Arlette
30-05-2017, 07:16 PM
Nada es eterno en esta vida. Como en varios aspectos que debemos absorber en nuestras vidas, todo tiene un final, todo termina. Las acciones no son exentas a esta regla y solo está en nosotros tomar la decisión de decir “basta, hasta aquí he llegado” para dejar de perder más de lo que se ha perdido en materia inversiones.
En este artículo proponemos ocho tips esenciales para darnos cuenta cuándo es el momento ideal de dejar de invertir en una acción determinada y alejarse de esos papeles antes de que sea demasiado tarde.
1) Flujos de efectivo negativos durante varios períodos
El Estado de Flujos de Efectivo registra todas las operaciones que afectan la posición de caja de una empresa y muestra si hubo o no un aumento del efectivo. El cuadro se desglosa en tres tipos de actividades que explican los orígenes o las aplicaciones del dinero: las actividades operativas, de inversión y de financiación. Pues bien, si las pérdidas netas de efectivo persisten durante mucho tiempo -especialmente en el canal operativo- deberíamos tener cuidado. Se trata de una anomalía que hace referencia a serios problemas de liquidez y a un potencial escenario de insolvencia de la compañía.
2) La compañía está muy endeudada
Tomar deuda en determinadas circunstancias puede ser una estrategia inteligente. Las empresas apalancadas tienen mayores rendimientos sobre su capital que aquellas que no recurren a la deuda. Sin embargo, el exceso de este comportamiento puede ser peligroso. Esta alarma se enciende cuando se observa una elevada relación de su deuda sobre el patrimonio neto. Por lo general, las empresas con estas características deben pagar intereses elevados en línea con una mayor percepción de riesgo y, en consecuencia, minan su capacidad de generar cash flow y ganancias. Para estos casos, recomendamos mirar con extremo cuidado aquellas compañías que cuentan con un ratio deuda/patrimonio neto mayor a 2 veces.
3) Ratio Precio/Ganancias por acción muy elevado
La relación P/E (por sus siglas en inglés) es una medida de valuación de acciones. Cuanto más alta sea la cotización respecto de las ganancias por acción de los últimos 12 meses, mayores son las probabilidades de que el papel esté sobrevaluado y que, por lo tanto, se avecine una corrección a la baja. ¿Existe un número de P/E que marque el límite? La respuesta es NO, sino que depende del sector que estemos analizando y de la propia historia de la compañía. Por lo tanto, antes de concluir que el P/E es bajo o alto, la comparación debe hacerse contra otras empresas del mismo sector y respecto del propio track récord de la acción.
4) Fuertes caídas del precio de la acción
Los mercados tienen la capacidad de adelantarse a los hechos y descuentan toda la información a través de los precios de los activos. Por ello, como inversores debemos mirar de reojo si ocurrieron bajas repentinas y pronunciadas en la cotización de una acción determinada. Más aún, debemos tomar una decisión si el precio tiene un sostenido descenso y el volumen de operaciones es creciente. Una estrategia clave es respetar a rajatabla el stop loss propuesto. Fijar un stop loss consiste en establecer un porcentaje de caída máxima tolerable en el precio de una acción desde su nivel de compra. Si se alcanza ese precio de stop, entonces, vendemos la posición en la acción.
5) Deterioro global en el precio del bien o commoditie comercializado
Se trata de un aspecto determinante para una infinidad de compañías que van desde las petroleras hasta las exportadoras de alimentos o de metales. Si el commoditie estrella de la empresa tiene una depreciación internacional, el impacto no sólo se verá en las ventas y los resultados de la firma, sino que las réplicas también llegarán a un nivel patrimonial. El ejemplo más cabal es el de la industria del petróleo. Tras el desplome del barril de crudo a fines de 2014, las empresas tuvieron que reconocer enormes pérdidas derivadas de la desvalorización de sus activos. Así, además del derrotero de las actividades del negocio, las petroleras padecieron perjuicios contables adicionales.
6) Desaparición de la ventaja competitiva
No todas las empresas son iguales de productivas en su negocio. La ventaja competitiva es el factor diferencial que hace destacar a una firma por encima de sus competidoras es el núcleo de su rentabilidad. Si la ventaja desaparece, entonces, la empresa pasará a ser una más del montón, con el consecuente hundimiento de su cotización. Este comportamiento es muy habitual en los mercados con fuerte impronta tecnológica, donde el desarrollo e innovación es constante. Podemos citar dos claros ejemplos de compañías que perdieron su posición dominante y fueron arrasadas por la nueva competencia, como Nextel - NII Holdings Inc. (NASDAQ: NIHD) y BlackBerry Limited (NASDAQ: BBRY).
7) Venta de acciones de la compañía por parte de los insiders
En los mercados desarrollados, es obligatorio que las personas vinculadas directamente con las empresas declaren si recompran o venden estas acciones. Estos individuos (directores y ejecutivos de alto rango) tienen información privilegiada o inside information. Por tal motivo, el comportamiento de los insiders es una señal ineludible para el mercado y puede potenciar o bien hundir las cotizaciones. Si estos inversores se desprenden masivamente de sus acciones, esto debe interpretarse como una clara bandera roja para el resto de los accionistas.
8) Cambios y fallas en el management
La gestión es un factor determinante en el desarrollo de toda empresa, que marca la estrategia de largo plazo. Se trata de un aspecto cualitativo, y no por eso es menos decisivo. La sorpresiva salida de ejecutivos o directores puede significar malas noticias porque pueden atentar contra la misión empresarial. Si bien un cambio repentino de liderazgo puede no ser del todo perjudicial, estos “cimbronazos” suelen estar acompañado de mucho ruido y volatilidad en los mercados. Por otra parte, la existencia de indicios de manejos poco transparentes dentro de la cúpula directiva es un hecho de suma importancia que ningún inversor debe dejar de atender. Podemos citar a Petrobras (NYSE: PBR) y Odebretch como los casos de corrupción empresarial más rutilantes de los últimos años.
En este artículo proponemos ocho tips esenciales para darnos cuenta cuándo es el momento ideal de dejar de invertir en una acción determinada y alejarse de esos papeles antes de que sea demasiado tarde.
1) Flujos de efectivo negativos durante varios períodos
El Estado de Flujos de Efectivo registra todas las operaciones que afectan la posición de caja de una empresa y muestra si hubo o no un aumento del efectivo. El cuadro se desglosa en tres tipos de actividades que explican los orígenes o las aplicaciones del dinero: las actividades operativas, de inversión y de financiación. Pues bien, si las pérdidas netas de efectivo persisten durante mucho tiempo -especialmente en el canal operativo- deberíamos tener cuidado. Se trata de una anomalía que hace referencia a serios problemas de liquidez y a un potencial escenario de insolvencia de la compañía.
2) La compañía está muy endeudada
Tomar deuda en determinadas circunstancias puede ser una estrategia inteligente. Las empresas apalancadas tienen mayores rendimientos sobre su capital que aquellas que no recurren a la deuda. Sin embargo, el exceso de este comportamiento puede ser peligroso. Esta alarma se enciende cuando se observa una elevada relación de su deuda sobre el patrimonio neto. Por lo general, las empresas con estas características deben pagar intereses elevados en línea con una mayor percepción de riesgo y, en consecuencia, minan su capacidad de generar cash flow y ganancias. Para estos casos, recomendamos mirar con extremo cuidado aquellas compañías que cuentan con un ratio deuda/patrimonio neto mayor a 2 veces.
3) Ratio Precio/Ganancias por acción muy elevado
La relación P/E (por sus siglas en inglés) es una medida de valuación de acciones. Cuanto más alta sea la cotización respecto de las ganancias por acción de los últimos 12 meses, mayores son las probabilidades de que el papel esté sobrevaluado y que, por lo tanto, se avecine una corrección a la baja. ¿Existe un número de P/E que marque el límite? La respuesta es NO, sino que depende del sector que estemos analizando y de la propia historia de la compañía. Por lo tanto, antes de concluir que el P/E es bajo o alto, la comparación debe hacerse contra otras empresas del mismo sector y respecto del propio track récord de la acción.
4) Fuertes caídas del precio de la acción
Los mercados tienen la capacidad de adelantarse a los hechos y descuentan toda la información a través de los precios de los activos. Por ello, como inversores debemos mirar de reojo si ocurrieron bajas repentinas y pronunciadas en la cotización de una acción determinada. Más aún, debemos tomar una decisión si el precio tiene un sostenido descenso y el volumen de operaciones es creciente. Una estrategia clave es respetar a rajatabla el stop loss propuesto. Fijar un stop loss consiste en establecer un porcentaje de caída máxima tolerable en el precio de una acción desde su nivel de compra. Si se alcanza ese precio de stop, entonces, vendemos la posición en la acción.
5) Deterioro global en el precio del bien o commoditie comercializado
Se trata de un aspecto determinante para una infinidad de compañías que van desde las petroleras hasta las exportadoras de alimentos o de metales. Si el commoditie estrella de la empresa tiene una depreciación internacional, el impacto no sólo se verá en las ventas y los resultados de la firma, sino que las réplicas también llegarán a un nivel patrimonial. El ejemplo más cabal es el de la industria del petróleo. Tras el desplome del barril de crudo a fines de 2014, las empresas tuvieron que reconocer enormes pérdidas derivadas de la desvalorización de sus activos. Así, además del derrotero de las actividades del negocio, las petroleras padecieron perjuicios contables adicionales.
6) Desaparición de la ventaja competitiva
No todas las empresas son iguales de productivas en su negocio. La ventaja competitiva es el factor diferencial que hace destacar a una firma por encima de sus competidoras es el núcleo de su rentabilidad. Si la ventaja desaparece, entonces, la empresa pasará a ser una más del montón, con el consecuente hundimiento de su cotización. Este comportamiento es muy habitual en los mercados con fuerte impronta tecnológica, donde el desarrollo e innovación es constante. Podemos citar dos claros ejemplos de compañías que perdieron su posición dominante y fueron arrasadas por la nueva competencia, como Nextel - NII Holdings Inc. (NASDAQ: NIHD) y BlackBerry Limited (NASDAQ: BBRY).
7) Venta de acciones de la compañía por parte de los insiders
En los mercados desarrollados, es obligatorio que las personas vinculadas directamente con las empresas declaren si recompran o venden estas acciones. Estos individuos (directores y ejecutivos de alto rango) tienen información privilegiada o inside information. Por tal motivo, el comportamiento de los insiders es una señal ineludible para el mercado y puede potenciar o bien hundir las cotizaciones. Si estos inversores se desprenden masivamente de sus acciones, esto debe interpretarse como una clara bandera roja para el resto de los accionistas.
8) Cambios y fallas en el management
La gestión es un factor determinante en el desarrollo de toda empresa, que marca la estrategia de largo plazo. Se trata de un aspecto cualitativo, y no por eso es menos decisivo. La sorpresiva salida de ejecutivos o directores puede significar malas noticias porque pueden atentar contra la misión empresarial. Si bien un cambio repentino de liderazgo puede no ser del todo perjudicial, estos “cimbronazos” suelen estar acompañado de mucho ruido y volatilidad en los mercados. Por otra parte, la existencia de indicios de manejos poco transparentes dentro de la cúpula directiva es un hecho de suma importancia que ningún inversor debe dejar de atender. Podemos citar a Petrobras (NYSE: PBR) y Odebretch como los casos de corrupción empresarial más rutilantes de los últimos años.