Arlette
13-06-2016, 07:20 PM
En los últimos años está creciendo notablemente una filosofía de inversión que se conoce con el nombre de inversiones basadas en la evidencia, o evidence-based investing. Esta clase de estrategias buscan capitalizar las nuevas posibilidades que ofrecen las tecnologías de acceso a la información, y resultan especialmente atractivas para los inversionistas que buscan operar en base a estrategias con un sólido contenido de análisis estadístico y matemático.
Una nueva mirada sobre el mercado
Las estrategias tradicionales de inversión implican generalmente un amplio grado de subjetividad. Aún cuando se utilizan herramientas financieras de tipo matemático para analizar variables como los ratios de rentabilidad o los niveles de valuación de los activos, la decisión final de comprar o no un activo en particular incluye necesariamente criterios subjetivos que están relacionados con la interpretación de estos ratios matemáticos.
Muchos inversores se han sentido defraudados por esta clase de estrategias y los resultados que generan. En primer lugar, diversos estudios estadísticos demuestran que muchos gestores profesionales obtienen retornos inferiores al promedio de mercado. A largo plazo, entre un 70% y 80% de los gestores profesionales de fondos obtienen retornos netos de costos inferiores a los del índice.
Existen diversas explicaciones posibles para este fenómeno. Es importante tener en cuenta que muchos gestores de fondos tienen una mirada cortoplacista y demasiado enfocada a ganar activos en lugar de generar los mejores retornos posibles.
Así las cosas, cuando las acciones tecnológicas o los commodities están de moda, los administradores de fondos suelen invertir grandes sumas de dinero en estas clases de activos para atraer a los inversores que buscan posicionarse en el sector. Lamentablemente, esto los lleva generalmente a comprar a precios excesivamente elevados, lo cual termina siendo claramente destructivo para los retornos.
Con el objetivo de evitar estos errores tan comunes y mejorar los retornos, muchos inversores se están volcando hacia estrategias basadas en reglas claras y preestablecidas. De hecho, las inversiones en fondos que replican índices han crecido exponencialmente en los últimos años.
Es importante recordar que los índices se construyen en base a ciertos criterios matemáticos. En la mayoría de los casos, las empresas con mayor capitalización bursátil tienen mayor representación dentro del índice. Por lo tanto, un índice es en buena medida una estrategia cuantitativa, aunque sea especialmente simple y basada en capitalización de mercado.
Inversiones basadas en la evidencia
La mayoría de los gestores discrecionales de fondos obtienen retornos inferiores a los del índice. Dado que el indicador es una estrategia matemática bastante sencilla, tiene sentido preguntarnos si no se pueden mejorar aún más los retornos aplicando algunas reglas más elaboradas.
Las inversiones basadas en la evidencia buscan aplicar criterios objetivos que permitan superar los retornos del índice a largo plazo. Para esto, se analiza primero la evidencia histórica al respecto de cómo influyen diferentes factores sobre los retornos de los activos, y luego se construyen portafolios y estrategias de inversión basados en estos criterios.
Por ejemplo, las acciones de compañías con ratios de rentabilidad superiores al promedio suelen tener retornos superiores al resto. Los bajos ratios de valuación, altos pagos de dividendos, o las acciones en tendencia alcista de precios también han demostrado su capacidad para generar ganancias por encima del promedio a largo plazo.
Claro está que ninguna de estas estrategias le gana al promedio necesariamente en todos los años, y resulta prácticamente imposible predecir con exactitud en qué momento alguno de estos factores va a generar retornos atractivos. Más allá de esto, cuando se invierte en un portafolio de activos construidos en base a criterios con una validez estadística demostrada, es bastante probable que los retornos sean satisfactorios en el tiempo.
Las estrategias de inversión basadas en la evidencia buscan capitalizar estos factores. Habitualmente se construyen portafolios que tienen en cuenta diferentes clases de factores con una sólida trayectoria de retornos, ya sea que se contemplen en forma conjunta para un mismo activo o que se combinen acciones con características atractivas en base a diferentes factores.
Por ejemplo, se pueden seleccionar activos que ofrezcan buenos dividendos y tendencia alcista de precios al mismo tiempo. Otro camino sería que el portafolio incluya algunas compañías en base a sus dividendos y otras acciones en función de las tendencias de precios.
La popularidad de las estrategias de inversión basadas en la evidencia está creciendo considerablemente en los últimos años, ya que muchos inversores prefieren posicionarse en base a metodologías probadas en el tiempo como alternativa a los decepcionantes retornos que ofrecen muchos gestores discrecionales de fondos.
Así las cosas, todo parece indicar que la gestión de inversiones avanza en el camino de los sistemas matemáticos y estadísticos por sobre las consideraciones subjetivas de inversión.
Una nueva mirada sobre el mercado
Las estrategias tradicionales de inversión implican generalmente un amplio grado de subjetividad. Aún cuando se utilizan herramientas financieras de tipo matemático para analizar variables como los ratios de rentabilidad o los niveles de valuación de los activos, la decisión final de comprar o no un activo en particular incluye necesariamente criterios subjetivos que están relacionados con la interpretación de estos ratios matemáticos.
Muchos inversores se han sentido defraudados por esta clase de estrategias y los resultados que generan. En primer lugar, diversos estudios estadísticos demuestran que muchos gestores profesionales obtienen retornos inferiores al promedio de mercado. A largo plazo, entre un 70% y 80% de los gestores profesionales de fondos obtienen retornos netos de costos inferiores a los del índice.
Existen diversas explicaciones posibles para este fenómeno. Es importante tener en cuenta que muchos gestores de fondos tienen una mirada cortoplacista y demasiado enfocada a ganar activos en lugar de generar los mejores retornos posibles.
Así las cosas, cuando las acciones tecnológicas o los commodities están de moda, los administradores de fondos suelen invertir grandes sumas de dinero en estas clases de activos para atraer a los inversores que buscan posicionarse en el sector. Lamentablemente, esto los lleva generalmente a comprar a precios excesivamente elevados, lo cual termina siendo claramente destructivo para los retornos.
Con el objetivo de evitar estos errores tan comunes y mejorar los retornos, muchos inversores se están volcando hacia estrategias basadas en reglas claras y preestablecidas. De hecho, las inversiones en fondos que replican índices han crecido exponencialmente en los últimos años.
Es importante recordar que los índices se construyen en base a ciertos criterios matemáticos. En la mayoría de los casos, las empresas con mayor capitalización bursátil tienen mayor representación dentro del índice. Por lo tanto, un índice es en buena medida una estrategia cuantitativa, aunque sea especialmente simple y basada en capitalización de mercado.
Inversiones basadas en la evidencia
La mayoría de los gestores discrecionales de fondos obtienen retornos inferiores a los del índice. Dado que el indicador es una estrategia matemática bastante sencilla, tiene sentido preguntarnos si no se pueden mejorar aún más los retornos aplicando algunas reglas más elaboradas.
Las inversiones basadas en la evidencia buscan aplicar criterios objetivos que permitan superar los retornos del índice a largo plazo. Para esto, se analiza primero la evidencia histórica al respecto de cómo influyen diferentes factores sobre los retornos de los activos, y luego se construyen portafolios y estrategias de inversión basados en estos criterios.
Por ejemplo, las acciones de compañías con ratios de rentabilidad superiores al promedio suelen tener retornos superiores al resto. Los bajos ratios de valuación, altos pagos de dividendos, o las acciones en tendencia alcista de precios también han demostrado su capacidad para generar ganancias por encima del promedio a largo plazo.
Claro está que ninguna de estas estrategias le gana al promedio necesariamente en todos los años, y resulta prácticamente imposible predecir con exactitud en qué momento alguno de estos factores va a generar retornos atractivos. Más allá de esto, cuando se invierte en un portafolio de activos construidos en base a criterios con una validez estadística demostrada, es bastante probable que los retornos sean satisfactorios en el tiempo.
Las estrategias de inversión basadas en la evidencia buscan capitalizar estos factores. Habitualmente se construyen portafolios que tienen en cuenta diferentes clases de factores con una sólida trayectoria de retornos, ya sea que se contemplen en forma conjunta para un mismo activo o que se combinen acciones con características atractivas en base a diferentes factores.
Por ejemplo, se pueden seleccionar activos que ofrezcan buenos dividendos y tendencia alcista de precios al mismo tiempo. Otro camino sería que el portafolio incluya algunas compañías en base a sus dividendos y otras acciones en función de las tendencias de precios.
La popularidad de las estrategias de inversión basadas en la evidencia está creciendo considerablemente en los últimos años, ya que muchos inversores prefieren posicionarse en base a metodologías probadas en el tiempo como alternativa a los decepcionantes retornos que ofrecen muchos gestores discrecionales de fondos.
Así las cosas, todo parece indicar que la gestión de inversiones avanza en el camino de los sistemas matemáticos y estadísticos por sobre las consideraciones subjetivas de inversión.