Arlette
28-09-2016, 07:11 PM
"Dejamos atrás la era de beligerancia y avanzamos juntos hacia la paz", dijo Shimon Peres al recibir en 1994 el premio Nobel de la Paz por los acuerdos de Oslo firmados el año precedente.
Sin embargo, la profecía del dirigente israelí no se cumplió y en el momento de su muerte el objetivo de la paz está más lejos que nunca.
El 10 de diciembre de 1994, entonces como ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres lanzaba su profecía de paz en presencia de Yitzhak Rabin, el primer ministro israelí y su rival político de siempre, y Yasser Arafat, el histórico enemigo palestino.
Los tres sonreían al exhibir a la prensa sus respectivas medallas y diplomas del premio Nobel que recompensaba "los esfuerzos por crear la paz en Oriente Medio" a través de los acuerdos de Oslo firmados en Washington, que alentaban la esperanza de una paz definitiva.
Veintitrés años después la esperanza quedó sepultaba bajo un profundo pesimismo.
"Hace 23 años casi exactamente, Israel y la OLP firmaban el primer acuerdo de Oslo", recordaba el 15 de setiembre pasado el secretario general de la ONU Ban Ki-moon.
"Lamentablemente estamos más lejos que nunca de los objetivos" de ese acuerdo. "La solución de dos estados corre el riesgo de ser reemplazada por la realidad de un estado (el israelí) y una violencia y ocupación perpetuas", agregaba Ban Ki-moon.
El acuerdo de 1993 terminaba con la primera Intifada. Pero tras el fracaso de los acuerdos estalló una segunda Intifada, que provocó la muerte de miles de hombres, mujeres y niños palestinos e israelíes en sucesivos ciclos de violencia, guerras, atentados suicidas, asesinatos selectivos y represión militar.
— 'La comedia del proceso de paz' —
La Franja de Gaza es una bomba de tiempo, según Ban Ki-moon. En 2017 se cumplirán 50 años de la ocupación israelí de Cisjordania y Jerusalén Este.
A pesar del reconocimiento muto, de la aprobación por la comunidad internacional de la solución de dos estados, del acceso de los palestinos al estatuto de observador en la ONU y el reconocimiento de 130 estados, los palestinos siguen esperando fundar un estado independiente.
"Nuestra mano sigue tendida con la voluntad de hacer la paz", decía recientemente el presidente palestino Mahmud Abas en la ONU.
"Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿Hay dirigentes en Israel, potencia ocupante, que deseen realmente la paz?", dijo Abas.
Setenta años después, los palestinos persisten en rechazar la existencia de un Estado judío y "eso sigue siendo el centro del conflicto", respondió el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
La brecha entre israelíes y palestinos es tan grande que los diplomáticos temen que la solución de dos estados se convierta en un espejismo.
"Llegó la hora, tras décadas de fracasos, de terminar con la comedia del proceso de paz, sinónimo de desgracia y sufrimiento para los palestinos", sostiene Diana Buttu, ex consejera de Abas, cuando repasa el camino recorrido desde Oslo pasando por Taba y otras iniciativas diplomáticas.
Hay que pasar a "la resistencia a gran escala, popular y no violenta", sostiene Buttu.
Según un sondeo reciente, 54% de los palestinos son favorables al abandono de los acuerdos de Oslo. Los palestinos se dividen en tercios cuando se les pregunta sobre el método para obtener un estado palestino.
Un 34% propone la negociación y otro 34% la vía de las armas, mientras que 27% se pronuncia por la resistencia no violenta.
"Los acuerdos están dañados, pero el reconocimiento está siempre ahí", señala por su parte Itamar Rabinovich, embajador de Israel en Estados Unidos cuando se firmaron los acuerdos de Oslo.
La elección de Hillary Clinton puede salvar los acuerdos de Oslo pues ella "ha seguido este asunto desde el comienzo" y "poca gente comprende el tema tan bien como ella".
Sin embargo, la profecía del dirigente israelí no se cumplió y en el momento de su muerte el objetivo de la paz está más lejos que nunca.
El 10 de diciembre de 1994, entonces como ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres lanzaba su profecía de paz en presencia de Yitzhak Rabin, el primer ministro israelí y su rival político de siempre, y Yasser Arafat, el histórico enemigo palestino.
Los tres sonreían al exhibir a la prensa sus respectivas medallas y diplomas del premio Nobel que recompensaba "los esfuerzos por crear la paz en Oriente Medio" a través de los acuerdos de Oslo firmados en Washington, que alentaban la esperanza de una paz definitiva.
Veintitrés años después la esperanza quedó sepultaba bajo un profundo pesimismo.
"Hace 23 años casi exactamente, Israel y la OLP firmaban el primer acuerdo de Oslo", recordaba el 15 de setiembre pasado el secretario general de la ONU Ban Ki-moon.
"Lamentablemente estamos más lejos que nunca de los objetivos" de ese acuerdo. "La solución de dos estados corre el riesgo de ser reemplazada por la realidad de un estado (el israelí) y una violencia y ocupación perpetuas", agregaba Ban Ki-moon.
El acuerdo de 1993 terminaba con la primera Intifada. Pero tras el fracaso de los acuerdos estalló una segunda Intifada, que provocó la muerte de miles de hombres, mujeres y niños palestinos e israelíes en sucesivos ciclos de violencia, guerras, atentados suicidas, asesinatos selectivos y represión militar.
— 'La comedia del proceso de paz' —
La Franja de Gaza es una bomba de tiempo, según Ban Ki-moon. En 2017 se cumplirán 50 años de la ocupación israelí de Cisjordania y Jerusalén Este.
A pesar del reconocimiento muto, de la aprobación por la comunidad internacional de la solución de dos estados, del acceso de los palestinos al estatuto de observador en la ONU y el reconocimiento de 130 estados, los palestinos siguen esperando fundar un estado independiente.
"Nuestra mano sigue tendida con la voluntad de hacer la paz", decía recientemente el presidente palestino Mahmud Abas en la ONU.
"Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿Hay dirigentes en Israel, potencia ocupante, que deseen realmente la paz?", dijo Abas.
Setenta años después, los palestinos persisten en rechazar la existencia de un Estado judío y "eso sigue siendo el centro del conflicto", respondió el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
La brecha entre israelíes y palestinos es tan grande que los diplomáticos temen que la solución de dos estados se convierta en un espejismo.
"Llegó la hora, tras décadas de fracasos, de terminar con la comedia del proceso de paz, sinónimo de desgracia y sufrimiento para los palestinos", sostiene Diana Buttu, ex consejera de Abas, cuando repasa el camino recorrido desde Oslo pasando por Taba y otras iniciativas diplomáticas.
Hay que pasar a "la resistencia a gran escala, popular y no violenta", sostiene Buttu.
Según un sondeo reciente, 54% de los palestinos son favorables al abandono de los acuerdos de Oslo. Los palestinos se dividen en tercios cuando se les pregunta sobre el método para obtener un estado palestino.
Un 34% propone la negociación y otro 34% la vía de las armas, mientras que 27% se pronuncia por la resistencia no violenta.
"Los acuerdos están dañados, pero el reconocimiento está siempre ahí", señala por su parte Itamar Rabinovich, embajador de Israel en Estados Unidos cuando se firmaron los acuerdos de Oslo.
La elección de Hillary Clinton puede salvar los acuerdos de Oslo pues ella "ha seguido este asunto desde el comienzo" y "poca gente comprende el tema tan bien como ella".