general De Gaulle y el canciller Konrad Adenauer, en esta otra ciudad mártir de la guerra de 1914-18.
Necrópolis nacional, en Douamont reposan los restos de 130.000 soldados alemanes y franceses encontrados en el campo de batalla, donde cayeron más de 300.000 combatientes entre febrero y diciembre de 1916.
Es ahí, tras una visita al memorial renovado de Verdún, que Merkel y Hollande asistieron a un espectáculo concebido por el cineasta alemán Volker Schlöndorff.
Evocando a los soldados durante la Primera Guerra Mundial, unos 3.400 jóvenes alemanes y franceses surgieron del bosque adyacente al ritmo de la Marcha Heroica, antes de desplomarse a los pies del osario al ritmo de los Tambores del Bronx, derribados por una encarnación de la muerte.