Arlette
29-05-2017, 11:20 PM
De niño jugaba con una nave que su padre le fabricó con una caja de cartón. Ahora, el español Raúl Polit-Casillas ha creado para la NASA un tejido metálico que se puede fabricar en el espacio con impresoras 3D y sirve para hacer trajes espaciales y elementos de las naves.
La manufactura aditiva de metales en impresoras tridimensionales "tiene usos potenciales en el espacio y en la Tierra", dice a la agencia EFE este ingeniero de sistemas de arquitectura espacial que trabaja en el Laboratorio de Propulsión de la NASA (JPL-NASA) en Pasadena (EE.UU.).
"En el espacio los usos van desde poder crear antenas o grandes superficies, desarrollar sistemas para proporcionar sombra y control térmico, proteger contra micrometeoritos, hasta producir aplicaciones para trajes de astronautas", detalló.
El especialista de 38 años creció rodeado de las telas de su madre, diseñadora de modas, y de las influencias creativas de su padre, artista y profesor de la técnica de grabado, fallecido recientemente.
La semilla imaginativa de sus progenitores queda reflejada en su invento, cuyo prototipo, realizado en acero y titanio, luce como un paño metálico a cuadros.
"El proyecto nació de la necesidad de crear un sistema que fuera adaptable y que pudiera ser, en principio, fabricado en el espacio", contó Polit-Casillas sobre este desafío de ingeniería.
"Con ese objetivo empezamos a trabajar en la posibilidad de pensar en tejidos. El problema de los tejidos (de fibras) es que las máquinas para hacerlos son muy complejas, son telares, y no contamos con telares en el espacio", explicó.
Por ello, el ingeniero propuso crear una tela metálica multifuncional con otros usos potenciales, como cubrir estructuras expandibles de hábitat espacial, ruedas para vehículos robots o mejorar las superficies para el descenso de las naves.
En tierra, el invento podría servir como armadura para protección en ropa de trabajo, mejorar la tracción en ruedas sobre la nieve o en fachadas de edificios, entre otras aplicaciones.
El material "refleja la luz en una cara, se constituye como un radiador térmico en la otra cara, aumenta su superficie específica, es capaz de adaptarse prácticamente a cualquier geometría y finalmente resiste las tensiones en el plano del tejido", describió.
Polit-Casillas estudió ingeniería industrial con énfasis en la robótica y cuenta con una maestría en arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, en España. Posteriormente se centró en las ciencias y estudios espaciales en la Universidad Espacial Internacional (ISU), en Francia.
"Los sistemas espaciales pueden ser cosas como esta, pueden ser algo como un tejido que se adapta, que realiza múltiples funciones y que tiende a parecer algo más orgánico que lo que hasta ahora hemos visto", dijo Polit-Casillas.
La ingeniería tradicional es como "un panel rígido, fijo, con tornillos", mientras que su propuesta es algo "flexible, que tiene fases integradas y que se adapta. Es una nueva forma de pensar", destaca de su invento.
La manufactura aditiva de metales en impresoras tridimensionales "tiene usos potenciales en el espacio y en la Tierra", dice a la agencia EFE este ingeniero de sistemas de arquitectura espacial que trabaja en el Laboratorio de Propulsión de la NASA (JPL-NASA) en Pasadena (EE.UU.).
"En el espacio los usos van desde poder crear antenas o grandes superficies, desarrollar sistemas para proporcionar sombra y control térmico, proteger contra micrometeoritos, hasta producir aplicaciones para trajes de astronautas", detalló.
El especialista de 38 años creció rodeado de las telas de su madre, diseñadora de modas, y de las influencias creativas de su padre, artista y profesor de la técnica de grabado, fallecido recientemente.
La semilla imaginativa de sus progenitores queda reflejada en su invento, cuyo prototipo, realizado en acero y titanio, luce como un paño metálico a cuadros.
"El proyecto nació de la necesidad de crear un sistema que fuera adaptable y que pudiera ser, en principio, fabricado en el espacio", contó Polit-Casillas sobre este desafío de ingeniería.
"Con ese objetivo empezamos a trabajar en la posibilidad de pensar en tejidos. El problema de los tejidos (de fibras) es que las máquinas para hacerlos son muy complejas, son telares, y no contamos con telares en el espacio", explicó.
Por ello, el ingeniero propuso crear una tela metálica multifuncional con otros usos potenciales, como cubrir estructuras expandibles de hábitat espacial, ruedas para vehículos robots o mejorar las superficies para el descenso de las naves.
En tierra, el invento podría servir como armadura para protección en ropa de trabajo, mejorar la tracción en ruedas sobre la nieve o en fachadas de edificios, entre otras aplicaciones.
El material "refleja la luz en una cara, se constituye como un radiador térmico en la otra cara, aumenta su superficie específica, es capaz de adaptarse prácticamente a cualquier geometría y finalmente resiste las tensiones en el plano del tejido", describió.
Polit-Casillas estudió ingeniería industrial con énfasis en la robótica y cuenta con una maestría en arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, en España. Posteriormente se centró en las ciencias y estudios espaciales en la Universidad Espacial Internacional (ISU), en Francia.
"Los sistemas espaciales pueden ser cosas como esta, pueden ser algo como un tejido que se adapta, que realiza múltiples funciones y que tiende a parecer algo más orgánico que lo que hasta ahora hemos visto", dijo Polit-Casillas.
La ingeniería tradicional es como "un panel rígido, fijo, con tornillos", mientras que su propuesta es algo "flexible, que tiene fases integradas y que se adapta. Es una nueva forma de pensar", destaca de su invento.