Arlette
07-07-2016, 06:20 PM
Un estudio dado a conocer en Canadá señala que el miedo y la percepción de pérdida de empleo, identidad y poder han impulsado históricamente la resistencia a la innovación y a la nueva tecnología.
El estudio, realizado por el profesor Calestous Juma, del Centro Belfer de la Universidad de Harvard (EE.UU.), traza paralelismos; por ejemplo, entre la oposición que existe hoy a los alimentos transgénicos y la que existió en el siglo XVII en Italia al café, calificado entonces como "la bebida de Satán".
Juma, que ha estudiado durante los pasados 16 años la resistencia a la innovación, recuerda que en el pasado los productos refrigerados eran llamados de forma despectiva "alimentos embalsamados", y la margarina fue rechazada inicialmente en EE.UU. por causar "infertilidad, calvicie y atrofias".
"Lo que es común a todos estos casos es el miedo y los oponentes excluidos de los beneficios de la nueva tecnología", declaró Juma en Montreal (Canadá), durante la presentación del estudio, titulado "Innovación y sus enemigos".
Juma reconoció que hay preocupaciones en temas de salud y medio ambiente que son legítimas en relación a nuevos productos o tecnologías, y señaló que para ganarse la confianza del público es necesario transparencia, inclusión y precaución.
El profesor de Harvard insistió en que la innovación inclusiva es "critica para la aceptación de nuevas tecnologías controvertidas", lo que supone una mayor implicación de las instituciones públicas y gestión igualitaria de los derechos de propiedad intelectual entre otras medidas.
"Es más probable que la gente acepte los riesgos de nuevas tecnologías si han sido parte del proceso que decide su uso", explicó Juma.
El estudio, realizado por el profesor Calestous Juma, del Centro Belfer de la Universidad de Harvard (EE.UU.), traza paralelismos; por ejemplo, entre la oposición que existe hoy a los alimentos transgénicos y la que existió en el siglo XVII en Italia al café, calificado entonces como "la bebida de Satán".
Juma, que ha estudiado durante los pasados 16 años la resistencia a la innovación, recuerda que en el pasado los productos refrigerados eran llamados de forma despectiva "alimentos embalsamados", y la margarina fue rechazada inicialmente en EE.UU. por causar "infertilidad, calvicie y atrofias".
"Lo que es común a todos estos casos es el miedo y los oponentes excluidos de los beneficios de la nueva tecnología", declaró Juma en Montreal (Canadá), durante la presentación del estudio, titulado "Innovación y sus enemigos".
Juma reconoció que hay preocupaciones en temas de salud y medio ambiente que son legítimas en relación a nuevos productos o tecnologías, y señaló que para ganarse la confianza del público es necesario transparencia, inclusión y precaución.
El profesor de Harvard insistió en que la innovación inclusiva es "critica para la aceptación de nuevas tecnologías controvertidas", lo que supone una mayor implicación de las instituciones públicas y gestión igualitaria de los derechos de propiedad intelectual entre otras medidas.
"Es más probable que la gente acepte los riesgos de nuevas tecnologías si han sido parte del proceso que decide su uso", explicó Juma.