Arlette
11-05-2017, 09:39 PM
Con el boom de las tecnologías de información ha crecido exponencialmente la cantidad de plataformas de datos disponibles para los inversores en todo el mundo. Los asesores financieros y los gestores de fondos hacen un uso intensivo de estas novedosas plataformas para implementar estrategias de trading basadas en criterios estadísticos y cuantitativos.
Estas innovadoras herramientas pueden resultar enormemente valiosas para mejorar la toma de decisiones y optimizar la performance de nuestras inversiones. Por otro lado, no debe perderse de vista que el mundo de las inversiones es tanto un arte como una ciencia.
Más allá de las matemáticas
Hoy en día, los inversores individuales pueden disponer de bases de datos y plataformas tecnológicas que algunos años atrás estaban solo disponibles para unos pocos inversores institucionales altamente sofisticados. Esto implica una democratización de las herramientas más poderosas en el mercado, lo cual es una excelente noticia.
Sin embargo, es fundamental que el proceso de planificación de inversiones incorpore también las subjetividades propias de cada inversor, y esto va más allá de un frío análisis de los números. Lamentablemente, algunos asesores financieros suelen perder esto de vista al centrarse exclusivamente en los aspectos matemáticos de retorno y volatilidad.
Diferentes objetivos de inversión pueden ser más o menos prioritarios desde el punto de vista personal. Supongamos el caso de una familia que tiene dos objetivos principales: financiar la educación de sus hijos y comprar una casa de vacaciones. Como puede suponerse, el primer objetivo es mucho más importante en cuanto a la necesidad de contar con los fondos necesarios en el momento indicado, mientras que el segundo objetivo presenta mayor flexibilidad.
En este ejemplo, los ahorros disponibles para educación de los hijos deberían invertirse con un criterio conservador. La clave es contar con el dinero suficiente en el momento en que los fondos sean necesarios, y asegurar el valor del capital es mucho más importante que maximizar las ganancias asumiendo grandes riesgos.
En cambio, las inversiones para la casa de vacaciones tal vez pueden asumir un mayor nivel de riesgo en busca de retornos más atractivos. En todo caso, si las cosas no salen como se espera, puede posponerse la compra de la propiedad unos años más, ya que el objetivo no tiene una fecha específica ni rígida.
Esta diferenciación entre ambos objetivos es fundamental para una planificación financiera eficiente, y se trata de aspectos subjetivos que van más allá de los números propiamente dichos.
El arte en los números
En materia de análisis financiero es indiscutible el valor de los números. Para evaluar los niveles de rentabilidad y las tasas de crecimiento del negocio resulta fundamental cuantificar adecuadamente los datos.
No obstante, incluso más importante que conocer los números es analizarlos e interpretarlos en forma inteligente. Un error muy común es extrapolar hacia el futuro las tasas de crecimiento de una compañía sin un análisis crítico sobre la capacidad de la firma para sostener estas tasas de crecimiento en el tiempo.
A medida que un negocio gana tamaño y madura, es habitual que se produzca una desaceleración en las tasas de crecimiento. Dependiendo de la industria y de las cualidades de la compañía en particular, este proceso puede ser más o menos pronunciado, y es aquí donde resulta determinante un análisis cualitativo sobre la posible evolución de las variables financieras en el tiempo.
En los últimos años han ganado enorme popularidad las estrategias cuantitativas de inversión. En muchos casos se seleccionan empresas que cumplan con determinados requisitos en cuanto a las tasas de rentabilidad, la valuación de las acciones y el comportamiento de precios, entre otros aspectos importantes. Luego se evalúa la performance que hubiera tenido esta estrategia en el tiempo y, en caso de que el análisis resulte exitoso se implementa la estrategia en la práctica.
Este tipo de enfoque ofrece ventajas determinantes por sobre las estrategias puramente subjetivas y discrecionales. En primer lugar, se establecen parámetros claros para la toma de decisiones, lo cual ayuda a evitar los errores más graves y costosos. Además, los inversionistas valoran mucho contar con una estrategia efectiva y probada en el tiempo.
Más allá de esto, no deja de ser importante la experiencia del analista a la hora de desarrollar una estrategia cuantitativa consistente. Para evaluar si el retorno pasado de la estrategia podrá repetirse o no en el tiempo, es indispensable analizar cuáles son las fuentes de estos retornos.
Si la mayor parte de las ganancias de la estrategia provienen de unas pocas posiciones con retornos elevados, mientras que el resto de las posiciones generó resultados decepcionantes, entonces la validez de la estrategia debe ser evaluada críticamente. En cambio, cuando una amplia cantidad de posiciones genera retornos en línea con el retorno promedio de la estrategia, estamos ante una señal de que los retornos pasados son replicables en el tiempo.
También es importante evaluar la performance de una estrategia en su adecuado contexto histórico. Las estrategias de activos de crecimiento generaron enormes ganancias durante la formación de la burbuja tecnológica antes del año 2000, cuando los mercados convalidaban precios estrambóticos por activos de alto potencial de crecimiento pero con fundamentos endebles. Sin embargo, estas ganancias se evaporaron con el estallido de la burbuja en los años siguientes. Entender cómo y porqué determinada estrategia funciona en un período en particular aporta considerablemente a la hora de desarrollar estrategias sólidas a largo plazo.
Queda claro entonces que los ratios financieros, las matemáticas y las estadísticas son de enorme valor para la toma de decisiones en los mercados. En este sentido, las nuevas plataformas tecnológicas pueden representar un aporte más que valioso. Pero así y todo, no dejan de ser herramientas. En realidad, la capacidad del analista o del inversor para aplicarlas en forma productiva es el factor que marca la diferencia.
Estas innovadoras herramientas pueden resultar enormemente valiosas para mejorar la toma de decisiones y optimizar la performance de nuestras inversiones. Por otro lado, no debe perderse de vista que el mundo de las inversiones es tanto un arte como una ciencia.
Más allá de las matemáticas
Hoy en día, los inversores individuales pueden disponer de bases de datos y plataformas tecnológicas que algunos años atrás estaban solo disponibles para unos pocos inversores institucionales altamente sofisticados. Esto implica una democratización de las herramientas más poderosas en el mercado, lo cual es una excelente noticia.
Sin embargo, es fundamental que el proceso de planificación de inversiones incorpore también las subjetividades propias de cada inversor, y esto va más allá de un frío análisis de los números. Lamentablemente, algunos asesores financieros suelen perder esto de vista al centrarse exclusivamente en los aspectos matemáticos de retorno y volatilidad.
Diferentes objetivos de inversión pueden ser más o menos prioritarios desde el punto de vista personal. Supongamos el caso de una familia que tiene dos objetivos principales: financiar la educación de sus hijos y comprar una casa de vacaciones. Como puede suponerse, el primer objetivo es mucho más importante en cuanto a la necesidad de contar con los fondos necesarios en el momento indicado, mientras que el segundo objetivo presenta mayor flexibilidad.
En este ejemplo, los ahorros disponibles para educación de los hijos deberían invertirse con un criterio conservador. La clave es contar con el dinero suficiente en el momento en que los fondos sean necesarios, y asegurar el valor del capital es mucho más importante que maximizar las ganancias asumiendo grandes riesgos.
En cambio, las inversiones para la casa de vacaciones tal vez pueden asumir un mayor nivel de riesgo en busca de retornos más atractivos. En todo caso, si las cosas no salen como se espera, puede posponerse la compra de la propiedad unos años más, ya que el objetivo no tiene una fecha específica ni rígida.
Esta diferenciación entre ambos objetivos es fundamental para una planificación financiera eficiente, y se trata de aspectos subjetivos que van más allá de los números propiamente dichos.
El arte en los números
En materia de análisis financiero es indiscutible el valor de los números. Para evaluar los niveles de rentabilidad y las tasas de crecimiento del negocio resulta fundamental cuantificar adecuadamente los datos.
No obstante, incluso más importante que conocer los números es analizarlos e interpretarlos en forma inteligente. Un error muy común es extrapolar hacia el futuro las tasas de crecimiento de una compañía sin un análisis crítico sobre la capacidad de la firma para sostener estas tasas de crecimiento en el tiempo.
A medida que un negocio gana tamaño y madura, es habitual que se produzca una desaceleración en las tasas de crecimiento. Dependiendo de la industria y de las cualidades de la compañía en particular, este proceso puede ser más o menos pronunciado, y es aquí donde resulta determinante un análisis cualitativo sobre la posible evolución de las variables financieras en el tiempo.
En los últimos años han ganado enorme popularidad las estrategias cuantitativas de inversión. En muchos casos se seleccionan empresas que cumplan con determinados requisitos en cuanto a las tasas de rentabilidad, la valuación de las acciones y el comportamiento de precios, entre otros aspectos importantes. Luego se evalúa la performance que hubiera tenido esta estrategia en el tiempo y, en caso de que el análisis resulte exitoso se implementa la estrategia en la práctica.
Este tipo de enfoque ofrece ventajas determinantes por sobre las estrategias puramente subjetivas y discrecionales. En primer lugar, se establecen parámetros claros para la toma de decisiones, lo cual ayuda a evitar los errores más graves y costosos. Además, los inversionistas valoran mucho contar con una estrategia efectiva y probada en el tiempo.
Más allá de esto, no deja de ser importante la experiencia del analista a la hora de desarrollar una estrategia cuantitativa consistente. Para evaluar si el retorno pasado de la estrategia podrá repetirse o no en el tiempo, es indispensable analizar cuáles son las fuentes de estos retornos.
Si la mayor parte de las ganancias de la estrategia provienen de unas pocas posiciones con retornos elevados, mientras que el resto de las posiciones generó resultados decepcionantes, entonces la validez de la estrategia debe ser evaluada críticamente. En cambio, cuando una amplia cantidad de posiciones genera retornos en línea con el retorno promedio de la estrategia, estamos ante una señal de que los retornos pasados son replicables en el tiempo.
También es importante evaluar la performance de una estrategia en su adecuado contexto histórico. Las estrategias de activos de crecimiento generaron enormes ganancias durante la formación de la burbuja tecnológica antes del año 2000, cuando los mercados convalidaban precios estrambóticos por activos de alto potencial de crecimiento pero con fundamentos endebles. Sin embargo, estas ganancias se evaporaron con el estallido de la burbuja en los años siguientes. Entender cómo y porqué determinada estrategia funciona en un período en particular aporta considerablemente a la hora de desarrollar estrategias sólidas a largo plazo.
Queda claro entonces que los ratios financieros, las matemáticas y las estadísticas son de enorme valor para la toma de decisiones en los mercados. En este sentido, las nuevas plataformas tecnológicas pueden representar un aporte más que valioso. Pero así y todo, no dejan de ser herramientas. En realidad, la capacidad del analista o del inversor para aplicarlas en forma productiva es el factor que marca la diferencia.