Arlette
11-08-2016, 12:44 AM
Cuando el precio de un activo se aleja cada vez más de su valor real o intrínseco, es decir del valor que debería tener, se está en presencia de una distorsión, con el riesgo de que se convierta en una “burbuja” en su caso extremo, también llamada burbuja financiera, económica, de mercado o simplemente especulativa.
Este fenómeno es mucho más frecuente de lo que muchos piensan y se gesta en los mercados financieros y bursátiles, en buena parte debido a la especulación. El proceso casi obligado es de una suba anormal y prolongada del precio de un activo, que tiende a explotar en el aire en algún momento del tiempo (un “crash”).
Entre las más famosas burbujas que jamás hubo está la increíble especulación con los tulipanes holandeses en el siglo XVII, que llegaron a valer más que una casa. También podemos repasar los alcances de la burbuja “punto.com” de empresas de Internet, la burbuja financiera e inmobiliaria en Japón. Pero entre las que verdaderamente generaron efectos terribles sobre la economía figuran el crack bursátil de 1929, que hundió a la economía estadounidense en la peor depresión que se registre a la fecha, por lo profunda y extensa en el tiempo, así como la burbuja del precio de las viviendas que, al estallar, produjo en los Estados Unidos la crisis de mercados del año 2008 y la crisis económica de 2009.
El proceso especulativo lleva a la aplicación de la llamada teoría del “tonto mayor”, en la que los nuevos compradores simplemente compran con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, y no por sus fundamentos económicos, o por el flujo de fondos futuro descontado a la tasa de descuento relevante, tal como debería valuarse un activo en la práctica. Es decir que en parte son causadas por racionalidad limitada o supuestos sobre la irracionalidad de otros: los inversores, excesivamente optimistas, que se desenvuelven en un mercado (los tontos) compran activos sobrevaluados anticipando su venta a especuladores más tontos aún a un precio mucho mayor.
La espiral de continuas subas hace que el precio del activo alcance niveles absurdamente altos hasta que la burbuja acaba estallando debido al inicio de la venta masiva del activo cuando hay pocos compradores dispuestos a adquirirlo, que hasta puede llevarlo a los precios inferiores a su nivel de equilibrio (es decir yéndose exactamente al otro lado).
Según Charles Kindleberger, la estructura básica de una burbuja especulativa se puede dividir en 5 fases:
• SUSTITUCIÓN: es el incremento del valor de un activo.
• DESPEGUE: lo originan las compras especulativas, es decir comprar ahora para vender a futuro a un precio mayor y obtener una utilidad.
• EXUBERANCIA (IRRACIONAL)
• ETAPA CRÍTICA: comienzan a escasear los compradores, algunos comienzan a vender.
• ESTALLIDO (crash): cuando los compradores desaparecen por completo e incluso muchos comienzan a vender en descubierto, forzando las bajas y dándole mucha volatilidad.
Como muchas veces es imposible determinar los valores intrínsecos de los bienes o de los negocios detrás de algunas compañías por lo nuevos que son o lo difíciles de valuar, las burbujas son frecuentemente identificadas expost, es decir en forma retrospectiva, o cuando los precios ya cayeron.
¿Estamos actualmente en presencia de una burbuja en los bonos de los países centrales? Ciertamente, el accionar de los bancos centrales emitiendo dinero a más no poder desde el año 2008 para paliar los efectos de la crisis de 2008 en la actividad ha inflado los precios de los bonos soberanos a valores tan elevados que sus rendimientos se tornaron hasta incluso negativos. Suiza tiene toda su curva con tasas negativas (hasta 30 años inclusive), y a 10 años también presentan rendimientos negativos Alemania y Japón. Pero como no logran impulsar la actividad como desean, los bancos centrales siguen imprimiendo dinero y compran los bonos de las tesorerías de sus mismos países, hasta incluso bonos corporativos de empresas privadas. Eso obliga a tomar riesgo en todos lados, desde las propiedades hasta las acciones. Por eso, todos los índices vuelven a tocar niveles máximos históricos, en un proceso que aún no terminó.
Para que haya burbuja, es necesario que existan importantes alzas en el precio de un activo, que haya gran entusiasmo por parte del público, gran repercusión mediática y un sistema crediticio propenso a tomar dinero prestado. La disponibilidad de crédito abundante y su bajo costo magnifican los efectos de una estampida de precios y una potencial crisis.
En síntesis, la formación de una burbuja es básicamente una cuestión de comportamiento del inversor, en donde los precios suben más allá de lo razonable y los análisis objetivos no tienen cabida. El “efecto manada” lleva a los inversores “racionales” a asumir que si todo el mundo está comprando un activo, debe ser porque es una oportunidad interesante, porque todo el mundo no puede estar equivocado. Es importante saber que hubo y siempre existirán las burbujas, pero que en algún momento éstas estallan.
Este fenómeno es mucho más frecuente de lo que muchos piensan y se gesta en los mercados financieros y bursátiles, en buena parte debido a la especulación. El proceso casi obligado es de una suba anormal y prolongada del precio de un activo, que tiende a explotar en el aire en algún momento del tiempo (un “crash”).
Entre las más famosas burbujas que jamás hubo está la increíble especulación con los tulipanes holandeses en el siglo XVII, que llegaron a valer más que una casa. También podemos repasar los alcances de la burbuja “punto.com” de empresas de Internet, la burbuja financiera e inmobiliaria en Japón. Pero entre las que verdaderamente generaron efectos terribles sobre la economía figuran el crack bursátil de 1929, que hundió a la economía estadounidense en la peor depresión que se registre a la fecha, por lo profunda y extensa en el tiempo, así como la burbuja del precio de las viviendas que, al estallar, produjo en los Estados Unidos la crisis de mercados del año 2008 y la crisis económica de 2009.
El proceso especulativo lleva a la aplicación de la llamada teoría del “tonto mayor”, en la que los nuevos compradores simplemente compran con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, y no por sus fundamentos económicos, o por el flujo de fondos futuro descontado a la tasa de descuento relevante, tal como debería valuarse un activo en la práctica. Es decir que en parte son causadas por racionalidad limitada o supuestos sobre la irracionalidad de otros: los inversores, excesivamente optimistas, que se desenvuelven en un mercado (los tontos) compran activos sobrevaluados anticipando su venta a especuladores más tontos aún a un precio mucho mayor.
La espiral de continuas subas hace que el precio del activo alcance niveles absurdamente altos hasta que la burbuja acaba estallando debido al inicio de la venta masiva del activo cuando hay pocos compradores dispuestos a adquirirlo, que hasta puede llevarlo a los precios inferiores a su nivel de equilibrio (es decir yéndose exactamente al otro lado).
Según Charles Kindleberger, la estructura básica de una burbuja especulativa se puede dividir en 5 fases:
• SUSTITUCIÓN: es el incremento del valor de un activo.
• DESPEGUE: lo originan las compras especulativas, es decir comprar ahora para vender a futuro a un precio mayor y obtener una utilidad.
• EXUBERANCIA (IRRACIONAL)
• ETAPA CRÍTICA: comienzan a escasear los compradores, algunos comienzan a vender.
• ESTALLIDO (crash): cuando los compradores desaparecen por completo e incluso muchos comienzan a vender en descubierto, forzando las bajas y dándole mucha volatilidad.
Como muchas veces es imposible determinar los valores intrínsecos de los bienes o de los negocios detrás de algunas compañías por lo nuevos que son o lo difíciles de valuar, las burbujas son frecuentemente identificadas expost, es decir en forma retrospectiva, o cuando los precios ya cayeron.
¿Estamos actualmente en presencia de una burbuja en los bonos de los países centrales? Ciertamente, el accionar de los bancos centrales emitiendo dinero a más no poder desde el año 2008 para paliar los efectos de la crisis de 2008 en la actividad ha inflado los precios de los bonos soberanos a valores tan elevados que sus rendimientos se tornaron hasta incluso negativos. Suiza tiene toda su curva con tasas negativas (hasta 30 años inclusive), y a 10 años también presentan rendimientos negativos Alemania y Japón. Pero como no logran impulsar la actividad como desean, los bancos centrales siguen imprimiendo dinero y compran los bonos de las tesorerías de sus mismos países, hasta incluso bonos corporativos de empresas privadas. Eso obliga a tomar riesgo en todos lados, desde las propiedades hasta las acciones. Por eso, todos los índices vuelven a tocar niveles máximos históricos, en un proceso que aún no terminó.
Para que haya burbuja, es necesario que existan importantes alzas en el precio de un activo, que haya gran entusiasmo por parte del público, gran repercusión mediática y un sistema crediticio propenso a tomar dinero prestado. La disponibilidad de crédito abundante y su bajo costo magnifican los efectos de una estampida de precios y una potencial crisis.
En síntesis, la formación de una burbuja es básicamente una cuestión de comportamiento del inversor, en donde los precios suben más allá de lo razonable y los análisis objetivos no tienen cabida. El “efecto manada” lleva a los inversores “racionales” a asumir que si todo el mundo está comprando un activo, debe ser porque es una oportunidad interesante, porque todo el mundo no puede estar equivocado. Es importante saber que hubo y siempre existirán las burbujas, pero que en algún momento éstas estallan.