Arlette
21-07-2017, 11:33 PM
En general existe un amplio consenso sobre la conveniencia de invertir en acciones de compañías subvaluadas. Después de todo, es fácil comprender porqué comprar un activo por menos de lo que vale puede implicar ganancias atractivas de precios a lo largo del tiempo.
Por otro lado, no es fácil definir lo que significa esto en la práctica, y muchos inversionistas suelen cometer costosos errores por tener una mirada demasiado simplista al respecto de esta cuestión clave.
Precio y valor en el mercado
La teoría de las inversiones de valor plantea que el precio de mercado del activo y el valor fundamental del negocio son dos variables diferentes, aunque relacionadas. El valor fundamental del negocio está dado por las ganancias y flujos de caja que la compañía genera a largo plazo, y dicho valor aumenta paulatinamente a medida que el negocio crece en el tiempo.
A largo plazo, el precio de mercado suele estar en concordancia con el valor del negocio. Si bien no puede calcularse el valor de una empresa en forma unívoca y exacta, pueden realizarse estimaciones razonables sobre cuál podría ser el valor aproximado de ese negocio en condiciones normales. El precio entonces tiende a reflejar aproximadamente el valor fundamental de la firma a largo plazo.
Por otro lado, en ocasiones el precio puede caer demasiado ante un exceso de pesimismo por parte de los inversores. En estos casos puede decirse que el precio de mercado subestima el verdadero valor fundamental del negocio, es decir, las acciones se encuentran subvaluadas por el mercado.
El inversionista de valor busca entonces comprar a precios de subvaluación. Generalmente se mantiene la posición en un horizonte de mediano o largo plazo, esperando pacientemente a que el precio vuelva a estar en línea con el valor fundamental del negocio cuando se disipe el pesimismo excesivo de los inversores sobre ese activo en particular o del mercado en general.
Para aplicar la estrategia, muchos inversores suelen centrar su atención en ratios como precio-ganancias, precio-flujo de caja, o precio-ventas. Cuando el precio de mercado es bajo en relación a los indicadores de valor fundamental, esto puede estar indicando un caso de posible subvaluación para tener en cuenta.
La forma correcta de invertir en compañías subvaluadas
Si bien los ratios de valuación pueden ser muy útiles para identificar casos potencialmente atractivos, es fundamental ir más allá de los ratios en sí mismos y profundizar en el análisis de cada caso en particular.
Los precios (y por lo tanto la valuación) muchas veces reflejan las expectativas del mercado. Cuando las acciones cotizan a un ratio precio-ganancias comparativamente bajo, esto puede indicar que el mercado considera que las perspectivas futuras del negocio no son del todo atractivas.
En el fondo, el valor fundamental del negocio depende principalmente de sus ganancias futuras, no tanto de sus ganancias presentes. Por lo tanto, tiene mucho sentido pagar un ratio más elevado por una compañía con buenas perspectivas de crecimiento que por una cuyo potencial es más incierto.
Un error muy común entre los inversores de valor consiste en invertir en lo que en la jerga se conoce como “trampa de valor”. Supongamos el caso de una firma cuyas ventas están retrocediendo, tal vez porque la compañía está perdiendo terreno frente a la competencia o porque la industria está siendo víctima de la obsolescencia tecnológica.
En este tipo de casos es muy habitual que el precio de las acciones resulte tentadoramente bajo en comparación con las ganancias actuales de la compañía. Por otro lado, el mercado está descontando un futuro incierto y preocupante para el negocio en cuestión.
Bien puede suceder que el precio se mantenga bajo en relación a las ganancias, y que además las ganancias se contraigan en el tiempo. Así las cosas, lo más probable es que el inversionista en una trampa de valor obtenga retornos decepcionantes, y es habitual que estas situaciones generen grandes pérdidas de capital.
Excepto que tengamos motivos sólidos para pensar que la performance del negocio va a mejorar sensiblemente en el futuro, no conviene invertir en compañías que se estén deteriorando, más allá de que el precio de entrada pueda parecer extraordinariamente conveniente.
Siempre es bueno analizar qué es lo que los ratios de valuación están indicando al respecto de las expectativas del mercado. ¿Porqué es tan baja la valuación del activo? ¿Qué es lo que el mercado está viendo? ¿En qué se diferencia mi tesis frente a la mirada generalizada del mercado?
Intentar responder este tipo de preguntas puede aportar mucho en términos de comprender mejor la situación de una empresa y los riesgos que estamos asumiendo al invertir en ella.
Invertir en compañías subvaluadas es una de las estrategias más poderosas y efectivas para obtener retornos por encima del promedio de mercado. Sin embargo, para aplicar esta estrategia exitosamente no basta con simplemente tener en cuenta los típicos ratios de valuación.
Siempre es necesario analizar el negocio detrás de los números y tener una mirada holística e integral al respecto. En muchos casos, es una gran alternativa una compañía cotizando a valuaciones moderadamente por encima del promedio pero con niveles de rentabilidad y crecimiento extraordinarios.
En cambio, cuando los fundamentos del negocio se están deteriorando, un precio que a primera vista parece una ganga puede terminar costando demasiado caro.
Por otro lado, no es fácil definir lo que significa esto en la práctica, y muchos inversionistas suelen cometer costosos errores por tener una mirada demasiado simplista al respecto de esta cuestión clave.
Precio y valor en el mercado
La teoría de las inversiones de valor plantea que el precio de mercado del activo y el valor fundamental del negocio son dos variables diferentes, aunque relacionadas. El valor fundamental del negocio está dado por las ganancias y flujos de caja que la compañía genera a largo plazo, y dicho valor aumenta paulatinamente a medida que el negocio crece en el tiempo.
A largo plazo, el precio de mercado suele estar en concordancia con el valor del negocio. Si bien no puede calcularse el valor de una empresa en forma unívoca y exacta, pueden realizarse estimaciones razonables sobre cuál podría ser el valor aproximado de ese negocio en condiciones normales. El precio entonces tiende a reflejar aproximadamente el valor fundamental de la firma a largo plazo.
Por otro lado, en ocasiones el precio puede caer demasiado ante un exceso de pesimismo por parte de los inversores. En estos casos puede decirse que el precio de mercado subestima el verdadero valor fundamental del negocio, es decir, las acciones se encuentran subvaluadas por el mercado.
El inversionista de valor busca entonces comprar a precios de subvaluación. Generalmente se mantiene la posición en un horizonte de mediano o largo plazo, esperando pacientemente a que el precio vuelva a estar en línea con el valor fundamental del negocio cuando se disipe el pesimismo excesivo de los inversores sobre ese activo en particular o del mercado en general.
Para aplicar la estrategia, muchos inversores suelen centrar su atención en ratios como precio-ganancias, precio-flujo de caja, o precio-ventas. Cuando el precio de mercado es bajo en relación a los indicadores de valor fundamental, esto puede estar indicando un caso de posible subvaluación para tener en cuenta.
La forma correcta de invertir en compañías subvaluadas
Si bien los ratios de valuación pueden ser muy útiles para identificar casos potencialmente atractivos, es fundamental ir más allá de los ratios en sí mismos y profundizar en el análisis de cada caso en particular.
Los precios (y por lo tanto la valuación) muchas veces reflejan las expectativas del mercado. Cuando las acciones cotizan a un ratio precio-ganancias comparativamente bajo, esto puede indicar que el mercado considera que las perspectivas futuras del negocio no son del todo atractivas.
En el fondo, el valor fundamental del negocio depende principalmente de sus ganancias futuras, no tanto de sus ganancias presentes. Por lo tanto, tiene mucho sentido pagar un ratio más elevado por una compañía con buenas perspectivas de crecimiento que por una cuyo potencial es más incierto.
Un error muy común entre los inversores de valor consiste en invertir en lo que en la jerga se conoce como “trampa de valor”. Supongamos el caso de una firma cuyas ventas están retrocediendo, tal vez porque la compañía está perdiendo terreno frente a la competencia o porque la industria está siendo víctima de la obsolescencia tecnológica.
En este tipo de casos es muy habitual que el precio de las acciones resulte tentadoramente bajo en comparación con las ganancias actuales de la compañía. Por otro lado, el mercado está descontando un futuro incierto y preocupante para el negocio en cuestión.
Bien puede suceder que el precio se mantenga bajo en relación a las ganancias, y que además las ganancias se contraigan en el tiempo. Así las cosas, lo más probable es que el inversionista en una trampa de valor obtenga retornos decepcionantes, y es habitual que estas situaciones generen grandes pérdidas de capital.
Excepto que tengamos motivos sólidos para pensar que la performance del negocio va a mejorar sensiblemente en el futuro, no conviene invertir en compañías que se estén deteriorando, más allá de que el precio de entrada pueda parecer extraordinariamente conveniente.
Siempre es bueno analizar qué es lo que los ratios de valuación están indicando al respecto de las expectativas del mercado. ¿Porqué es tan baja la valuación del activo? ¿Qué es lo que el mercado está viendo? ¿En qué se diferencia mi tesis frente a la mirada generalizada del mercado?
Intentar responder este tipo de preguntas puede aportar mucho en términos de comprender mejor la situación de una empresa y los riesgos que estamos asumiendo al invertir en ella.
Invertir en compañías subvaluadas es una de las estrategias más poderosas y efectivas para obtener retornos por encima del promedio de mercado. Sin embargo, para aplicar esta estrategia exitosamente no basta con simplemente tener en cuenta los típicos ratios de valuación.
Siempre es necesario analizar el negocio detrás de los números y tener una mirada holística e integral al respecto. En muchos casos, es una gran alternativa una compañía cotizando a valuaciones moderadamente por encima del promedio pero con niveles de rentabilidad y crecimiento extraordinarios.
En cambio, cuando los fundamentos del negocio se están deteriorando, un precio que a primera vista parece una ganga puede terminar costando demasiado caro.