Arlette
17-09-2016, 12:41 AM
El mundo de las inversiones es inherentemente sofisticado y complejo, especialmente cuando se trata de comprender los factores de fondo que hacen a invertir con éxito. A continuación, analizamos un sencillo ejemplo que puede ayudarnos a comprender algunos factores clave en este sentido.
Una cuestión de probabilidades
En primer lugar, resulta fundamental entender que el retorno futuro de una inversión es siempre una cuestión de probabilidades y nunca de certezas. Algunos activos son más impredecibles que otros, aunque nunca podemos conocer en forma anticipada el retorno de una inversión con 100% de certeza. Teniendo esto en cuenta, podríamos trazar un paralelismo entre los mercados de inversiones y el mundo de las carreras de caballos.
A la hora de realizar una apuesta en una carrera de caballos, contamos con una amplia cantidad de información valiosa, como por ejemplo datos sobre performance en carreras pasadas, el pedigree del animal y quién es su entrenador, entre otros. Esta información puede resultar fundamental a la hora de analizar las perspectivas del caballo en la competencia, aunque de ninguna manera nos garantiza a ciencia cierta el resultado de la carrera.
Analizar cuánto paga cada apuesta resulta más determinante que encontrar al equino con mayores probabilidades de ganar la competencia. Obviamente, mientras mayores son las chances de ganar, menor es el pago que obtenemos al apostar en ese caballo. Por ejemplo, si un caballo tiene un 60% de probabilidades de ganar la carrera, pero cada dólar apostado nos paga sólo 10 centavos de rentabilidad en caso de ganancia, estaremos frente a una alternativa que definitivamente no conviene tomar.
El pago de cada caballo se define en base al flujo de dinero que se apuesta a ese competidor, descontando los costos y las ganancias de la casa de apuestas. Sin entrar en los detalles matemáticos de la ecuación, si muchos apostadores juegan a determinado caballo, esto implica que sus probabilidades de ganar se consideran más elevadas, y por lo tanto una apuesta a ese caballo tendrá un pago menor que otras opciones.
El apostador con experiencia comprende que no necesariamente se trata de apostar al caballo con una mejor trayectoria de carreras pasadas. A largo plazo, conviene apostar cuando la relación entre las chances del caballo y el pago de la apuesta es atractiva. Por ejemplo, un equino con pocas posibilidades de ganar la carrera puede ser una buena apuesta si el pago es lo suficientemente elevado.
Las inversiones inteligentes
En el mundo de las inversiones podemos decir que el caballo representa los fundamentos del negocio, mientras que el pago de la apuesta sería el equivalente a los niveles de valuación del activo. Al igual que sucede en las carreras de caballos, para determinar si una alternativa de inversión es conveniente o no, debemos considerar tanto los fundamentos del negocio como la valuación de las acciones en base a precios de mercado.
Analizar los fundamentos del negocio implica prestar atención a variables como sus ventajas competitivas, la calidad del equipo directivo de la empresa, y su performance financiera pasada. Por otro lado, las expectativas de los inversionistas están reflejadas en los ratios de valuación del activo, a través de indicadores como precio-ganancias, precio-flujo de caja y rentabilidad por dividendos, entre muchas otras posibilidades que podemos tener en cuenta.
Así como el flujo de dinero en el mercado de apuestas determina cuánto paga apostar a determinado caballo, la demanda de los inversores determina los niveles de valuación del activo. Cuando una compañía es altamente demandada, seguramente cotizará a ratios de valuación por encima del promedio de mercado, mientras que las órdenes de venta empujan a la baja los precios y los niveles de valuación.
Es importante entonces entender que el éxito de una inversión no necesariamente radica en encontrar las mejores compañías. Incluso un negocio de calidad excepcional puede ser una inversión poco atractiva cuando el precio es excesivo. En el mismo sentido, un negocio de calidad sub-par puede ser una buena inversión cuando los niveles de valuación son lo suficientemente bajos.
Cuando apostamos en las carreras de caballos tenemos que ser capaces de identificar cuestiones que no estén reflejadas en el pago de las apuestas. Tal vez el mercado está subestimando a un determinado caballo, o existe un caballo joven y prometedor que todavía no ha sido descubierto por la mayoría de los apostadores.
Lo mismo sucede en el mercado de acciones. Para encontrar acciones ganadoras resulta enormemente útil aprender a analizar los activos desde una perspectiva diferente a la del resto del mercado. Conviene entonces preguntarnos qué es lo que el inversor está viendo y el resto del mercado no para determinar que la ecuación de riesgo y potencial de ganancias es conveniente. Esto nos ayuda a comprender con mayor claridad la tesis detrás de determinada inversión.
El punto central es que el retorno de una inversión es siempre una cuestión de probabilidades, y para invertir con éxito debemos considerar tanto los fundamentos del negocio como las expectativas que el mercado tiene al respecto de estos fundamentos.
En el mundo de las apuestas buscamos caballos cuyas posibilidades de ganar sean mayores a las reflejadas por el pago de la apuesta. En el mismo sentido, en el mercado de acciones conviene buscar activos cuyo valor fundamental sea superior al precio de mercado.
Una cuestión de probabilidades
En primer lugar, resulta fundamental entender que el retorno futuro de una inversión es siempre una cuestión de probabilidades y nunca de certezas. Algunos activos son más impredecibles que otros, aunque nunca podemos conocer en forma anticipada el retorno de una inversión con 100% de certeza. Teniendo esto en cuenta, podríamos trazar un paralelismo entre los mercados de inversiones y el mundo de las carreras de caballos.
A la hora de realizar una apuesta en una carrera de caballos, contamos con una amplia cantidad de información valiosa, como por ejemplo datos sobre performance en carreras pasadas, el pedigree del animal y quién es su entrenador, entre otros. Esta información puede resultar fundamental a la hora de analizar las perspectivas del caballo en la competencia, aunque de ninguna manera nos garantiza a ciencia cierta el resultado de la carrera.
Analizar cuánto paga cada apuesta resulta más determinante que encontrar al equino con mayores probabilidades de ganar la competencia. Obviamente, mientras mayores son las chances de ganar, menor es el pago que obtenemos al apostar en ese caballo. Por ejemplo, si un caballo tiene un 60% de probabilidades de ganar la carrera, pero cada dólar apostado nos paga sólo 10 centavos de rentabilidad en caso de ganancia, estaremos frente a una alternativa que definitivamente no conviene tomar.
El pago de cada caballo se define en base al flujo de dinero que se apuesta a ese competidor, descontando los costos y las ganancias de la casa de apuestas. Sin entrar en los detalles matemáticos de la ecuación, si muchos apostadores juegan a determinado caballo, esto implica que sus probabilidades de ganar se consideran más elevadas, y por lo tanto una apuesta a ese caballo tendrá un pago menor que otras opciones.
El apostador con experiencia comprende que no necesariamente se trata de apostar al caballo con una mejor trayectoria de carreras pasadas. A largo plazo, conviene apostar cuando la relación entre las chances del caballo y el pago de la apuesta es atractiva. Por ejemplo, un equino con pocas posibilidades de ganar la carrera puede ser una buena apuesta si el pago es lo suficientemente elevado.
Las inversiones inteligentes
En el mundo de las inversiones podemos decir que el caballo representa los fundamentos del negocio, mientras que el pago de la apuesta sería el equivalente a los niveles de valuación del activo. Al igual que sucede en las carreras de caballos, para determinar si una alternativa de inversión es conveniente o no, debemos considerar tanto los fundamentos del negocio como la valuación de las acciones en base a precios de mercado.
Analizar los fundamentos del negocio implica prestar atención a variables como sus ventajas competitivas, la calidad del equipo directivo de la empresa, y su performance financiera pasada. Por otro lado, las expectativas de los inversionistas están reflejadas en los ratios de valuación del activo, a través de indicadores como precio-ganancias, precio-flujo de caja y rentabilidad por dividendos, entre muchas otras posibilidades que podemos tener en cuenta.
Así como el flujo de dinero en el mercado de apuestas determina cuánto paga apostar a determinado caballo, la demanda de los inversores determina los niveles de valuación del activo. Cuando una compañía es altamente demandada, seguramente cotizará a ratios de valuación por encima del promedio de mercado, mientras que las órdenes de venta empujan a la baja los precios y los niveles de valuación.
Es importante entonces entender que el éxito de una inversión no necesariamente radica en encontrar las mejores compañías. Incluso un negocio de calidad excepcional puede ser una inversión poco atractiva cuando el precio es excesivo. En el mismo sentido, un negocio de calidad sub-par puede ser una buena inversión cuando los niveles de valuación son lo suficientemente bajos.
Cuando apostamos en las carreras de caballos tenemos que ser capaces de identificar cuestiones que no estén reflejadas en el pago de las apuestas. Tal vez el mercado está subestimando a un determinado caballo, o existe un caballo joven y prometedor que todavía no ha sido descubierto por la mayoría de los apostadores.
Lo mismo sucede en el mercado de acciones. Para encontrar acciones ganadoras resulta enormemente útil aprender a analizar los activos desde una perspectiva diferente a la del resto del mercado. Conviene entonces preguntarnos qué es lo que el inversor está viendo y el resto del mercado no para determinar que la ecuación de riesgo y potencial de ganancias es conveniente. Esto nos ayuda a comprender con mayor claridad la tesis detrás de determinada inversión.
El punto central es que el retorno de una inversión es siempre una cuestión de probabilidades, y para invertir con éxito debemos considerar tanto los fundamentos del negocio como las expectativas que el mercado tiene al respecto de estos fundamentos.
En el mundo de las apuestas buscamos caballos cuyas posibilidades de ganar sean mayores a las reflejadas por el pago de la apuesta. En el mismo sentido, en el mercado de acciones conviene buscar activos cuyo valor fundamental sea superior al precio de mercado.