Arlette
21-08-2017, 11:57 PM
En la actualidad para nadie es un secreto el papel que juegan las emociones humanas en la concepción de la salud integral y, desde luego, en nuestra operativa de inversores.
Cuando se invierte se está compitiendo con las mentes más agudas del mundo. El campo en el que compites ha sido preparado para que pierdas. Si dejas que tus emociones interfieran en tu inversión, ya has perdido la batalla.
“Los mercados financieros atraen a gente impulsiva, a jugadores y a aquellos que piensan que el mundo les debe algo”. Los mercados financieros son un juego muy duro. Un inversor que desee tener éxito debe tomarse muy en serio lo que está haciendo. No puede permitirse ser ingenuo.
Si inviertes por la excitación que produce, es muy posible que te lances a operaciones con pocas posibilidades o que aceptes riesgos innecesarios. El mercado no perdona y la inversión emocional siempre conlleva pérdidas.
Si cuando inviertes tus fundamentos son válidos sólo hay dos tipos de operaciones: con las que ganas dinero y con las que consigues información. Aprende a convertir la crisis en oportunidad.
Sentir a diario emociones de alegría, enfado, frustración, ansiedad y esperanza es inherente al mundo del inversor. El camino para convertirse en un inversor profesional implica dominar y comprender todos estos factores psicológicos.
El sistema para invertir que hayamos decidido seguir tiene que adaptarse a nuestras necesidades y deseos: tolerancia al riesgo, creencias acerca de las inversiones y expectativas. Necesitamos estar cómodos con lo que elegimos, ya que la salud de nuestras inversiones depende de las buenas o malas elecciones que hagamos al principio. Todo cuenta, desde el broker que elijamos hasta el tiempo que dediquemos a formarnos, todo se reflejará en nuestras inversiones. Una decisión inteligente es dedicar tiempo a la formación y a adquirir experiencia antes de operar con una cuenta con dinero real. Existen muchas plataformas de inversión simulada que nos permitirán experimentar lo que sentiremos cuando operemos de verdad. Sin embargo, da igual el tiempo que operemos sobre el papel o lo bien que lo hagamos con una demo: nunca será lo mismo que operar con nuestro dinero. Cuando operamos con nuestro dinero sabemos que podemos perder, por lo que entran en juego las emociones humanas.
¿Y en qué consiste el problema de las emociones humanas?
¿Podemos solucionarlo? Para poder empezar a arreglar algo primero debemos entender por completo cómo funciona.
Observa las emociones que sientes cuando operas. Los estados aflictivos como la rabia, la hostilidad, la tristeza, la depresión, la culpa y el resentimiento ejercen impacto negativo tanto sobre tu salud como sobre tu cartera bursátil. Si ante la existencia de cualquier problema emocional, como ansiedad, pérdida económica, problemas de pareja, etc., analizamos lo que pasa por nuestra mente en cada momento, veremos cómo lo que nos decimos a nosotros mismos está provocando que nos sintamos de un modo u otro (mejor o peor).
En el funcionamiento humano existen tres aspectos psicológicos principales: pensamientos, sentimientos y conductas. Estos tres aspectos están interrelacionados, de modo que los cambios en uno producen cambios en otro. El pensamiento es el principal determinante de las emociones humanas.
¡Debemos de aprender a controlar nuestras emociones iniciales de miedo y avaricia antes de operar o de hacer nada! Una vez que abrimos una posición, tenemos que vigilar éstos y otros sentimientos, incluyendo la ira (stress).
Se nos debe quedar grabado a fuego que, la mayor parte del tiempo, el mercado nos quitará dinero antes de que la operación vaya a nuestro favor y tengamos beneficios (es un drawdown temporal). Incluso aunque tengamos pérdidas durante un corto periodo de tiempo, sentiremos un ligero (o no tan ligero) “enfado” por pequeñas que sean. Entonces nuestro cuerpo reacciona de forma natural a una situación de peligro y se prepara para “luchar o huir”. Estamos perdiendo dinero, así que nuestro cerebro nos alerta de un peligro (se recuerdan pérdidas pasadas y tememos tener más; asimismo queremos cerrar la posición porque no queremos perder todo nuestro dinero) y empezamos a producir en nuestras glándulas suprarrenales adrenalina y noradrenalina.
¡Naturalmente que no tenemos una mente clara y objetiva cuando estamos pasando por una situación así! De hecho, nuestros sentidos estarán en modo de “vigilancia para sobrevivir”. Seremos más sensibles al ruido (teléfono, timbre, TV, etc.), luces, olores o incluso al tacto. Es decir, no seremos capaces de seguir nuestras reglas del inversor porque no seremos capaces de soportar la presión.
Mientras que el dolor y el miedo son sentimientos o sensaciones, la ira es una respuesta activa.
Si somos ‘emocionalmente inteligentes’, tenderemos a realizar elecciones conscientes y racionales frente a estas respuestas emocionales. “Una persona inteligente emocionalmente es consciente de los hechos externos y de sus emociones internas”
Debemos mantener nuestro aplomo y paz interior y no mostrar reacción emocional alguna frente a los acontecimientos que se producen en el mercado (ya sean buenos o malos). Debemos mantenernos calmados y actuar de forma profesional todo el tiempo. Debemos controlar las emociones antes de que ellas nos controlen a nosotros. ¡Tampoco no
Cuando se invierte se está compitiendo con las mentes más agudas del mundo. El campo en el que compites ha sido preparado para que pierdas. Si dejas que tus emociones interfieran en tu inversión, ya has perdido la batalla.
“Los mercados financieros atraen a gente impulsiva, a jugadores y a aquellos que piensan que el mundo les debe algo”. Los mercados financieros son un juego muy duro. Un inversor que desee tener éxito debe tomarse muy en serio lo que está haciendo. No puede permitirse ser ingenuo.
Si inviertes por la excitación que produce, es muy posible que te lances a operaciones con pocas posibilidades o que aceptes riesgos innecesarios. El mercado no perdona y la inversión emocional siempre conlleva pérdidas.
Si cuando inviertes tus fundamentos son válidos sólo hay dos tipos de operaciones: con las que ganas dinero y con las que consigues información. Aprende a convertir la crisis en oportunidad.
Sentir a diario emociones de alegría, enfado, frustración, ansiedad y esperanza es inherente al mundo del inversor. El camino para convertirse en un inversor profesional implica dominar y comprender todos estos factores psicológicos.
El sistema para invertir que hayamos decidido seguir tiene que adaptarse a nuestras necesidades y deseos: tolerancia al riesgo, creencias acerca de las inversiones y expectativas. Necesitamos estar cómodos con lo que elegimos, ya que la salud de nuestras inversiones depende de las buenas o malas elecciones que hagamos al principio. Todo cuenta, desde el broker que elijamos hasta el tiempo que dediquemos a formarnos, todo se reflejará en nuestras inversiones. Una decisión inteligente es dedicar tiempo a la formación y a adquirir experiencia antes de operar con una cuenta con dinero real. Existen muchas plataformas de inversión simulada que nos permitirán experimentar lo que sentiremos cuando operemos de verdad. Sin embargo, da igual el tiempo que operemos sobre el papel o lo bien que lo hagamos con una demo: nunca será lo mismo que operar con nuestro dinero. Cuando operamos con nuestro dinero sabemos que podemos perder, por lo que entran en juego las emociones humanas.
¿Y en qué consiste el problema de las emociones humanas?
¿Podemos solucionarlo? Para poder empezar a arreglar algo primero debemos entender por completo cómo funciona.
Observa las emociones que sientes cuando operas. Los estados aflictivos como la rabia, la hostilidad, la tristeza, la depresión, la culpa y el resentimiento ejercen impacto negativo tanto sobre tu salud como sobre tu cartera bursátil. Si ante la existencia de cualquier problema emocional, como ansiedad, pérdida económica, problemas de pareja, etc., analizamos lo que pasa por nuestra mente en cada momento, veremos cómo lo que nos decimos a nosotros mismos está provocando que nos sintamos de un modo u otro (mejor o peor).
En el funcionamiento humano existen tres aspectos psicológicos principales: pensamientos, sentimientos y conductas. Estos tres aspectos están interrelacionados, de modo que los cambios en uno producen cambios en otro. El pensamiento es el principal determinante de las emociones humanas.
¡Debemos de aprender a controlar nuestras emociones iniciales de miedo y avaricia antes de operar o de hacer nada! Una vez que abrimos una posición, tenemos que vigilar éstos y otros sentimientos, incluyendo la ira (stress).
Se nos debe quedar grabado a fuego que, la mayor parte del tiempo, el mercado nos quitará dinero antes de que la operación vaya a nuestro favor y tengamos beneficios (es un drawdown temporal). Incluso aunque tengamos pérdidas durante un corto periodo de tiempo, sentiremos un ligero (o no tan ligero) “enfado” por pequeñas que sean. Entonces nuestro cuerpo reacciona de forma natural a una situación de peligro y se prepara para “luchar o huir”. Estamos perdiendo dinero, así que nuestro cerebro nos alerta de un peligro (se recuerdan pérdidas pasadas y tememos tener más; asimismo queremos cerrar la posición porque no queremos perder todo nuestro dinero) y empezamos a producir en nuestras glándulas suprarrenales adrenalina y noradrenalina.
¡Naturalmente que no tenemos una mente clara y objetiva cuando estamos pasando por una situación así! De hecho, nuestros sentidos estarán en modo de “vigilancia para sobrevivir”. Seremos más sensibles al ruido (teléfono, timbre, TV, etc.), luces, olores o incluso al tacto. Es decir, no seremos capaces de seguir nuestras reglas del inversor porque no seremos capaces de soportar la presión.
Mientras que el dolor y el miedo son sentimientos o sensaciones, la ira es una respuesta activa.
Si somos ‘emocionalmente inteligentes’, tenderemos a realizar elecciones conscientes y racionales frente a estas respuestas emocionales. “Una persona inteligente emocionalmente es consciente de los hechos externos y de sus emociones internas”
Debemos mantener nuestro aplomo y paz interior y no mostrar reacción emocional alguna frente a los acontecimientos que se producen en el mercado (ya sean buenos o malos). Debemos mantenernos calmados y actuar de forma profesional todo el tiempo. Debemos controlar las emociones antes de que ellas nos controlen a nosotros. ¡Tampoco no